El hito
Lejos de ser un hecho fortuito, que Uruguay sea sede del mundial fue un objetivo buscado y logrado por los filatelistas uruguayos, principalmente, desde que detectaron que había una oportunidad. En febrero del año pasado la Federación Uruguaya de Filatelia organizó una exposición trinacional de coleccionistas de Uruguay, Argentina y Brasil en el Municipio de Punta del Este. En esos días los filatelistas se enteraron de inconvenientes que llevaron a posponer el mundial que se realizaría en 2025 en Corea, por lo que quedaría una vacante para la exposición internacional de este año. En uno de esos días, también, los coleccionistas visitaron el MACA. “Qué lugar para hacer un mundial”, pensaron varios de ellos, recuerda Martínez. “Ahí nos empezamos a dar manija. A decir que este es el lugar para hacer una exposición mundial”. Y se pusieron manos a la obra.
Primero se reunieron con las autoridades del Correo Uruguayo. “Les dijimos que lo queríamos armar ahí. Entonces ellos armaron una hojita filatélica con nueve sellos con obras del MACA de Pablo Atchugarry y un sello con Atchugarry”. Con todo ese material entre manos, se dirigieron al MACA para plantear la idea a Atchugarry. “‘Si Pablo nos dice que no, ¿a dónde vamos?’, pensábamos. Fuimos al taller, nos sentamos ahí con él, en medio de las esculturas y del polvo. Le mostramos la idea”, detalla Martínez. No hubo que argumentar ni convencer. El sí del artista y fundador del museo fue inmediato. “Nos puso a disposición gratuitamente todas las instalaciones del MACA para hacer la exposición”, cuenta el vicepresidente de la federación. Fue este museo el que despertó la idea, por lo que sin él seguramente no habría mundial uruguayo. Martínez reconoce que no sería fácil encontrar en Uruguay otro espacio que fuera emblemático y a la vez ofreciera las facilidades para alojar semejante exposición.
_VAL_4579 (1).jpg
Valentina Weikert
Con el sí de Atchugarry, el siguiente paso fue presentar la propuesta a la Federación Internacional de Filatelia, encargada de declarar la oficialidad del encuentro mundial. Como atractivo y justificación, decidieron presentar este encuentro competitivo en el marco de los 200 años de la Declaratoria de la Independencia. De nuevo, la aprobación se obtuvo sin mayor esfuerzo. Sucede que Uruguay “ya tiene prestigio a nivel internacional”, explica el presidente de la federación, una fama que debe a sus expositores. Sin ir más lejos, Britz es tricampeón mundial de filatelia (en 2013, 2017 y 2023), el primer y único uruguayo en obtener títulos mundiales. “Nos conocen, y eso hace que confíen en que si Uruguay quiere hacer un mundial, aunque nunca lo hizo, lo va a hacer bien”.
Un hobby cultural y social
Walter Britz posee una carta emitida desde Montevideo hacia la isla Mauricio en el año 1870. El filatelista se encontró con esta pieza en una colección de todo tipo de objetos relacionados a la isla Mauricio. “Generalmente, cuando uno no quiere tener más una colección, o por fallecimiento, las piezas son vendidas de forma unitaria, algo que llamamos dispersión de piezas. No se vende una colección entera”, explica.
No había registro alguno de esa carta que un día del siglo XIX fue enviada a la isla Mauricio. Para este coleccionista, los grandes tesoros son aquellas piezas que nunca pensó que podrían existir. En este caso no se conoce el contenido de la carta, ya que el sobre se vendió vacío. De todas formas, en competiciones de filatelia, como un mundial, las evaluaciones se enfocan principalmente en aspectos como la calidad y la rareza de los sellos, en la presentación de los sobres o las cartas y su relevancia, en su estado de conservación —salvo que el daño se justifique por algún acontecimiento, como un accidente aéreo—, su originalidad en la temática elegida y la documentación y la comprensión del filatelista sobre las piezas presentadas. El contenido de una carta, entonces, no suma puntos, aunque su valor puede verse reflejado indirectamente en la construcción de una narrativa en torno a la colección. En ese sentido, Britz se refiere a una de las tantas cartas que posee, enviada de Tacuarembó a Montevideo y que a simple vista es “muy común”. Quien la escribió, sin embargo, describe con detalle la forma en que murieron los últimos charrúas, qué enfermedades tenían, cómo era su estilo de vida. “Esas cartas que uno descubre no solamente tienen un valor filatélico, sino también muchas veces un valor histórico”.
_VAL_4553.jpg
Valentina Weikert
En definitiva, dice el tricampeón mundial, la filatelia “es la historia de las comunicaciones”, ya que las cartas fueron la principal vía de comunicación durante muchos siglos, desde el envío de una factura hasta un pedido para comunicarse con la familia. “Estudiando todo ese tema es que uno encuentra que a los filatelistas, en general, nos gusta la historia”, señala el filatelista que minutos antes mostraba el sobre con destino a Mauricio y explicaba que aquella fue una isla muy importante del Imperio británico por su cercanía con Asia, lo que permitía mayor fluidez del comercio con aquel continente.
Es que un filatelista —término acuñado en 1864 por el coleccionista de sellos francés Georges Herpin— termina empapándose en la actividad de otras disciplinas académicas como historia, geografía, ciencia. Martínez cuenta que, justamente, en su infancia aprendía acerca de estas materias a través de los sellos. “Vivía en San José, en una cuadra en la que había nada más que comercios. Llegaban 40 o 50 cartas por día con sellos, y todos los comerciantes de la cuadra me los guardaban”.
En casi todos los casos la pasión por la filatelia surge en la infancia, aunque las nuevas generaciones de filatelistas son, por lo general, herederos de la afición entre generaciones. Martínez y Britz explican que las etapas de estos coleccionistas suelen estar bien definidas. Casi todos empiezan como “juntasellos”, recolectando todo lo que encuentran de forma arbitraria. Luego comienzan a organizarse metódicamente. En una siguiente etapa, que casi siempre se da de forma natural, según los gustos y las inclinaciones de cada uno, el coleccionista se empieza a especializar: o solo fútbol, o solo piezas sobre Uruguay, o solo aves o solo campeonatos deportivos, por mencionar rubros al azar.
_VAL_4653 (1).jpg
Valentina Weikert
Tanto Martínez como Britz tienen sus temáticas de cabecera. Antes de desempeñarse en el sector de la salud, el exgerente general de la Asociación Española se dedicaba al derecho aeronáutico, y por muchos años esto lo llevó a enfocarse en la aerofilatelia, es decir, la rama del coleccionismo que se especializa en el estudio del correo aéreo, tanto de los sellos, las etiquetas, los documentos y las rutas como del correo recuperado de accidentes aéreos. Como el ajedrez es su otra pasión, luego de retirarse empezó también a coleccionar piezas postales de esa temática.
Britz, por su parte, colecciona sellos y cartas de Uruguay del siglo XIX. “Ahí uno aprende muchas cosas sobre la historia, sobre la época colonial, la del virreinato del Río de la Plata, la época de la independencia, la de Artigas. ¿Cómo se comunicaba Artigas con los demás? Eso es algo que estudiamos con muchas ganas”, subraya.
Además de ser una actividad educativa y cultural, la filatelia es, también, un hobby social. Gracias a esta afición los coleccionistas conocen a personas de otros rubros, distintas religiones, otros partidos políticos y de otros países. El presidente de la federación destaca que la actividad tiene la particularidad de ser solitaria y al mismo tiempo colectiva. “Uno está en su ámbito de noche, viene de trabajar todo el día y antes de acostarse se dedica a los sellos y es un cable a tierra. Pero después tenés esa parte que no es solitaria, como estar con amigos hablando de temas que nos apasionan”.
_VAL_4546 (1).jpg
Valentina Weikert
Con sus exposiciones, sus competencias y la investigación y la observación inherente a la actividad, los filatelistas recorren el mundo, muchas veces con sus familias. “Hoy tenemos grupos de WhatsApp y no solamente entre filatelistas. El tema de las exposiciones hace que nuestras familias terminen siendo amigas”, remarca Britz.
Además de ser una instancia de encuentro e intercambio entre filatelistas de todo el mundo, las exposiciones mundiales son también una oportunidad turística para el país locatario. En este caso, participarán 300 coleccionistas que, acompañados por sus familias, alcanzan unas 600 personas. “Para muchos venir a Sudamérica es una novedad”, explica Martínez, y comenta que las familias, además de acompañar a los coleccionistas en la competencia, aprovecharán para recorrer no solo Punta del Este, sino Montevideo y otras partes tanto de Uruguay como de los países vecinos.
Filatelia a la uruguaya
Si bien la filatelia surge como un hobby, el mundo de las exposiciones competitivas, como el mundial que se celebrará próximamente, es uno de coleccionistas profesionales. Como uruguayos, Britz y Martínez no encuentran mejor forma de explicarlo que con paralelismos futbolísticos. Están los que disfrutan jugando en la playa con sus propias reglas y un arco hecho de piedras o chancelas, y en el otro extremo están los que compiten mundialmente y se rigen por los estrictos reglamentos. Lo mismo pasa en esta disciplina.
Quien se dedica de forma profesional desarrolla al máximo la atención a los detalles, la curiosidad, la creatividad, pasa horas investigando, atando cabos y estudiando. Y a un mundial llegan solo los mejores. “Las colecciones que se presentan son las más importantes de todo el mundo”, enfatiza Martínez.
De Uruguay participarán seis filatelistas y en total serán 300 provenientes de unos 55 países de los cinco continentes. Para formar parte del jurado, en tanto, se anotaron más de 80 personas, de las que 25 fueron finalmente seleccionadas. Para hacer un mundial hay un estricto procedimiento a seguir, y lo mismo aplica para los competidores. “Esta exposición no es una muestra, es una exposición competitiva”, señala Britz.
Eso implica que durante los cinco días los diferentes miembros del jurado estarán permanentemente recorriendo las colecciones, analizándolas y poniendo puntajes, mientras que los competidores estarán presentando todo el día el fruto de su exhaustivo trabajo de la mejor manera posible. Quien obtenga el puntaje más cercano al 100 —por definición, en filatelia siempre se puede mejorar, por lo que nunca se llega al 100— será el ganador del título mundial.
Durante toda la Exposición Mundial de Filatelia, el MACA permanecerá de puertas abiertas y con acceso libre a todo aquel que quiera conocer sobre esta disciplina —con los mejores— y adentrarse en este universo que es al mismo tiempo un encuentro con rastros de la historia y con los apasionados que se encargan de atesorarlos. n