Cada siglo y cada nueva época trae aparejados cambios significativos. Por mencionar solo algunos de los más recientes, la industrialización marcó el siglo XIX y el advenimiento de internet, el siglo XX. El XXI, aunque recién comienza, ya da pistas de cuáles serán esos hitos que a futuro se escribirán en libros de historia. Podría ser el siglo de la explosión de las redes sociales, de la inteligencia artificial. A escala social y regional, el siglo de la liberación del colectivo LGBTIQ+, el de los avances en derechos de ese y otros grupos, y el de una pandemia que sacudió al mundo entero.
Pero no solo los historiadores recaban y analizan estos hechos históricos. Cada disciplina y cada rama del conocimiento los estudia desde su punto de vista. La psicología, y en particular el psicoanálisis, se encargan de reflexionar acerca de cómo todos estos cambios impactan en la psiquis de los seres humanos, en la construcción de su identidad y en el relacionamiento con otros y con su entorno.
“Nos inquieta y angustia la multiplicación de las amenazas climáticas, ecológicas, bélicas y sanitarias; los modelos económicos y sociales que parecen conducir al consumo sin límites y al agotamiento de los recursos y de los sujetos”, se plantean desde la Asociación Psicoanalítica del Uruguay (APU). “Son panoramas difíciles que nos llevan a preguntarnos: ¿cómo haremos para vivir y seguir viviendo juntos, creando, pensando, psicoanalizando?”, añaden.
Lo anterior es parte de la presentación de un congreso que lleva como título Vivir en 2024 y después… Erotismo y Subjetividades en Mutación, que organiza la APU, junto con el Instituto Universitario de Posgrado en Psicoanálisis, y que se realizará en Montevideo el viernes 30 y sábado 31 de agosto.
Expertos en psicoanálisis y sociología, uruguayos y de otros países de la región, se reunirán para analizar e intercambiar sobre “las configuraciones subjetivas contemporáneas” que producen las “transformaciones inéditas de los cuerpos, de los deseos y del género”. También las revoluciones en torno a lo femenino y lo masculino, las nuevas búsquedas eróticas, y las disidencias que alzan sus voces.
couple-having-their-intimacy-moments.jpg
Erotismo
Según el presidente de la APU, Álvaro Zas, el concepto de erotismo, tal como se entiende en este congreso, no tiene que ver solo con las prácticas eróticas. Desde el psicoanálisis se analiza como la importancia de la sexualidad en la “construcción psíquica”. En ese sentido, se habla de “marcas eróticas”, que son las cosas que causan placer o displacer y que dejan una huella en la subjetividad de cada persona. Hay cuestiones de la época, hay algo de estos hitos del siglo XXI que provocan esas marcas.
La construcción psíquica tiene que ver con cómo cada uno se autopercibe y con cómo percibe el mundo en el que está inserto. “La forma en que yo construyo mi psiquismo es inseparable de la forma en que me sitúo en el mundo, cómo lo leo, cómo lo entiendo, cómo reacciono también frente a él. Todas esas construcciones psíquicas tienen efecto en la interacción con otros y tienen efecto en algo que termina repercutiendo a nivel de lo común, de lo colectivo”, dijo Zas a Galería.
El título del congreso habla de “subjetividades en mutación” en referencia a aspectos como el género, la identidad y los distintos tipos de parentalidades, que también tienen mucho que ver con la época actual. La directora de la Comisión Científica de la APU, Natalia Mirza, opinó que esos aspectos determinan cambios significativos y “que no se agotan en el individuo”. “Por ejemplo, un niño criado por dos mamás, dos papás o una mamá con una donación, vive una historia, y en él esas marcas son diferentes”, dijo.
La preocupación central de la APU que dispara este congreso no es solo el momento actual, sino también lo que vendrá. Por eso la parte del título “vivir en 2024 y después…” Las situaciones de intolerancia, la violencia, los estallidos bélicos en varias partes del mundo, el cambio climático son otros de los aspectos que condicionan, o condicionarán, las “nuevas formas de coexistir o de convivir”, explicó Mirza.
Las tecnologías, las redes sociales, la popularización de las videollamadas, que permiten a dos personas de distintas partes del mundo entrar en contacto en un segundo, también condicionan. El congreso plantea reflexionar acerca de las diferencias entre los encuentros virtuales y la presencialidad, qué lugar ocupa el cuerpo, la pareja, el amor en el momento contemporáneo.
high-angle-woman-posing-nude.jpg
Desconcierto
Si bien hay preocupaciones, no son todos aspectos negativos en estos primeros años del siglo XXI. Las tecnologías también aportan infinitas posibilidades de relacionamiento e incluso de “mejoramiento de la vida”, según Zas. Pero “es un tiempo de desconcierto en lo subjetivo. Es un tiempo de desacomodo”, añadió. Los viejos esquemas de las configuraciones familiares están cambiando, y eso trae cambios negativos, pero también positivos.
Sobre todos estos cambios y su impacto en el erotismo y las subjetividades, los psicoanalistas no tienen respuestas, sino más bien preguntas. Su objetivo es “formular las preguntas correctas frente a las situaciones actuales”, dijo el presidente de la APU.
En el campo político o de movimientos sociales, cada época es distinta también. Quizás en el pasado hubo movimientos que promovían relatos enmarcados en la esperanza de un poder transformador. Desde el punto de vista de Mirza, hoy son activismos, micropolíticas, pequeñas revoluciones o sublevaciones individuales. “Pero hay otras también colectivas y hay cosas que están transformando nuestra forma de estar en el mundo, y creo que esas son muy positivas”, dijo. Personas o sectores de la sociedad que antes eran muy discriminadas por motivos vinculados a la sexualidad, a su condición de clase o raza en la actualidad comienzan a hacerse ver y a sentirse de una forma diferente, ejemplificó.
view-gay-couple-being-affectionate-spending-time-together-beach.jpg
Los tres ejes
El congreso del próximo viernes 30 y sábado 31 de agosto se organizará en tres ejes temáticos. El primero lleva como título Erotismos en Mutación y se propone trabajar sobre los posicionamientos identitarios en torno al género y los cuerpos; los deseos y las prácticas sexuales contemporáneas; el lugar de la pareja, el amor, las formas familiares y parentales; los procesos de subjetivación y la fractura de los límites entre lo masculino y lo femenino.
El segundo eje temático se titula ¿Qué Malestares para las Subjetivaciones del Hoy? y tiene como objetivo detenerse en los “nuevos rostros con que la angustia se presenta en la clínica actual”. Los efectos del encierro durante la pandemia, que todavía alcanzan a algunas personas, el consumo de sustancias y otras adicciones, la violencia, la sobrecarga de información, la depresión y el aumento de los suicidios, y la aspiración a los cuerpos hegemónicos.
El tercer y último eje es el que se llama 2024 y Después… Allí se plantearán los dilemas en torno a la consolidación de la cultura de la tecnología, que atraviesa todas las relaciones humanas. Las preguntas centrales son: ¿qué nuevas formas sociales, amorosas y eróticas surgen allí donde no está el encuentro con la materialidad de los cuerpos?, ¿cómo interviene y afecta la tecnología contemporánea, con sus dispositivos médicos, estéticos, protésicos, la construcción física y psíquica de los cuerpos? Y ¿cuáles podrían ser los alcances imprevistos e inquietantes de las inteligencias artificiales?
“Nuestra tarea como psicoanalistas, en cierto modo, es parar un momento, generar un espacio donde detenernos a pensar y pensarnos. También tratamos de poner eso en práctica en este ejercicio de pensar entre todos sobre estas realidades que nos rodean, en las que estamos insertos”, concluyó Zas.
El congreso está dirigido a profesionales y público general. Por inscripciones ingresar a apuruguay.org.
