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    Las universidades privadas piden al MEC que no anule sus “autorizaciones definitivas”: son un “derecho adquirido”

    Cinco rectores respondieron a la cartera que “la idea de revocación de una autorización, máxime si se maneja que es por razones de ilegalidad, tiene una fuerte connotación negativa frente a la opinión pública” y crea “inseguridad jurídica”; argumentan que sus instituciones se limitaron a cumplir con lo que establecía la normativa

    El Ministerio de Educación y Cultura (MEC) inició el proceso para dejar sin efecto las “autorizaciones definitivas” otorgadas en el final del gobierno de Luis Lacalle Pou a cinco universidades privadas y al Instituto Universitario Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ). Los rectores de las cinco universidades implicadas se oponen a que se les quite este aval, niegan que haya existido “irregularidad formal” o “ilegalidad” durante el proceso administrativo y advierten que “la idea de revocación de una autorización, máxime si se maneja que es por razones de ilegalidad, tiene una fuerte connotación negativa frente a la opinión pública” porque, “de hecho, la única revocación prevista en la normativa de la autorización para funcionar está asociada a incumplimientos gravísimos”.

    En la respuesta formal al MEC, a la que accedió Búsqueda, cinco rectores plantean que si el ministerio revoca las autorizaciones que les otorgó en febrero, “se crearía un escenario de perjuicio difuso”, “material” y “difícilmente reversible que las instituciones no causaron, habiéndose limitado a cumplir a cabalidad la normativa vigente”. El rector de la Universidad Católica de Uruguay, Julio Fernández Techera, el de la Universidad ORT Uruguay, Jorge Grünberg, el de la Universidad de Montevideo, Alejandro Cid, el de la Universidad de la Empresa, Roberto Brezzo, y el de la Universidad Claeh, Carlos de Cores Helguera, expresan que en caso de consumarse la revocación se “habrá generado una importante pérdida de tiempo, creando inseguridad jurídica y dañando la imagen de las instituciones universitarias”.

    El MEC se dispone a dejar sin efecto las “autorizaciones definitivas” otorgadas por el entonces ministro Pablo da Silveira a las cinco universidades privadas el 26 de febrero, tres días antes del cambio de mando, por considerar que la cartera incurrió en “vicios de forma” durante el proceso, como informaron Búsqueda y la diaria. El actual gobierno inició un expediente y dio vista a las instituciones involucradas. Los cinco rectores respondieron conjuntamente que “no es admisible que, aun cuando se sostenga la hipótesis”, que no aceptan, “de que se haya verificado una irregularidad por parte de la actuación de la administración, se proceda a una revocación de oficio y no a una subsanación de lo actuado”. En ese sentido, sostienen que, “en el caso (no esperado) de que se anule la autorización, la administración tendría que expedirse y debería otorgar la autorización definitiva”, con la firma del presidente Yamandú Orsi.

    Fernández Techera, el rector de la Universidad Católica, que además es el secretario pro tempore del Consejo de Rectores de las Universidades Privadas, dijo a Búsqueda que si el MEC revoca la “autorización definitiva” de las instituciones, evaluarán apelar la resolución ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo.

    “Positivo” pero “tardío”

    El entonces presidente Luis Lacalle Pou y Da Silveira firmaron dos días después del balotaje, el 26 de noviembre, el decreto 316/024, que regula la enseñanza terciaria privada. En su artículo 29, la norma establece que “las universidades o institutos universitarios que cuenten con más de 20 años de autorizadas para funcionar y no hayan recibido observaciones graves durante ese lapso podrán solicitar ante el MEC su autorización definitiva”. Luego, estipula que este aval permite a las instituciones “cambiar modalidades, modificar planes de estudio, cambiar la denominación del título final, crear nuevas orientaciones y titulaciones intermedias de carreras reconocidas, incluyendo doctorados, así como abrir nuevas sedes e impartir en ellas carreras ya reconocidas, sin otro trámite que informar al MEC a los efectos del reconocimiento y registro de títulos”.

    Para el rector de la Universidad Católica, este decreto “fue una actualización positiva” del aprobado por el gobierno de José Mujica sobre el tema en 2014. Fernández Techera destacó que “lo de la autorización definitiva es un nombre rimbombante para una cosa que es una flexibilización mayor de los trámites burocráticos, porque no es la autonomía de la que goza la Universidad de la República”. En ese sentido, agregó que las universidades privadas tienen que seguir “presentando las carreras nuevas, informando al ministerio” lo que hacen y rigiéndose con “la legislación que tiene el MEC”.

    De todas maneras, el rector también planteó que el decreto fue “tardío políticamente”, ya que “hubiese sido mejor que no hubiese estado vinculado al cambio de gobierno ni a las elecciones”. Las universidades presentaron las solicitudes en enero y febrero, y más de una vez. “Nosotros hicimos lo que el ministerio establecía”, remarcó.

    El 13 de enero, con el decreto vigente, las universidades solicitaron la “autorización definitiva”. El 30 de enero, Da Silveira estableció a través de una resolución que el acto debía ser dictado por el Poder Ejecutivo, para lo que se requiere la firma del mandatario, además de la del ministro. El 25 de febrero, Da Silveira cambió, con otra resolución, el procedimiento y estableció que será el MEC el que otorgue la “autorización definitiva”. El ministro dio las autorizaciones al día siguiente a cinco universidades y al Instituto Universitario ACJ.

    El gobierno que asumió el 1º de marzo resolvió derogar el decreto firmado en noviembre, dejar vigente el del año 2014, llamar a un diálogo a las instituciones involucradas con el fin de redactar un nuevo marco normativo sobre educación terciaria privada y, además, dejar sin efecto las autorizaciones otorgadas. Las autoridades se basan en un informe de la adscripta de la Dirección General de Secretaría del MEC (citado por los rectores), que sostiene que las resoluciones de “autorización definitiva” otorgadas “adolecen de ilegalidad” y por lo tanto deben ser revocadas, ya que no cuentan con la firma del presidente, como exige el decreto ley 15.661 del año 1989.

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    El cardenal Daniel Sturla, la vicepresidenta Carolina Cosse, el presidente Yamandú Orsi y el rector de la Universidad Católica, Julio Fernández Techera

    El cardenal Daniel Sturla, la vicepresidenta Carolina Cosse, el presidente Yamandú Orsi y el rector de la Universidad Católica, Julio Fernández Techera

    Un “derecho adquirido”

    Las cinco universidades privadas alegan en su respuesta al MEC que es el Poder Ejecutivo el que debe otorgar la autorización inicial para funcionar, mientras que la definitiva “otorga a las instituciones potestades acotadas referidas a acciones ordinarias que están típicamente en el ámbito del control interno del MEC y en las cuales no interviene para nada el Poder Ejecutivo”, por lo que alcanza con la firma del ministro.

    Remarcan que cumplieron “con todos los requisitos establecidos por la normativa vigente”, por lo que “las autorizaciones definitivas otorgadas constituyen un derecho adquirido”, y que, “en la hipótesis de que hubiera algún aspecto formal que no se hubiere cumplido, lo que corresponde no es anular las resoluciones que otorgan la autorización definitiva, sino proceder a subsanar cumpliendo con la formalidad pendiente”, en este caso, acompañando la firma del ministro José Carlos Mahía con la del mandatario. Para respaldar su postura, los rectores adjuntaron una consulta del administrativista Carlos Delpiazzo en la que plantea que “el cuestionamiento que formula la administración entrante es meramente formal y no de fondo”, por lo que “no corresponde la revocación de oficio sino la subsanación del pretendido vicio”.

    Por otra parte, las universidades privadas sostienen que el MEC “podrá derogar o modificar el decreto 316/2024, pero con efectos hacia futuro y sin poder vulnerar derechos adquiridos por las instituciones y demás involucrados en su quehacer universitario”.

    “Inestabilidad”

    En una reunión con el director nacional de Educación, Gabriel Quirici, y la responsable del Área de Educación Superior, Virginia Villalba, los rectores de las universidades privadas se enteraron de la intención del MEC de derogar el decreto firmado en noviembre y que quede vigente el del año 2014, de trabajar juntos en una nueva normativa y dejar sin efecto las “autorizaciones definitivas” firmadas por Da Silveira. “El viernes 2 de mayo nos hablaron de la revocación del decreto. Genera un efecto negativo en las universidades privadas, porque es un golpe reputacional. Tenías una autorización y ahora no la tenés”, lamentó el rector de la Universidad Católica. “Para nosotros, es incómodo. Si hay un error, es del MEC, no nuestro. Entonces, lo tiene que subsanar el MEC, no nosotros. Nos sentimos perjudicados”, expresó en diálogo con Búsqueda.

    Fernández Techera, que es sacerdote jesuita, licenciado en Historia y doctor en Filosofía y Educación, dijo que esto causa “una inestabilidad muy grande” y ejemplificó: “Hemos cambiado los programas de varias carreras este año. Amparados en ese decreto, nosotros no tuvimos que presentar eso seis meses antes de empezar las clases. Informamos al ministerio que lo habíamos hecho y empezamos a funcionar”.

    También recordó que la Universidad Católica lanzó planes nuevos en 2021 y este año siete ya cambiaron otra vez. “Hace 25 años uno hacía planes nuevos y podían durar 15 o 20 años; hoy hay que actualizar permanentemente. Hace dos años nadie sabía qué era la inteligencia artificial generativa y estalló en Uruguay el Chat GPT en enero de 2023. Parte de mis cuestionamientos a los decanos a principios del año pasado fue si estaban seguros de que los planes de este año no nacen ya viejos”, planteó el rector, y relativizó el alcance del aval conseguido: “Nosotros creemos en la autonomía de las universidades porque es tendencia mundial que las universidades tengan más autonomía, pero esto lo que nos daba en realidad era una mayor flexibilización de los trámites ante el ministerio”.

    Fernández Techera hace nueve años que es rector, por lo que ha trabajado junto con tres gobiernos diferentes. Dijo que conoce “la buena voluntad” que prima hoy en el ministerio, valoró haberse enterado del asunto en una reunión privada y sostuvo que “la gente del MEC” en el área de educación terciaria privada “siempre ha sido muy razonable, abierta”. Sin embargo, insistió en que “la forma de mejorar no es volviendo hacia atrás”, dejando vigente el decreto de 2014, como prevé hacer el Ejecutivo, “sino construyendo el nuevo decreto” en conjunto.