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    “La felicidad depende de cómo interpretamos la realidad”

    El filósofo y experto en psicología positiva Tal Ben-Shahar da claves para ser más felices; según un estudio realizado en América Latina, 41% de los uruguayos consideran que no lo son

    Hay quienes dedican su vida profesional a estudiar la felicidad. De hecho, esta actividad se define como la Ciencia de la Felicidad. El estadounidense e israelí Tal Ben-Shahar, licenciado en Filosofía y Psicología, doctor en Comportamiento Social por la Universidad de Harvard y experto en Psicología Positiva, tiene varias respuestas a muchas de las preguntas que nos hacemos sobre nuestra búsqueda de la felicidad.

    En la primera edición de SURA Summit Uruguay, organizado por la empresa SURA Asset Management en el Hotel Esplendor Montevideo by Wyndham, Ben-Shahar dio una conferencia sobre las claves para ser felices en el presente, tomar buenas decisiones y construir un futuro mejor.

    A su vez, la compañía realizó el Estudio SURA Barómetro de la Felicidad, un informe sobre la felicidad que abarcó Chile, Colombia, El Salvador, México, Perú, Uruguay, España y Estados Unidos, y que aporta una nueva perspectiva sobre los factores que influyen en la construcción de una vida feliz.

    En conversación con galería luego de la conferencia, Ben-Shahar aseguró que para ser feliz hay que gastar el dinero en experiencias más que en cosas materiales, que la felicidad aumenta con la edad, que las personas religiosas suelen ser más felices y que el predictor número uno de la felicidad es el tiempo de calidad con nuestros seres queridos.

    ¿Cómo definiría la Ciencia de la Felicidad? Hay muchas definiciones sobre la felicidad. No hay una que sea correcta. La que a mí me resulta más útil es si la dividimos en cinco componentes: 1) el bienestar espiritual: encontrar un sentido a la vida; 2) el bienestar físico: ejercicio, nutrición, sueño; 3) el bienestar intelectual: la curiosidad, el aprendizaje; 4) las relaciones interpersonales, y 5) emocional, es decir, aprender a lidiar con las emociones dolorosas y no solo las placenteras.

    ¿Y por qué lo llaman ciencia? Porque hoy y en los últimos 20 o 30 años se ha hecho mucha investigación sobre qué aumentaría los niveles de felicidad. Por ejemplo, qué tipo de comportamientos mejorarían mis relaciones, qué puedo hacer para sentir más emociones placenteras, o que tipo de actividad va a mejorar mi salud física y mental. O sea, todo lo que yo enseño en las clases en primer lugar hay que probarlo con investigación, por método científico.

    En el estudio que hizo Sura en América Latina, la felicidad aumenta con la edad: 50% de los mayores de 55 años son felices. ¿Cree que la experiencia de vida incide en la felicidad? Lo que encontramos fue algo similar a lo que habían encontrado otros estudios, y es que América Latina es la región más feliz del mundo. Eso ya había quedado demostrado en el pasado. Pero lo que también hallamos es que en América Latina, comparada con otras regiones, la diferencia en los niveles de felicidad entre las generaciones de más edad y las más jóvenes es mucho mayor. Este es un hallazgo muy importante porque esencialmente nos da una imagen del pasado, el presente y el futuro de la región. Y es un resultado preocupante. La pregunta es por qué. La razón por la cual América Latina desde hace muchos años es la región más feliz en el mundo es porque se concentra en los valores humanos esenciales, especialmente la espiritualidad y las relaciones. La espiritualidad puede ser religión pero no tiene por qué. Y las relaciones reales en América Latina están siendo sustituidas por relaciones virtuales. Las redes sociales están sustituyendo la interacción cara a cara en muchas generaciones, y eso es una desgracia. Es por esa razón que esta región está menos feliz en los últimos años. Entonces, si bien el crecimiento económico es sumamente importante para la zona, no debemos despreciar los valores humanos esenciales como la espiritualidad y las relaciones. Esa es mi primera respuesta. La segunda respuesta es que sí, en promedio, la gente es más feliz con más edad, y la principal razón es que la gente se acepta más a sí misma y a la realidad. Cuando uno es joven uno quiere ser perfecto, creemos que vamos a hacer una gran diferencia, y algunas veces tenemos expectativas no realistas. Al envejecer, la gente se hace más modesta y acepta más los fracasos, las imperfecciones, acepta más la humanidad. Y ese es un elemento muy importante de la felicidad.

    Según el estudio, las mujeres creen que es más importante la pareja y la familia, mientras que a los hombres les importa más lo económico y lo laboral. ¿Quién cree que tiene la razón? Si tuviera que responder esto en términos de uno u otro, serían las mujeres. El predictor número uno de la felicidad es el tiempo de calidad con nuestros seres queridos. Pero la estabilidad económica también es importante. El dinero y la relación con la felicidad es complicado. Algunas apreciaciones al respecto: el dinero es importante para las necesidades básicas, la alimentación, vivienda, educación. Es muy difícil ser feliz sin tener cubiertas esas necesidades básicas. Pero más allá de las necesidad básicas, el dinero no hace grandes diferencias con respecto a nuestros niveles de felicidad.

    Entonces, ¿depende de cómo se use el dinero? Sí, seguro. Mirando en la investigación la relación entre el dinero y la felicidad vemos dos cosas muy interesantes. La primera es cuando a la gente se le pregunta si tuviera un ingreso extra que pudiera gastar en otras cosas que no fueran comida o vivienda, qué le haría más feliz, si usarlo en comprar cosas o en experiencias. Por ejemplo: ¿es mejor comprar un auto más nuevo o irse de vacaciones con la familia? La mayoría de la gente dice que prefiere comprar cosas: “Porque el auto lo voy a tener tres años y las vacaciones se terminan en dos semanas”. La mayoría de la gente está equivocada, porque si uno quiere una felicidad a largo plazo, es mejor gastar el dinero en experiencias, porque la vivencia genera mejores relaciones y recuerdos. Lo segundo es que hay mucha investigación sobre los efectos de dar: darle un regalo a nuestra pareja, ayudar en la caridad, ayudar al mundo, porque dar contribuye mucho a la felicidad. Pero no es simplemente dar cosas materiales, sino generosidad, ser generoso con otra gente no los ayuda solo a ellos, sino también a nosotros.

    En la conferencia habló de la relación de la felicidad con la religión, y esto que dice también tiene que ver con ciertos valores religiosos. En general, la gente religiosa es más feliz que la gente que no lo es. Esto no quiere decir que uno no vaya a encontrar gente religiosa que se sienta terriblemente infeliz o a la inversa. Pero lo que uno ve en la religión son muchas prácticas que hoy la ciencia confirma que llevan a una vida más plena. Por ejemplo, la gratitud. Dar las gracias por el pan de cada día, por el milagro de la vida, por la familia. Esos son aportes importantes a la felicidad. Además, la religión tiene mucho que ver con la comunidad, ya sea la comunidad cuando uno va a la iglesia los domingos, o la familia celebrando juntos, se hace énfasis en las relaciones, que es el predictor número uno de la felicidad. Además, hay también espiritualidad que es inherente a la religión. Hay una cita del existencialista francés Albert Camus, que era ateo, que dice: “En cada momento de mi vida tengo que decidir si debería tomarme un café o suicidarme”. Lo que él está diciendo en esta frase es que no hay un propósito en la vida, uno se lo tiene que inventar. Una persona religiosa ya tiene un significado de la vida, uno se levanta en la mañana y sabe exactamente por qué está aquí. Y eso es importante. Otro elemento crítico de la religión es que consuela. Cuando me pasan cosas difíciles, cuando estoy pasando por momentos tristes, estoy solo, reconforta mucho saber que hay un Dios y una comunidad que me apoya. Y finalmente, la religión utiliza mucho los rituales, que son fundamentales para encontrar la mejor versión de nosotros mismos.

    Usted habla de aceptar las emociones. ¿A qué se refiere? En el mundo de hoy, cuando estamos expuestos a las redes sociales, para tener una imagen de otras personas, vemos fotos en las que todo el mundo está feliz todo el tiempo, y eso no es la realidad. El problema es que sentimos que hay algo malo con nosotros porque a veces nos sentimos mal, estamos enojados, ansiosos, con envidia. Si nosotros nos equiparamos al estándar de estar siempre contentos, siempre felices, vamos a fracasar porque vamos a sentirnos menos felices. Hay un dicho de Buda de  que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Esto significa que sufrir dolor, rabia y envidia de vez en cuando es razonable, pero el sufrimiento es cuando se dice que no debería estar enojado, eso es un segundo nivel que implica sufrimiento. Y si nosotros nos damos permiso de ser humanos, el permiso de sentir ese tipo de emociones, entonces paradójicamente vamos a tener más probabilidades de ser felices.

    Usted sostiene que el estrés puede ser beneficioso. ¿De qué manera? Piense en el estrés en el contexto del ejercicio físico. Cuando uno va al gimnasio y levanta pesas, está sometiendo los músculos a tensión y no es una cosa mala. Es bueno siempre y cuando uno lo haga por un determinado tiempo y con un determinado peso. Porque si uno levanta demasiadas pesas y no se da tiempo para la recuperación, no va a ganar fuerza, sino que se va a agotar. Si uno se da un tiempo de recuperación, es positivo. Todos tenemos estrés en la vida pero necesitamos tiempos de recuperación, que puede ser salir a comer con un amigo con el teléfono apagado, ir al gimnasio, dormir bien de noche, tomarnos un día libre. Todas esas son formas de recuperación. Entonces, el estrés no es el problema, el problema es la ausencia de recuperación.


    ¿Por qué la visión de futuro es importante para la felicidad? Mucha gente divide entre el presente y el futuro, que hay que vivir el presente para llegar al futuro y eso es, en términos generales, imposible, porque ¿qué ocurre cuando no sabemos qué nos va a deparar el futuro? Sentimos más estrés sobre la vida. Mientras que cuando tenemos un futuro claro es como que nos dejamos ir. Y si nos dejamos ir un poco, disfrutamos de la travesía de hoy. Es como cuando uno va en un viaje y si uno no tiene idea a dónde va, tiene miedo de perderse, de caer en un precipicio. Mientras que si uno tiene una sensación clara de la dirección y sabe a dónde está yendo, puede disfrutar y ver las flores del camino.

    ¿Puede explicar el concepto de no solo ser útiles para los demás, sino ser útiles para nosotros mismos? En nuestra cultura hay una desconexión entre ayudarnos a nosotros y ayudar a otros, entre ser egocéntrico y desinteresado, entre ser egoísta y altruista, y esta distinción es artificial. Porque cuando yo ayudo a otra persona también me beneficio yo mismo, porque me quedo más contento. Esa es nuestra naturaleza y Dios, o los genes, nos dieron el don de disfrutar de hacerle bien a otra gente. Entonces yo puedo elegir entre ser altruista o egoísta, pero en realidad si yo le hago bien a otro estoy siendo las dos cosas a la vez. Porque le hago bien a otro para sentirme bien yo. Entonces, en vez de usar la palabra selfish, habría que usar una palabra que es selfull, que sería dar de uno y de esa manera llenarse uno mismo a través de lo que da. O sea que dar y recibir son dos caras de la misma moneda.

    ¿Se puede decir entonces que la felicidad está en nuestra mente? Sí, mucha de la felicidad está en nuestra mente, pero no toda. Una persona que vive en una pobreza extrema, que no tiene dinero para las necesidades básicas, es muy difícil que sea feliz. Una mujer que vive en un lugar donde las mujeres son oprimidas es muy difícil que sea feliz, una persona que vive en una zona de guerra donde su vida y la vida de su familia está constantemente amenazada es muy difícil que sea feliz. Pero más allá de las necesidades básicas, la mayoría de la felicidad depende de cómo interpretamos la realidad, nuestra interpretación subjetiva y no tanto las circunstancias objetivas.

     

    “Seguridad económica” lidera el ranking para ser feliz

    El estudio Barómetro de la Felicidad realizado por la empresa Merlin Research analizó más de 17.000 encuestas online. Entre los principales hallazgos se destaca que solo tres de cada 10 latinoamericanos consideran que tienen un nivel de bienestar (equilibrio entre salud física, mental, emocional y financiera) alto. En Uruguay, representan el 26% de los encuestados, contra el 42% que cree tener un nivel bajo.
    Por otro lado, el ranking de los ocho elementos importantes para ser feliz de los uruguayos otorga —igual que el resto de los países latinoamericanos— el primer puesto a la seguridad económica. Le siguen: familia, salud, amor, actitud frente a la vida, relaciones, espiritualidad y éxito.

     

    Desde Harvard

    Tal Ben-Shahar dictó el curso más popular en la Universidad de Harvard sobre Psicología Positiva, y el tercer curso más popular de esa universidad sobre la Psicología del Liderazgo con más de 1.400 estudiantes. Es el autor de The Pursuit of Perfect: How to Stop Chasing Perfection and Start Living a Richer, Happier Life y  Happier: Learn the Secrets to Daily Joy and Lasting Fulfillment.