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Comedia Nacional a la mexicana: se estrena ‘La dama boba’, de Elena Garro, dirigida por Aurora Cano
La adaptación local es obra de Angie Oña, el elenco está integrado por una docena de intérpretes, con dos invitadas de El Galpón, y la banda sonora es ejecutada en vivo por Papina de Palma
La Comedia Nacional estrena hoy, jueves 12, en Sala Verdi, La dama boba, una relectura de la obra homónima de Lope de Vega escrita por la legendaria narradora y dramaturga mexicana Elena Garro, que estará en cartel, de jueves a domingo, hasta el 27 de julio. Se trata de una coproducción entre la Comedia Nacional y la Compañía Nacional de Teatro de México (CNT), la primera que realizan en su historia las únicas dos compañías teatrales públicas que cuentan con elenco estable en Latinoamérica. La dirección del espectáculo es de la mexicana Aurora Cano, quien desde 2022 dirige la emblemática institución azteca. El estreno es particularmente significativo porque, además, es la primera vez que Cano —quien conoció a Garro en sus últimos años de vida— dirige una obra de su compatriota.
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Esta versión uruguaya está ambientada en dos pueblos rurales de ficción. Un elenco en gira llega a una de esas comarcas para representar La dama boba, de Lope de Vega, con apoyo del municipio local, lo que desata la furia de los pobladores del pueblo vecino, que deciden, como protesta, secuestrar a uno de los actores hasta tanto no se oiga su reclamo de apoyo para poder montar allí también el espectáculo. A raíz de esto se desata una serie de equívocos y enredos que borran las fronteras entre ficción y realidad. Garro, con su mirada política, retiró el foco de la anécdota de Lope, incluso la cuestiona fuertemente: ya no se trata de una chica aparentemente tonta que logra un notable desarrollo cognitivo gracias al descubrimiento amoroso, sino que ahora el punto de atención está puesto en el problema del acceso a la educación y a la cultura en países como México, con una enorme población rural, mayormente de ascendencia indígena, históricamente postergada. Así explica la anécdota argumental la directora: “No es solo una búsqueda, sino un descenso poético y crítico hacia un territorio olvidado, donde la memoria colectiva y las voces silenciadas reclaman su lugar. Más que una obra, esta experiencia escénica propone un cruce entre mundos, donde el teatro se desborda, la risa se vuelve pregunta y cada gesto, una posible revelación”.
El elenco reúne a una docena de intérpretes, encabezados por Florencia Zabaleta, Gustavo Saffores y Leandro Ibero Núñez, e incluye además a dos actrices de El Galpón como invitadas: Anael Bazterrica y Lucía Rossini. La adaptación local es de la uruguaya Angie Oña (su segunda versión para la Comedia) y la cantautora Papina de Palma interpretará en vivo la banda sonora de la obra, compuesta especialmente para el espectáculo, tal cual hizo recientemente Luciano Supervielle en Constante y Entre rimas y riberas, ambas con el elenco montevideano. Las funciones de La dama boba serán de jueves a sábado a las 20 h y los domingos a las 17, con entradas en Tickantel de $ 300 a $ 500.
Teatrista global
Antes de ser la directora de la CNTM, Cano fundó (en 2004) la compañía Teatro de Babel y el emblemático Festival Internacional de Teatro Contemporáneo DramaFest, que sigue siendo una fuerte referencia en la actualidad teatral latinoamericana y europea. Como directora, dramaturga y actriz ha participado en decenas de producciones teatrales y en los últimos años se ha especializado en escribir y dirigir versiones propias de textos y temáticas clásicas, en obras como Lady Hamlet, Cervantes versos Shakespeare, Moscú, Ariadna en Naxos: crónica de una cicatriz, trabajos por los que ha recibido múltiples premios y distinciones internacionales. Su carrera trascendió ampliamente las fronteras mexicanas y llegó a Alemania, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Argentina, España, Chile, Finlandia, Hungría, Chequia, Australia, Colombia, Francia, Suiza, y ahora a Uruguay.
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La mexicana Aurora Cano dirige 'La dama boba', de Elena Garro
X: Secretaría de Cultura de México
En entrevista con Búsqueda en la platea de la sala, mientras se preparaba el montaje de la escenografía, Cano contó que se basó en dos premisas fundamentales para desarrollar esta obra. “La primera es la confrontación entre dos mundos irreconciliables: el de la ciudad y el de las comunidades rurales. En esta lectura, La dama boba de Garro funciona como una paráfrasis crítica de la obra de Lope de Vega, que cuestiona los conceptos tradicionales de inteligencia, educación y sabiduría. ¿Quién es realmente la boba o el bobo?”. La segunda premisa de Cano es “explorar la memoria”, un asunto omnipresente en la obra de Garro. “Como en Los recuerdos del porvenir, la memoria colectiva y personal atraviesa esta versión, evocando el olvido sistemático de las comunidades campesinas en México. Desde esa sensibilidad, la obra no solo dialoga con el presente, sino que denuncia, desde la poesía, una lucha persistente y muchas veces silenciada”.
En contra de todo
La figura de Elena Garro atraviesa gran parte del siglo XX mexicano, pasando de un rol protagónico al olvido más profundo, hasta que fue rescatada y reconocida poco antes de su muerte, en 1998. Novelista, cuentista, dramaturga, guionista y periodista, Garro fue una de las figuras más singulares e influyentes de la literatura mexicana del siglo XX. Y también una de las más ninguneadas. Nacida en Puebla en 1916, su vida fue una increíble peripecia que une la creación literaria y el activismo político. Es considerada, en forma tardía, una de las precursoras del realismo mágico junto a su compatriota Juan Rulfo, aunque ella rechazó esa condecoración crítica. Nunca se dejó etiquetar. Según Cano, “no le gustaba la expresión realismo mágico porque no consideraba que lo suyo era el realismo, porque nunca le gustó que la etiquetaran, su estilo trasciende etiquetas. Ella siempre estuvo arriba de un árbol. Fue acusada de comunista y también de derechista, y ella siempre se escapó de todo eso, siempre estuvo en contra de todo”.
Considerada, junto a la poeta Rosario Castellanos, una de las voces femeninas más relevantes de su tiempo y de la historia literaria mexicana, Garro nació y se crio en el campo, donde conoció de primera mano la dura realidad del campesinado mexicano, tuvo que exiliarse dos veces por razones políticas y fue acusada de ser una de las instigadoras de la resistencia civil que derivó en la masacre de Tlatelolco. Padeció un tortuoso matrimonio con Octavio Paz, el prócer de las letras mexicanas y Premio Nobel de Literatura en 1990, con quien tuvo su única hija. Fue amante de Bioy Casares, escribió mucho y se peleó con mucha gente. En los 70 y 80 fue casi olvidada en vida y retornó a la consideración gracias al poder de su novela Los recuerdos del porvenir, que hoy está presente en toda antología de narrativa latinoamericana que se precie. Volvió a México en sus últimos años de vida y el gobierno le dio un techo y una pensión, pero murió casi abandonada, rodeada de 16 gatos y un puñado de estudiantes de cine y teatro que filmaron un documental biográfico sobre ella. En su maravilloso podcast Grandes infelices, el español Javier Peña cuenta su vida y su obra en forma magistral.
Elena_Garro wiki.jpg
Elena Garro
Wikipedia
En el medio teatral, se distinguió por concebir el teatro como un ámbito poético y metafórico, por lo que se sintió muy cercana al teatro del absurdo, aunque tampoco se dejó pegar ese rótulo en su frente. En su dramaturgia se aprecia la permanente preocupación por la narrativa que surge del choque social y entre las múltiples capas de la realidad. Sus personajes frecuentemente se encuentran a medio camino entre lo tangible y concreto, y lo ilusorio y simbólico. “Su dramaturgia está poblada de elementos folclóricos, que construyen mundos etéreos, donde las fronteras entre lo real y lo imaginario están esfumadas, un concepto con el que la autora siempre intentó retratar la existencia emocional”, asegura Cano.
Ni de derecha ni de izquierda
Cano podría hablar horas sobre la figura de Garro. Su rostro se enciende y responde: “Fue una mujer que por tener una imaginación potentísima y por haber crecido en el campo, casi en la selva, en una comunidad indígena, tuvo dos grandes batallas: una es la política, porque ella vivió gran parte de su vida defendiendo la lucha de los campesinos por la tierra. Eso le causó su primer exilio. Era periodista y se metió con las máximas autoridades mexicanas. Se suele decir que fue discriminada por ser mujer, pero yo creo que más que de género, fue un problema político. No todo se explica porque era mujer. El tema es que era una mujer peculiar en sus posiciones políticas, porque defendía a los campesinos, pero no creía en la lucha intelectual de la izquierda. Y por eso se tuvo que ir. Ella lo que vio en la izquierda fue un comportamiento altamente burgués, no veía que se ayudara a la gente necesitada. Entendía que la ideología era una y la realidad era otra, y esa hipocresía no le gustó. Tampoco es verdad que se hizo derechista. Ese es el gran problema de Elena: no era nada y estaba en contra de todo. Siempre estuvo en otro planeta. Fue inclasificable. De hecho, en 1968 el gobierno la acusó de comunista y la persiguió, y de hecho a Madrazo, su compañero de lucha, lo mató el gobierno mexicano con una bomba en el avión”.
Así describe Cano la figura de Garro en México: “En el mundo es muy poco conocida porque fue invisibilizada por sus opciones políticas y luego ella se automarginó del mundo y quedó editorialmente invisible. Ganó unos premios tempranamente, pero luego nadie la publicó más. Recién volvimos a saber de ella en los años 90, cuando el gobierno de entonces le hizo un homenaje nacional. Yo tenía 20 años y era estudiante de teatro, y en esa escuela comenzamos a estudiarla y nos enteramos de que era una autora de teatro muy particular, al borde del surrealismo. Siempre la pusieron como la iniciadora del realismo mágico junto con Juan Rulfo, y a ella nunca le ha gustado eso. No le gustaba el término realismo mágico, estaba en contra de todo (ríe). Y es verdad que Elena no escribe de una manera realista. Tiene un dimensión poética extraña, más cercana al surrealismo, por lo que a la gente de teatro nos interesó muchísimo ir a conocerla. Un grupo de estudiantes de teatro y de cine hicimos un documental sobre ella. Estaba en un abandono absoluto, editorial y humano. De los 90 para acá su imagen ha crecido mucho, ahora en México su figura se ha reivindicado en los círculos literarios, se han publicado sus obras completas y hay librerías creadas por la Secretaría de Cultura que se llaman Elena Garro. Y lo más importante, ha sido muy leída, sobre todo Los recuerdos del porvenir, que es su novela más importante y la más vendida”.
Embed - La cuarta casa, un retrato de Elena Garro (2001) de José Antonio Cordero
Cano conoció a Garro a mediados de los años 90, en la etapa final de su vida. “Vivía con su hija, Helena, ya también fallecida. Les decían las dos Elenas, una con hache y otra sin hache. Su final fue muy tremendo, y nadie de su familia estuvo junto a ella. Las encontramos en una situación muy terrible a las dos. Vivían en un departamento muy pequeño comprado por el gobierno en Cuernavaca, donde vivían con 16 gatos. Los 16 gatos franceses que se trajo de París. Los gatos son todo un tema en la vida de Elena, eran su compañía y su contención. Eran su familia y murió con sus 16 gatos. Las habitaciones las tenían los gatos dominantes y ella y su hija dormían en un sofá en la sala de estar. Fue muy fuerte, y por eso empezamos a apoyarla, hicimos esa película llamada La cuarta casa, dirigida por José Antonio Cordero, que está disponible en YouTube. La acompañamos durante más de un año y nos tocó estar ahí en su muerte. En el sepelio estábamos solo nosotros, éramos muy pocos. La enterramos nosotros, no había nadie de su familia. No hubo pompas oficiales ni nada. Después yo me fui a estudiar al exterior. Ahora hay muchos familiares muy interesados en su obra, que se pelean en ámbitos judiciales por sus derechos. Ahora sí está lleno de herederos”.