Años atrás, cuando se empezó a discutir sobre la calidad del agua en Uruguay, Daniel Panario fue tildado de radical. Mientras muchos hablaban del buen estado, este ingeniero agrónomo aseguraba que había que mejorar los sistemas de potabilización, modificar el uso de tecnologías –que considera “irresponsables”– y generar una mayor conciencia ambiental. “Lo que pasó después fue que el agua empezó a tener mal gusto y olor”, dice el doctor en Tecnología Ambiental y Gestión del Agua, que también se desempeña como profesor y director del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Universidad de la República. Ahora, los debates sobre el cuidado del agua están sobre la mesa. Y la aparición de las cianobacterias, que se volvieron protagonistas de titulares en las últimas semanas, reavivaron la polémica acerca de la contaminación. “Es una probabilidad que lamentablemente se terminen instalando”, dice Panario.
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Puede pasar. La aparición de cianobacterias depende de cómo sopla el viento. Pero lamentablemente es una posibilidad que las cianobacterias se terminen instalando. Y eso responde al estilo de desarrollo que hemos elegido y, sobre todo, al tipo de tecnología irresponsable que se utiliza para los cultivos en Uruguay para bajar costos (o eso dicen, porque no estoy seguro de que los bajen realmente). Con este mecanismo se tiran todos los fertilizantes al agua y esos son costos grandes también. Este problema se debe a esa percepción que tienen los empresarios, en qué ahorran y en qué no. La contaminación depende de varias cosas: la cantidad de áreas sembradas y la época en la que vienen las lluvias. Al fertilizante lo tiran en la superficie y si cuando no emergió el cultivo (como acaba de ocurrir) vienen lluvias torrenciales, se va al agua. Y por eso es un problema la tecnología que se está usando. Se podría usar mejor, pero no hay ninguna autoridad que diga que este mecanismo está prohibido.
Dice que la tecnología se usa de una forma “irresponsable”. ¿Cómo ve la gestión del gobierno actual en el cuidado del agua?
Es complicado. Hay cosas que dependen del Ministerio de Agricultura y ese ministerio no entiende este tipo de cosas. Si dependiera de la Dinama sería distinto porque tienen un equipo con cierto nivel; su director es un técnico reconocido y podría ir por otro lado. Pero acá está todo fragmentado: lo que se hace o no se hace en el agro depende del Ministerio de Agricultura y muchas veces no entienden lo que pasa. Así, claro, dejan tirar el fósforo arriba del suelo y cuando llueve se va al agua.
Falta control desde el Estado.
Sin lugar a dudas. Y sobre todo de lo que hace el ministerio, que acaba de aprobar a prepo la Ley de Riego, que implica un agravamiento de las circunstancias porque se produce en los embalses. Me parece que en realidad es una ley de promoción de inversiones en empresas. Lo que importa es desarrollar el agro. No importa que nos quedemos sin turismo. Así piensa el anterior ministro (N. de R.: Tabaré Aguerre) que claramente es un empresario del agronegocio que lo que quiere es que les vaya bien a él y a sus compinches. Nosotros y, por supuesto, el turismo estamos pagando (y vamos a seguir pagando) el precio de este tipo de desarrollo.
Pero ¿el desarrollo rural no es compatible con el turismo?
El problema es la forma. Yo soy agrónomo y creo en el desarrollo agropecuario. A veces se puede mejorar con medidas sencillas que serían redituables para los productores si los colegas brindaran lo que corresponde. Parece que no entendieran la gravedad de tirar un fertilizante que queda en la superficie.
Se está señalando también la contaminación que hay en las playas, entre lo que aparece mucho plástico. ¿El Río de la Plata está repleto de desechos?
Sí. Y también está repleto de materia orgánica, de contaminación. A veces en verano se queda prácticamente sin oxígeno y la pesca se aleja. Hoy salimos a pescar con una embarcación varios kilómetros para adentro y levantamos la carnada como la habíamos puesto, no había ningún bicho. Cuando no hay oxígeno suficiente los peces se corren para el este. La contaminación es un problema real y serio.
¿Recomienda comprar pesca en Montevideo?
Sí. Todavía no hay un problema desde ese punto de vista.
Por ley, este año se van a empezar a cobrar las bolsas de plástico en los comercios para desestimular su uso. En las escuelas también se promueve el reciclaje. ¿Estas medidas contribuyen a potenciar la conciencia ambiental?
La ley es un paliativo para que se empiece a tomar conciencia de los problemas que estamos generando y es importante que se enseñe sobre la contaminación.
Uruguay es uno de los países de América Latina que más basura produce. En Montevideo son conocidos los problemas de saturación del vertedero de Felipe Cardoso. Muchos ciudadanos se quejan de que clasifican su basura, pero después no hay un destino claro.
Eso es cierto. A veces se distinguen y a veces no. Y ese es un problema, porque como inició mal se perdió la confianza en el sistema. En el inicio agarraban y tiraban todo separadito, pero pasaba el camión y cargaba todo junto. La gente vio eso y después se hizo más difícil repechar la situación. De todas maneras, el plástico hay que eliminarlo de todo el consumo ciudadano. ¿A ningún empresario se le ocurrió volver a vender chismosas? Es curioso.
En una publicación en su cuenta de Facebook compartió un artículo que decía que estamos viviendo en una “crisis social y ambiental a toda escala”.
Es una crisis a toda escala porque se viene el cambio climático, sigue subiendo la temperatura y en los países desarrollados, que son los principales consumidores de petróleo, no se toman las medidas que se deberían de tomar. Aquí ya ha subido bastante la temperatura, pero tenemos la suerte (o no) de que cada vez llueve más. Hasta que se revierta.
¿Cómo ve a a los políticos respecto a este tema?
Es que estamos en una especie de partido único en relación con los temas ambientales. De lo contrario sería un tema de campaña y no lo es. A ninguno le importa mucho. Curiosamente no aparece en los programas de los candidatos. Y aunque no tengo encuestas ahora al respecto, los estudios indican que al menos el 60% de la población está preocupada por temas ambientales. Los políticos que tenemos actualmente no se han puesto a estudiar la problemática al día de hoy. No solo pasa en Uruguay: tenemos un Trump y un Bolsonaro que niegan el cambio climático, no tienen problema de cortar lo que haga falta. La gente los vota y es una cosa curiosa.
¿La situación actual, con la aparición de las cianobacterias y el incremento de la contaminación, está potenciado por el cambio climático?
Está potenciado por el cambio climático, pero tiene más que ver con las plantas y las pasteras, que son las que nos aportan enormes cantidades de fósforos de forma sucesiva. Todo lo que hace es para empeorar la situación.
En una entrevista dijo que cuando empezó su carrera, hace varias décadas, las cianobacterias y la contaminación no eran un fenómeno tan usual como ahora.
Existían en porciones muy bajas, pero cuando le damos la comida necesaria por supuesto que explotan.
Otro tema que hay que preservar son las dunas. ¿En qué estado diría que están las playas uruguayas?
El nivel del mar está subiendo, el de la energía eólica incrementa y no se protegen las dunas. En Montevideo usted puede haber visto que hemos trabajado y funcionaron muy bien. En Canelones, también. Pero no hay una política de Estado. Y contra la energía del mar no se va a poder.
A pesar de que el agua en Uruguay está contaminada, ¿se puede consumir?
Yo le pondría un filtro a la canilla, pero es potable. Lo que también pasa es que decir que es potable es un decreto y listo. De todas maneras, no estamos en la misma situación que en el resto de América Latina. Ahora me estoy yendo a Ecuador por estos temas y ahí recomiendan que nadie se ponga el agua que viene de la canilla en la boca. Acá está bastante mejor, pero no es buena.
¿Los mecanismos de potabilización de agua se mantienen en el interior?
No, en el interior es peor. Las plantas de tratamiento de Montevideo no se comparan con las de allá, aunque hay lugares que usan unas muy buenas. Hay poca transparencia: yo vivo en San Luis y a veces nos dan agua del pozo, que es excelente, pero también nos pueden dar agua de una laguna de no sé dónde. Por eso es preferible usar el pozo o un filtro.
¿Cómo definiría, entonces, la situación del agua en Uruguay?
Es difícil de catalogar. En algunos lugares, como en el río Negro, es grave. En otros, es manejable y determinados problemas se podrían resolver de una forma muy fácil. En su momento, el presidente de ASSE Marcos Carámbula quiso suspender la plantación de soja transgénica en la cuenca de Santa Lucía, pero llamó al ministro de Agricultura y le dijeron que de ninguna manera. Es ridículo lo que aporta la soja en la cuenca. Prohibirlo sería muy fácil y se resolvería un gran problema, pero no hay voluntad política para hacerlo. Los negocios pesan más que nuestra salud. n
florencia pujadas