Criada entre República Dominicana y Nueva York, pasó de la exclusión al estrellato y protagoniza Avatar, la saga de James Cameron que estrena su tercera entrega el 18 de diciembre
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSus videos que la muestran bailando salsa y tomando mate tuvieron tanto éxito en redes sociales como sus películas en taquilla. La actriz Zoe Saldaña es resultado de la mezcla perfecta entre unas raíces latinas (puertorriqueñas y dominicanas) todavía muy arraigadas y el glamour de un Hollywood que respalda su auge profesional.

Se crió entre Queens (Nueva York) y República Dominicana, y a muy temprana edad sufrió una tragedia familiar. Su padre murió en un accidente de tránsito y su madre cayó en una depresión profunda. “Entramos en modo supervivencia”, recordó Saldaña. Fue entonces cuando su madre envió a Zoe y sus dos hermanas a vivir con familiares en Santo Domingo.
La adaptación no les resultó fácil. En la escuela privada —financiada con los ahorros que su padre les dejó— la trataban como extranjera, como distinta. La castigaban por hablar inglés y la aislaban por no encajar. A eso se sumaron luego su diagnóstico de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y la dislexia, que explicaban algunas de sus dificultades.
Una de las terapias más efectivas para ella en ese momento fue la danza. En las prácticas de ballet encontró un primer refugio y descubrió que su cuerpo podía contar historias, mientras su voz se quebraba al hacerlo. Más tarde, ya de regreso en Nueva York, decidió cambiar la danza por el teatro juvenil, y allí comenzó su camino como actriz.
Su primera aparición frente a cámara fue en la pantalla chica, con un papel muy pequeño en la serie Law & Order en 1999. En 2006 actuó de nuevo en un rol secundario en la serie Seis grados y, varios años después, apareció en Comedy Bang! Bang! y en la película Rosemary’s Baby.
De ser la distinta y la aislada, Saldaña pasó a ser protagonista de grandes universos creados por franquicias globales y de películas de gran éxito en taquilla. Actuó en Piratas del Caribe: la maldición del Perla Negra, en La terminal, Constellation y Guess Who. Encarnó a Gamora en el Universo Marvel, a Nyota Uhura en Star Trek y a Neytiri en Avatar, cuya tercera entrega se estrenará en cines uruguayos el próximo jueves 18 de diciembre.
Sin embargo, su camino a la fama no fue lineal. Supo ser también blanco de controversias en Hollywood al haber aceptado interpretar a Nina Simone en el musical dramático Nina (Cynthia Mort, 2016), un papel para el que se le exigió oscurecerse la piel con maquillaje. Con el tiempo, la misma Saldaña reconoció que no debió haber aceptado ese trabajo, y los fanáticos valoraron su autocrítica.
Este año, su interpretación de la abogada Rita Mora Castro en la película Emilia Pérez (dirigida por el francés Jacques Audiard) la llevó a ganar su primer premio Oscar, a los 47 años, como mejor actriz de reparto. Saldaña rompió en llanto apenas pisó el escenario en el que recibiría el galardón. “Mi abuela llegó a este país en 1961. ¡Soy una orgullosa hija de inmigrantes! Con sueños, dignidad y manos trabajadoras”, dijo en su discurso de agradecimiento. Y añadió: “Soy la primera estadounidense de origen dominicano que acepta un Oscar. Y sé que no seré la última”.
Desde 2013, Zoe Saldaña está casada con el artista italiano Marco Perego, con quien tuvo tres hijos: los gemelos Cy y Bowie, nacidos en 2014, y Zen, nacido en 2016. Se la ha visto con toda su familia en varias alfombras rojas y también comparte algo de su vida privada en las redes sociales. Respecto a su marido, contó más de una vez que se reparten las tareas domésticas y de crianza en partes iguales. En alguna entrevista, la actriz dijo que lo que más valora de su matrimonio es la sensación de “sociedad total”: ambos hacen, ambos se sostienen y crían juntos. Perego adoptó el apellido Saldaña como parte del suyo, algo poco usual entre los hombres.
La actriz siempre se mostró transparente sobre su estado físico y emocional. Además de haber hablado públicamente sobre su TDAH y su dislexia, contó que sufre una enfermedad autoinmune llamada tiroiditis de Hashimoto, que la obliga a llevar una dieta estricta libre de gluten y lactosa. Sin embargo, ninguna de estas condiciones fue obstáculo suficiente para evitar su triunfo en Hollywood.
Sus fanáticos la perciben y destacan como una persona terrenal y cercana, más que una de esas diosas inalcanzables. Más aún para los del hemisferio sur, que valoran verla hablar en español perfecto, cebarse un mate —una costumbre que adoptó de amigos argentinos y chilenos— o bailar ritmos tropicales.