Según el experto coreano, “los países se vuelven buenos en cosas solo porque deciden hacerlo” e intentan “desafiar las condiciones naturales”.
Chang opinó que “muchas ventajas naturales, como la carne, el trigo o el vino de Uruguay, son productos con intervención del hombre”, ya que llegaron de Europa como consecuencia de la “explotación colonial”.
Así, mencionó que la goma malaya es originaria de Brasil, el té indio de China, la cocoa africana de América Central, el café asiático y americano de Arabia y la lana australiana del Reino Unido.
“En algunos años, cuando se invente la carne artificial, Uruguay podría no exportar más carne”, afirmó.
“¿Cómo nos movemos de esas ventajas naturales a productos de alto desarrollo industrial?”, cuestionó Chang. “La ortodoxia dice que hay que dejarlo al mercado” pero de esa forma en “las actividades de alta productividad, los países en desarrollo no se desarrollarían porque ya tienen competidores” más fuertes.
El expositor dijo que “los países que hoy son ricos se desarrollaron usando políticas industriales activas”, como “subsidios al sector privado, provisión de servicios extensivos, créditos accesibles a granjeros, ayuda con el marketing de exportación”.
“Todas las economías ricas, salvo Holanda y Suiza, usaron el proteccionismo por períodos sustanciales. (...) Reino Unido y Estados Unidos fueron las economías más proteccionistas del mundo durante sus períodos de puesta al día. Japón, Corea y Taiwan prohibieron la inversión extranjera hasta 1980. (...) Finlandia clasificó a todas las firmas con más de 20% de propiedad extranjera como ’empresas peligrosas’”, enumeró.
Un “rol anticíclico”.
En 1790 el primer secretario de Estado de Estados Unidos, Alexander Hamilton, acuñó el concepto de “industrias infantiles”, según el cual algunos sectores industriales incipientes necesitan protección para desarrollarse.
Chang mencionó ese argumento en su conferencia y el presidente de Ancap, Raúl Sendic, lo retomó en declaraciones a Búsqueda: “A un niño o lo mandás a estudiar o lo mandás a trabajar. Cuando lo mandás a estudiar tenés que sostenerlo apostando a que a futuro él pueda posicionarse mejor en la vida. Acá pasa lo mismo: algunos emprendimientos son niños a los que hay que respaldar y apoyar para que después se puedan consolidar mejor en la economía”.
La OPP es la dependencia del Estado que se encarga de plantear las prioridades estratégicas de inversión de la actual administración. Frugoni dijo a Búsqueda que “el gobierno apuesta mucho a las inversiones en empresas públicas por más que en algunos casos sean deficitarias o no tengan excelentes resultados económicos porque, si bien no hay un repago inmediato, siempre el cálculo se hace a mediano plazo”.
“El asunto es que sean competitivas a futuro. Lo que estamos haciendo son inversiones contracíclicas. Se está intentando invertir en las empresas para que tengan ese rol anticíclico. Algo de esto se hizo en 2008 y 2009. Hay un leve estancamiento de la economía y ese es el momento para invertir en empresas públicas”, afirmó el economista.
Frugoni puso como ejemplos de políticas de desarrollo industrial a Alur, la instalación de fibra óptica de parte de Antel, las políticas energéticas para apostar a fuentes renovables, la construcción de una planta regasificadora y las inversiones en el ferrocarril y en el puerto de aguas profundas.
“Hay que revertir en los sectores claves ese enlentecimiento de la economía. Todas las empresas públicas son instrumentos para hacer al Uruguay más competitivo en el futuro. El rol de las empresas públicas que estamos promoviendo se va a ver muy fuertemente en dos o tres años. La fibra óptica va a modificar la conectividad en general y los emprendimientos productivos pueden cambiar la matriz energética”, afirmó el director de la OPP.
Sendic opina que “hay que ir a un cambio de la matriz productiva del país para que se posicione en una nueva economía que está surgiendo en el mundo”.
“Hay que estimular el surgimiento de esa economía de mayor valor agregado. En particular en el caso de Ancap en aquellos elementos que son estratégicos para el país, como los biocombustibles, la exploración petrolera o la producción de alimento, debemos de hacer inversiones y actuar como una incubadora en una primera etapa para que los proyectos se viabilicen”.
El presidente de Ancap considera que también hay que hacer inversiones de este tipo en la agricultura: “Mucha biotecnología y genética la compramos en el exterior. Si desarrolláramos una plataforma de investigación e innovación vinculada a la producción de patentes, puede ser muy importante para el agro”.
Proyectos de “mediano plazo”.
Desde su creación en 2006 Alcoholes del Uruguay (Alur) es uno de los proyectos más polémicos del gobierno. Mientras la oposición critica el proyecto sucroalcoholero porque entiende que funciona “a base de subsidios” y que se lo utiliza “como un elemento de propaganda política” en esa región, el gobierno defiende la iniciativa con la perspectiva de que en algunos años será rentable.
Ancap lleva destinados a Alur unos U$S 130 millones, además de descuentos especiales, garantías bancarias y recálculos en el pago de su rentabilidad.
Con el correr de los años, Alur aumentó sus áreas de negocios. En la actualidad produce azúcar, biodiesel, alimento animal, energía, proteínas, fertilizantes y glicerina.
Al final de la ponencia de Chang se realizó un panel en el que Sendic recordó que cuando el gobierno resolvió recuperar el ingenio azucarero recibió “una enorme cantidad de críticas y hubo que aguantar”.
“Decían que eso no tenía perspectiva. Decidimos que había que seguir adelante e incorporar tecnología”, afirmó. “La empresa dio pérdidas todos los primeros años” pero “hace dos o tres años se permitió una diversificación de productos que hoy valoriza la materia prima”.
Brasil también fue criticado cuando lanzó su programa Pro Alcohol, que incluyó transferencias millonarias y que “fue generando una cadena de valor”, prosiguió Sendic. “¿Qué sería del azúcar en el mundo si no hubiera existido el programa Pro Alcohol?”, se preguntó el presidente de Ancap.
“Las cosas no dan rentabilidad inmediata pero hay que ser capaz de mirar a largo plazo. (...) Si pensáramos en términos electorales no lo haríamos”, agregó.
También la presidenta de Antel, Carolina Cosse, formó parte del panel y habló del proyecto de fibra óptica.
“Hay que marcarse objetivos ambiciosos con visión nacional y de largo plazo. A veces nos parecen tan ambiciosos porque pensamos que vamos a llegar a esos objetivos sólo con la base material y la realidad que tenemos ahora es que si nosotros hubiéramos pensado así jamás hubiéramos encarado el proyecto de fibra óptica al hogar. Y ahí hay un ejemplo en que Antel se fijó un ambicioso objetivo enmarcado en su objetivo de lograr el 100% de los hogares conectados a Internet”, sostuvo.
La planta regasificadora, uno de los ejemplos que mencionó Frugoni, costaría unos U$S 500 millones según los cálculos iniciales del gobierno. La planta, que se iba a realizar con Argentina cuando se proyectó en 2007, se terminará construyendo con 100% de capital uruguayo y con la misma capacidad.
No obstante, el presidente José Mujica dijo el martes 30 a radio Sarandí que “el Estado no pone plata” en la regasificadora porque “se va a amortizar con el trabajo de la propia planta”.
La exploración en busca de hidrocarburos en tierra y las inversiones petroleras en exploración y prospección en la plataforma marítima uruguaya, son otros dos ejemplos que puso Sendic, quien sostiene que Brasil, para convertirse en potencia petrolera, “tuvo una política constante de inversión en el área durante años sin encontrar una sola gota” y que en Uruguay “hacía más de 20 años que no se hacía nada” al respecto.
Reflotar el ferrocarril es otro objetivo del gobierno que todavía está en proceso. Por ahora se invierte por medio de subsidios mucho más que lo que entra.
Los ingresos de AFE por tráfico de cargas y pasajeros fueron en el 2009 de unos $ 294 millones y el subsidio que recibió la empresa fue de unos $ 312 millones. En el 2010 obtuvo unos $ 257 millones por sus negocios pero el Estado le aportó $ 364 millones. En 2011 ganó unos $ 250 millones y fue subsidiado con unos $ 460 millones, según los datos de los balances del organismo.
En la entrevista que concedió el martes a Sarandí, Mujica también se refirió al proyecto del Antel Arena como una infraestructura que vale la pena hacer aún a pérdida.
Cuando los periodistas le preguntaron si habrá un retorno económico para ese emprendimiento, el presidente contestó: “Veremos, yo qué sé. El Palacio Legislativo tampoco era redituable y lo pagó el Banco de la República, cosa que la mayor parte de los uruguayos no saben. Probablemente que la torre de Antel tampoco sea redituable, qué sé yo, pero el Estado cumple una función en este país, que es en gran parte de dibujar el patrimonio material de nuestra sociedad. Yo era enemigo hace unos años de todas estas cosas. Con el paso de los años entré a mirar a Batlle, don Pepe, que cuando uno ve la ruina en que están las viejas facultades, uno se da cuenta que fueron hechas con lo mejor en su época, con aquella idea democrática de que el edificio público tiene que ser lo mejor. Y a veces solo el Estado lo hace”.
La Finlandia de América.
El ministro de Industria, Roberto Kreimerman, dijo luego de la exposición de Chang en la Torre de las Telecomunicaciones: “Toda política económica significa direccionar hacia un lado o el otro; no hay política económica neutra”.
Minutos antes el experto coreano había elogiado al gobierno uruguayo, que “ha desarrollado una política industrial muy previsora desde 2008”.
No obstante advirtió que el desarrollo económico de “Uruguay está demasiado basado en commodities”, ya que “el 80% de las exportaciones” es de ese tipo. Sostuvo que el país “necesita actualizar sus industrias de recursos naturales”, lo que “requiere desarrollo manufacturero”.
“Este país tiene el potencial de convertirse en la Finlandia de América Latina”, sentenció Chang. No obstante “va a tomar tiempo a Uruguay llegar a estar entre los países desarrollados”. Dijo que “a los japoneses les tomó 30 o 40 años de apoyo y protección hacer su industria competitiva” y por eso “el gobierno uruguayo debería tener paciencia si alguna de sus políticas industriales no produce resultados inmediatos”.
“Haciendo todo esto Uruguay se va a encontrar con voces que dicen que es demasiado riesgoso. Pero nunca se va a desarrollar si intenta cosas que no son riesgosas —arengó Chang—. El hombre de negocios tiene éxito cuando hace cosas que nadie piensa que van a funcionar; lo mismo pasa con los gobiernos”.
Desarrollo
2013-05-02T00:00:00
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