Topolansky, que viaja tras el ataúd en un Chevrolet gris, junto a una de las personas de más confianza del matrimonio, Javier Turco Hernández, que conduce el vehículo, recibe gritos de aliento y apoyo desde el inicio hasta el final del trayecto.
Cortejo Mujica 18 de Julio
Una joven llora ante el paso del cortejo fúnebre de José Mujica, 14 de mayo de 2025
Mauricio Rodríguez
Si bien el 1° de marzo hubo frenteamplistas emocionados, esta vez las lágrimas serán muchas más. Al expresidente lo van a llorar no solo sus más allegados, sino jóvenes y viejos, hombres y mujeres, estudiantes y trabajadores de todo tipo, desde deliveries hasta empleados de las tiendas por donde pasa el cortejo. Incluso algunos de quienes integran el personal de seguridad durante la procesión hacen su tarea llorando, sin poder limpiarse la cara porque tienen sus manos ocupadas, apretadas a la de otro militante, eslabones de una cadena humana que rodea a los caballos, el carruaje, los autos de la comitiva y un cada vez menos selecto grupo de dirigentes, desde Orsi hasta Gustavo Torena, el Pato Celeste. La barra que custodia el cortejo viste remeras de negro con la frase de Mujica: “No me voy, estoy llegando”.
Otros tantos aplauden desde balcones, centros educativos o donde sea. Las trabajadoras de un sex shop ubicado en la calle Uruguay también salieron a la calle para aplaudir.
Salvo una clase de bartenders cerca de la avenida Rondeau, prácticamente no hay humano que no detenga sus actividades para contemplar la caravana. Un conjunto de obreros que trabajaba en el techo de la sucursal del Banco República frente a la plaza de los Bomberos se detiene a observar el cortejo desde lejos. El homenaje a Mujica, sin embargo, no está desprovisto de detractores. A los pocos minutos de comenzar el recorrido, un señor grita “¡tupamaro asesino!” desde uno de los edificios de 18 de Julio. Tras algunos insultos de reflejo, la respuesta termina siendo masiva, coral y casi automática: “Mujica, amigo, el pueblo está contigo”. Es el primero de los tantos cantos que la multitud ensayará en la mañana.
Cortejo Mujica Sede MLN
Llegada del cortejo fúnebre de José Mujica a la sede del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, 14 de mayo de 2025
Mauricio Rodríguez
Durante el trayecto fúnebre hay tres paradas: en la sede del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros; en la Huella de Seregni, la casa del Frente Amplio; y la última, la más larga de todas, en la sede del Movimiento de Participación Popular (MPP). Allí Sánchez arengará a los presentes con pocas palabras en homenaje a su líder político, pero apenas antes se escucha un grito: el exministro de Ganadería Ernesto Agazzi pide “un aplauso para Lucía” y consigue una ovación.
Topolansky recibirá todo tipo de regalos en las tres horas por las que se extiende el cortejo: dibujos, flores, plantas y hasta una camiseta de Danubio de un verborrágico hincha que le pide insistentemente que la guarde: “Me la firmó el Pepe, llevala a la chacra”.
Lucia Cortejo Mujica
Lucía Topolansky lee un dibujo que le entregaron durante el trayecto del cortejo fúnebre de José Mujica
Búsqueda
Fila, llantos y una ausencia
Miles de personas lloraron a Mujica en su velatorio, muchas se persignaron y otras tantas lo reverenciaron. Niños, jóvenes, adultos y ancianos desfilaron desde la hora 14 y hasta la medianoche frente a su féretro. En fila y en silencio, lo despidieron desde artistas a exjerarcas y trabajadores de todos los ámbitos, entre abrazos, rosas y fotos.
Cargó el ataúd escaleras arriba del Palacio Legislativo hasta el Salón de los Pasos Perdidos el grupo más cercano al expresidente: Orsi, Sánchez, Camilo Cejas, el Turco, y sus custodios. Un escudo de Uruguay encabezaba la capilla ardiente, donde fue ubicado el sarcófago. A ambos lados había una decena de sillas en las que se sentaron Topolansky, la vicepresidenta Carolina Cosse, otras autoridades, legisladores, allegados al histórico líder del MPP y Axel Kicillof, quien pidió disculpas por un retuit del presidente argentino, Javier Milei, en el que planteó que “no se puede rendir honores a quien ejerció la violencia política hasta su grado máximo”. El gobernador de la provincia de Buenos Aires miró con atención la procesión de los orientales, mientras Jessica Rey, su asesora, se quedó detrás, parada a unos pocos metros, también observando los gestos de afecto y, en su caso, llorando.
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Alejandro Sánchez y Yamandú Orsi cargan el ataúd de José Mujica escaleras arriba del Palacio Legislativo hasta el Salón de los Pasos Perdidos
Presidencia
La viuda, en cambio, se mostró estoica: recibió cientos de saludos en el Salón de los Pasos Perdidos, conversó parte de la tarde con Liliam Kechichian, que se sentó a su lado, y se refugió intermitentemente en la sala Juan Andrés Ramírez, donde estuvo acompañada por sus hermanos, sobrinos y sobrinos nietos, el mandatario y su esposa, Laura Alonsopérez. Prevén que su melliza, María Elia Topolansky, concurra hoy al Palacio para despedir los restos de Mujica, al igual que los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y Chile, Gabriel Boric.
La exvicepresidenta, Orsi y Alonsopérez recibieron en la tarde en la sala de actos del Palacio Legislativo las condolencias de 38 delegaciones diplomáticas acreditadas en el país. A su vez, hasta la sala Juan Andrés Ramírez llegaron decenas de dirigentes para saludar a Topolansky, como los expresidentes Luis Alberto Lacalle Herrera y Julio María Sanguinetti —que concurrió acompañado por los senadores Pedro Bordaberry y Andrés Ojeda y por otros legisladores colorados— y el exsenador cabildante Guido Manini Ríos, entre otros.
Sepelio Pedro, Ojeda y Sanguinetti
Julio María Sanguinetti concurrió acompañado por los senadores Pedro Bordaberry y Andrés Ojeda y por otros legisladores colorados
Búsqueda
El general le comentó a la viuda que le tenía “mucho aprecio” a Mujica “porque era una persona muy sensata”. Lo que no le dijo, pero acota en diálogo con Búsqueda, es que “para este momento del Frente Amplio era una persona necesaria que lamentablemente ya no va a estar”. Topolansky también recibió en la sala Ramírez el abrazo de expresas políticas.
El exmandatario Luis Lacalle Pou también asistió al velatorio, al igual que los senadores Álvaro Delgado y Javier García y otros dirigentes blancos. Legisladores de todos los partidos participaron del último adiós, a excepción de los de Identidad Soberana, cuyo principal referente, el diputado Gustavo Salle, dijo a Búsqueda que guardó “respetuoso silencio ante el fallecimiento” de Mujica, con quien discrepó “desde siempre”.
Quien discrepó en las últimas semanas con el expresidente, aunque aclara que “con respeto”, fue el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, que no se sentó en las sillas que secundaban al féretro, pero sí saludó a Topolansky y acompañó la despedida de su esposo desde un sector lateral del Salón de los Pasos Perdidos.
“El amor de la gente”
El actor Petru Valensky, con lágrimas en los ojos, el publicista Claudio Invernizzi y el exintendente Daniel Martínez, que llegó junto con su esposa, la exconsejera del Codicen Laura Motta, integraron la incesante fila que conducía a la capilla ardiente. “Hice la cola una hora y pico y solo quiero saludar a Lucía; no tengo ningún cargo así que…”, respondió Martínez a alguien que lo consultó a pocos metros del ataúd. Luego, cuando le tocó el turno de enfrentarse por segundos al sarcófago, saludó hacia el lugar donde estaba Topolansky, que justo estaba recibiendo las condolencias de Mauricio Rosencof y no vio al exministro de Industria. El ingeniero rumbeó hacia el exterior, pero resolvió entonces volver y cruzar la cinta hacia el sector en el que estaban los invitados al velatorio. Caminó hacia la viuda, la saludó y retomó inmediatamente la retirada.
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Afuera, hacia la hora 19, la fila zigzagueaba por unas 10 cuadras entre la avenida Libertador, Yaguarón y Venezuela, donde había vendedores de choripán, banderas, gorros, torta fritas y habanos. Adentro del Palacio, un joven dejó a los pies del féretro una foto de Mujica agarrando una camiseta de Aguada, otra persona colgó una remera con la imagen de Diego Armando Maradona y muchos ofrendaron flores. Cientos vistieron remeras con imágenes y frases del expresidente. Otros empuñaron y colgaron en sus hombros banderas del MPP, el Frente Amplio y Uruguay. Entre las coronas florales, había una firmada por el directorio y el personal de Buquebus, la compañía de Juan Carlos López Mena, el empresario con el que se embretó el gobierno de Mujica por el remate de los aviones de Pluna.
Mientras veían las expresiones de dolor, gratitud y afecto que con sigilo dedicaban militantes y ciudadanos al último líder frenteamplista, el senador del MPP Sebastián Sabini le comentó a Bettiana Díaz, su colega: “Lo que es el amor de la gente”.