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Katharina Kaminski: “Con el arte, me permití ser desde otro lugar”

Tras una carrera internacional como modelo, la escultora uruguaya radicada en París presentó su primera exhibición en una galería parisina, en la que explora el cuerpo y la identidad

Se escucha música suave, que parece venir de la cocina. El espacio tiene aroma a palo santo. Está bañado en luz natural y una de las paredes está decorada con fotografías y dibujos de esculturas. En una de ellas se ve retratado a un conjunto de 10 esculturas, todas apoyadas en pedestales y banquitos de diferentes alturas. La luz del momento es baja y se ven velas encendidas en el interior de varias de las esculturas. La escena transmite calma, es acogedora. Se trata de la instalación, llamada Womb (útero), que la artista uruguaya exhibió a fines del año pasado en la galería Sainte Anne Gallery de París y que coronó su debut oficial en la escena creativa emergente parisina.

Katharina Kaminski apoya una tetera y dos tazas pequeñas sobre la mesa ratona de su casa-atelier. En la sala principal conviven el living y su taller, que montó cuando se instaló allí hace dos años. “Antes de exhibir las obras hice un trabajo interior para conectarme con el útero que no tengo”, dice al conversar sobre su primera exposición. Cuenta que nació sin útero y sin ovarios, una condición genética que los médicos llaman síndrome de insensibilidad de los andrógenos, y que la comunidad intersexual (formada por aquellas personas que nacieron con alguna variación sexual, cromosómica, gonadal o genital, y que, por eso, no se ajustan a las nociones binarias típicas de cuerpos masculinos o femeninos) prefiere no llamar síndrome, por su posible connotación negativa. “Me pregunté cómo se sentiría tener útero, me permití hacerlo. Entendí que había negado mi poder fértil por la idea de no tener un útero físico. Me permití ser fértil a mi manera. Womb materializa esta sensación de fertilidad que yo procuro incorporar a mi ser y a mi vida”, comparte desde el sillón de su casa.

En el espacio hay unas 10 esculturas, algunas blancas, otras negras y una bordeaux, que parecen participar de la reunión. Tienen cierta presencia, parece que abren la boca o que tienen ojos enormes. “Una de mis mejores amigas dice que es mi autorretrato”, comenta entre risas al señalar una de ellas que se encuentra sobre un pedestal. La bautizó como Telescopio invertido, y es la primera de una serie de telescopios que realizó. En la mesa de trabajo, que es de madera y la sostienen varios caballetes, hay una escultura de cerámica envuelta en un material transparente. Ella explica que se encuentra en pleno proceso de creación. La envoltura ayuda a que la cerámica no se seque del todo y la artista pueda seguir trabajando sobre ella.

Dedicada a la creación artística y fascinada por lo que puede lograr con la cerámica, el bronce y el mármol, Katharina se encuentra hoy instalada en París, y es destacada por medios internacionales, como Vogue Francia o Financial Times, como un nuevo talento de la escena artística emergente de la capital francesa. Fue entre 2019 y 2020 que la uruguaya conectó con su espíritu creador, aunque siempre le atrajo lo artístico y visual, y con sus ganas de echar raíces luego de años sumergida en la moda y en un estilo de vida dictado por viajes alrededor del mundo.

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Fue modelo desde su adolescencia y hace casi cinco años que se dedica al arte. ¿Cómo fue ese cambio? ¿Ambos trabajos y estilos de vida se conectan en algún punto?

Durante muchos anos, mi carrera de modelo me requirio moverme constantemente. Si bien sigo viajando bastante, hoy paso mucho más tiempo en París. Hace unos años empecé a necesitar un poco de grounding, de enraizar entre tanta mudanza y viaje. Siempre tuve esa visión de que en algún momento iba a usar mi creatividad para algo más. Lo que más me motivaba, además de viajar, durante esos años como modelo, era trabajar con otros creativos. Es muy inspirador. El trabajo de modelo tiene su lado creativo, ya que se tiene que jugar, encarnar un personaje y conectar con un alter ego. Le cedes la dirección a otro. Hay que seguir las indicaciones del fotógrafo, del estilista y demás personas. Me encanta y sin duda puede ser gratificante. Pero puede ser un poco frustrante si uno quiere expresar su propia voz y no lo está haciendo. En cierto momento me hizo falta ser yo la que tomara las riendas creativas, y encontrar el canal para hacerlo fue muy fuerte. Con el arte, sentí que me permití ser desde otro lugar. Abracé partes de mí que no estaba desarrollando a su máximo potencial. Son dos facetas de mí que me gustan y me llenan desde diferentes lugares.

¿Cuándo incursionó en la cerámica?

Fue durante la pandemia, que me agarró en París. Al principio, cada día hacía algo distinto. Me pasaba el día entero sacando fotos, cocinando, escribiendo. Una persona muy cercana me dio un consejo que me llegó. Me dijo que era muy talentosa en todo lo que hacía, pero que si no elegía algo y me comprometía, nunca iba a poder desarrollarme del todo en algo. Incursioné en la cerámica de a poco y decidí que me iba a embarcar en ese camino. Estudié un poco con la informacion que encontré y, al principio, era un desastre (ríe). Se me desarmaba todo. No es fácil que salga bien de una. Hay que entender los tiempos de la cerámica, ser muy paciente. Hay que esperar a que se seque, pero saber que no debe estar demasiado seco, solo lo suficiente, como para poder construir algo. Durante la pandemia, pasé días enteros canalizando así mis frustraciones de ese momento de tanta incertidumbre. Creo que de alguna manera me estaba creando a mí misma. Mi intención al principio era hacer algo bello, estético, lindo­. No estaba buscando más que eso. No hacía dibujos de lo que iba a hacer, sino que era una meditación donde ponía música y fluía. Hoy en día hago algún sketch, aunque no siempre, para saber hacia dónde quiero ir, especialmente cuando realizo pedidos especiales, comisiones. Pero en general intento abrirme a ver en qué se quiere convertir la obra y, en cierto momento, empecé a sentir que canalizaba presencias mediante la cerámica.

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Las esculturas parecen seres, con bocas y ojos. Tienen su propia presencia. ¿Les pone nombre? ¿Cómo describiría ese proceso de canalización?

Mi modus operandi es muy intuitivo. Nace de mi sentir. Empecé a darme cuenta de que las esculturas tenían cierta presencia y expresividad. Son, en cierta manera, extraterrestres. Me di cuenta de que estaba creando seres, presencias que no son seres humanos ni animales. Cuando comence a percibir la intensidad de sus existencias, me impresionó. En algunas, por ejemplo, no se entiende si el hueco que tienen es una boca o un ojo, pero sin duda da una sensación de expresión. Algunas tienen expresiones fuertes, otras cómicas, y no es algo que haya pensado en hacer. No eran lo que quería crear en un principio, pero es lo que me salió y lo que me sale hoy. Sentí que lo que estaba creando era algo poderoso. Es muy vulnerable compartir con los demás lo que uno crea, pero al mismo tiempo esa misma sensacion me hizo sentir que tenía que seguir por ese camino. Me gusta observar mis obras poscreacion. Tratar de descifrar sus enigmas. Me gusta que el telescopio mira hacia arriba pero también hacia adentro. Me gusta recordar la conexión entre el cosmos y el individuo, entre nuestro mundo interior y el mundo externo, material. Mis telescopios miran hacia arriba, pero dan la sensación de que se llevan algo para adentro, como que entra la información que perciben. De hecho, en la cerámica es necesario tener agujeros para que la pieza respire, si no, explota cuando está en el horno. Y creo que a partir de esa limitación nace este lenguaje del telescopio y veo esa conexión de la necesidad que tenemos los humanos de respirar, de recibir y procesar lo que nos rodea, como parte de nuestra experiencia aquí en la tierra.

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Habla de belleza y creación. ¿Cree que el arte debe ser bello?

No, para mí, el arte puede ser bello pero no debe serlo. Para mí, el arte debe hacernos sentir y eso se puede ver de infinitas formas. Una melodia de Beethoven nos puede hacer sentir tristeza, una obra plastica de Anish Kapoor puede representar al cuerpo humano de una manera que genera asco o una pintura surrealista de Frida Kahlo nos puede hacer sentir algo que no sabemos ni cómo describir. Y para eso es que para mí existe el arte, para expresar lo que es muy dificil poner en palabras. La belleza, por otro lado, es muy subjetiva. Lo que para mí es bello para otro quizás no. A mi manera, siento que procuro siempre conectar con la belleza porque es lo que me hace sonar, pero si mi obra solo inspirase belleza no me sentiria conforme con mi trabajo. Me interesa mucho más lo que le pueda hacer sentir o pensar al otro.

¿Se podría decir que crea para compartir y beneficiar?

No es una decisión tan consciente, pero cuando voy a compartir algo me gusta que sea algo que beneficie, que ayude a expandirnos. Por ejemplo, la instalación que hice en Sainte Anne Gallery, de esculturas con fuego adentro y en la oscuridad, era para crear un momento de contemplación. No quería que la gente venga a la galería a hablar de lo que van a hacer el fin de semana. Quería invitar a estar presente. Quería hacer sentir y, a veces, para sentir tenemos que frenar. Puedo decir que lo logré. Había gente que se quedaba ahí media hora, observando. Me gusta cuando se callan los pensamientos que se tienen que callar, así es cuando podemos conectar con otra realidad. Ese es el tipo de energía que me gusta cultivar en el mundo. Creo que donde ponemos atención o energía es a donde estas van. Lo que me encanta del arte es poder descubrirnos a través de nuestras creaciones, cuando están creadas desde ese lugar en el que no hay ego, sino que es un estado puro de creación. Hay varios libros y artistas que hablan de esto, de canalizar algo que va más allá de uno. Eso me hace viajar, me conecta con el sentido de ser creador. Los seres humanos somos creación de la naturaleza, y a su vez tenemos el poder de la creación.

¿Siempre disfrutó de crear con las manos o es algo que descubrió de grande?

Es interesante verlo desde ese lado porque cuando era chica me costaba un poco lo motriz. Me acuerdo de que mis padres me ayudaban a usar la tijera, por ejemplo. Nunca fui talentosa con las manos. De hecho, si tengo que dibujar algo exacto como es, no me sale. Pero sí tengo ganas de expresarme de una manera muy abstracta, que creo que es un poco como soy. Desde chica que lo hago. Siempre sentí la necesidad de crear. O pintaba, o dibujaba, o sacaba fotos. Me acuerdo de hacer collages. Siempre me gustó todo lo visual y en un momento me inscribí para estudiar Diseño Gráfico en Montevideo. Pero no comencé la carrera porque fue justo el momento en que empecé a modelar y me surgió la oportunidad de viajar. Quise seguir viajando y trabajando al mismo tiempo. El modelaje hizo que trabajara con gente adulta desde temprana edad y me insertó en mundos muy creativos.

París abunda de galerías de arte y otros espacios de exposición artística. ¿Cómo conoció a Sainte Anne Gallery y qué es lo que la hizo conectar con el lugar? La exhibición que realizó allí ¿fue pensada en conjunto con la galería o ya sabía qué y cómo quería exponer?

Sainte Anne Gallery es nueva, pequeña y se está haciendo conocer por mostrar artistas emergentes. Es un lugar en donde lo conceptual se lleva hasta sus infinitas posibilidades. En París, si bien ahora se siente que hay una gran apertura artística, sigue quizás siendo bastante tradicional. En una exhibición que fui en esa galeríahabía pájaros volando adentro, y cuando exhibieron el trabajo de la fotógrafa Carlota Guerrero pusieron clavos en el piso. Para atravesar la galería tenías que descalzarte y pisarlos, eran tantos que lograban sostener el cuerpo. No dolian tanto pero generaban una cierta incomodidad, que la artista quiso imponer a los visitantes mientras percibian ciertas imagenes de cuerpos de mujeres, como parte de un mensaje feminista. A mí me dejaron hacer la instalación con fuego, que no es muy normal en una galería de arte. Hace unos años estaba queriendo hacer mi primera exhibición y dos amigas me hablaban todo el tiempo de las fundadoras de la galería, Bianca Lee Vasquez y Masha Novoselova. Me decían que las tenía que conocer. En cierto momento se dio, nos conocimos, nos reunimos y me dijeron que les encantaba mi trabajo. En ese momento yo estaba creando una pieza en bronce, que era un gran paso para mí, por el material y el tamaño. Ya sabía que quería exhibir esa pieza y venía trabajando hace un tiempo con la luz del fuego dentro de las esculturas. Tenía esta visión de crear una instalación en la oscuridad. Así que ya lo tenía bastante pensado. Les hice una propuesta, les encantó y Womb nacio.

Yendo para su faceta de modelo, desfiló para Vivienne Westwood en la Semana de la Moda de París del pasado setiembre. ¿Qué sintió al hacerlo?

Si bien estuve priorizando mi camino como artista durante los ultimos tiempos, ahora me están llamando para trabajar no como modelo, sino como artista en la moda. Sigo conectada a ese mundo. Cuando llegué a la prueba de vestuario de Vivienne Westwood vi el board, en donde siempre se ponen todas las caras de las chicas, y me emocionó mucho porque mi foto era una con mis esculturas. Me pareció muy loco porque yo en un momento me peleé con esa parte de mí, donde sentía que no se me veía por todo lo que era, sino por algo superficial. Al ver esa foto ahí dije: “Wow, me están viendo desde otro lugar”. Me permitió presentarme en ese mundo con otra energía, porque senti que era yo en mi totalidad, más alla de solo mi apariencia, ya que me habian elegido tambien por mi arte y mi mensaje. Sin duda, mi arte, mis esculturas, que se presentan como corporalidades alternativas, y el lenguaje corporal surrealista que creo mediante ellas es en cierta forma una reinterpretación de mi propia relacion con mi cuerpo. Naci sin útero y sin ovarios. Médicamente se le llama sindrome de insensibilidad a los androgenos. No me gusta llamarlo sindrome porque me parece que tiene una connotacion negativa. Durante la mayor parte de mi vida senti que estaba limitada al gran estigma social que existe ante las variaciones en cuerpos que clasifican por fuera del estricto femenino/masculino binario. Y hoy me animo a desafiar el tabú que se impone y proponer una nueva perspectiva más amorosa, donde la naturaleza y sus infinitas formas de expresion son celebradas.

¿Cómo lo llama usted?

Va evolucionando. Para mí, yo soy yo. Si hay que llamarlo condición para que se entienda, porque lamentablemente hay muy poca información al respecto, y si me nace compartirlo, está bien. Quizá en el futuro se hable del tema de una manera totalmente distinta. Nací con los genes XY, como la mayoría de los hombres. Debido a una insensibilidad a los andrógenos me desarrollé externamente como una mujer, pero internamente no nací con útero ni ovarios. Uso bastante el término intersex, que abarca varios tipos de variaciones de sexo y que difieren de lo que normalmente nos enseñaron: todos los cuerpos se deben ajustar a lo que tradicionalmente se considera masculino o femenino. Hay muchos tipos de variaciones sexuales. Se estima que casi 2% de la población nace con diferencias de sexo, el mismo porcentaje de pelirrojos que hay en el mundo. Es un montón. Pero al pelirrojo lo ves en la calle y las variaciones sexuales no siempre son visibles, lo cual no considero necesario, pero lamentablemente refuerza el tabú enorme que existe y eso puede ser muy doloroso, especialmente cuando hablamos de ninos y adolescentes.

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¿Cómo vivió eso de chica?

De chica no tenía informacion al respecto. No sabía que existía el término intersex. Pensaba que era la única “distinta” y la sensacion de tabú y segregación eran demasiado fuertes. Ningun ser humano deberia pasar por intervenciones médicas y quirurgicas sin un consenso informado. Sin embargo, estas intervenciones continúan ocurriendo en ninos en todo el mundo. Es un problema que va más alla de lo médico y pasamos a hablar de un tema de derechos humanos. Todo ser humano deberia tener el derecho a elegir vivir comodamente en el cuerpo que la naturaleza le dio si asi lo quiere. La comunidad intersex esta pidiendo a los hospitales que nadie deberia pasar por cirugias innecesarias e irreversibles sin un consenso informado. Comparado con el movimiento gay o transexual, lo intersex está en pañales. Es muy delicado el cómo legislar estas operaciones, teniendo en cuenta el desafio que es tener en cuenta casos unicos y distintos tanto en jovenes transgénero y jovenes intersex bajo una misma legislacion.

¿Cómo conoció el término y la comunidad intersex?

Viví muchos años sin saber nada, confundida. Pensaba que había algo malo en mí, no sabía ni entendía por qué, nadie me explicaba, pensaba que era la única. A mis 25 o 26 empecé a seguir a Hanna Gaby en Instagram, una modelo belga. Fue la primera top model, en pleno clímax de su carrera, en compartirle al mundo que ella había nacido intersex. Empezó a hacer un montón de activismo. Yo leía lo que ella contaba y me daba cuenta de que todo era muy similar a mi situación. La veía muy cool y orgullosa, pero yo sentía que lo mío no encajaba con esa actitud­. Un día un amigo me invitó a una fiesta y la vi. Le hablé, me presenté y quedamos en contacto. Hoy es mi amiga. De a poco empecé a conectar con personas que estaban pasando por lo mismo, participé de grupos por Zoom en los que cada uno contaba su experiencia. Se abrió una puerta. Encontré un montón de gente que se siente empoderada y que comparte su historia. Me inspiró mucho y me motivó a compartir la mía. Lo empecé a hacer por mí misma, para sanar muchos anos de sentir que la verdad de mi cuerpo era algo que debia esconder. No me hacía bien vivir así, lo quise cambiar y lo continúo compartiendo. Así como Hanna, al contar su historia, ayudó a la mía y a muchas otras, a lo mejor compartir mi experiencia y perspectiva puede ayudar a cambiar el sistema y a otras personas que pueden estar pasando por algo similar. Poder compartirlo hoy es muy sanador. No quiero decir que todo el mundo tiene que compartirlo. Respeto y comprendo que otras personas lo vivan de otra manera. Cada uno lo vive, como todo, a su manera. En lo personal fue sanador y me inspira el poder romper con el estigma. La naturaleza es infinita, tiene muchas maneras de expresarse y quizás deberíamos abrir un poco la cabeza para aceptar y celebrar eso.

Conocer lo que me pasaba me ayudó a percibir la vida desde otro lugar. Cuando salimos un poco de la cajita, del cuadrado que nos impusieron, podemos percibir todo desde otro lugar y entender que hay infinitas maneras de ser, carnal y espiritualmente, e infinitas maneras de crear nuestra vida. Nosotros somos creación y somos creadores. Quizás esta cajita, este cuadrado que nos impusieron de cómo hay que vivir la vida también merece ser cuestionado. Como creadores podemos crear nuestra vida de infinitas maneras. Uno puede crear relaciones, amistades, un hogar, una canción, un mundo interior, etcétera. Aprendí que las sombras, lo que no queremos ver, o lo que al principio juzgamos como malo, puede derivar en algo positivo, en algo de mucha luz. Y que tenemos la libertad de elegir en dónde verter esa sagrada luz.

¿Su obra artística es parte de esa búsqueda y descubrimientos?

Mi obra me habla sobre mí, más de lo que yo le hablo a ella. El título de la instalación exhibida en Sainte Anne Gallery fue Womb (útero). El útero tomó así un significado metafórico, energético. Antes de exhibir estas obras hice un trabajo interior para conectarme con el útero que no tengo. Me pregunté cómo se sentiría tenerlo, me permití hacerlo. Entendi que me habia negado a mí misma mi poder fertil, por la idea de no tener un útero fisico. Me permití ser fértil a mi manera. Womb materializa esta sensación de fertilidad que yo procuro incorporar a mi ser y a mi vida. Creé un cuarto oscuro, inspirado en una sensación de estar dentro de un útero, un lugar del que todos venimos. El útero es como un portal, un canal hacia el mundo carnal. Nadie puede negar que somos más que un cuerpo, más que algo físico. La instalación nació de todas estas sensaciones. Fue muy visceral.

¿De qué manera cree que instalarse en París­ impactó en su vida?

Sin duda es más fácil para mí animarme a romper paradigmas estando fuera de Uruguay. Si bien hay un montón de Uruguay en mí, también en mi obra, y pienso en mi país todos los días, es distinto estar fuera. Cuando estás rodeada de personas que rompen con el statu quo, es mucho más fácil animarse a decir lo que uno cree u opina. Pero en este momento estoy necesitando también reconectar más con mis raíces, con mi país. Me encantaría pasar más tiempo en Uruguay y representarlo, algún día, en una bienal. Creo que ahora ya no me preocupa tanto el qué dirán, sé quién soy.