En una casa de Parque Batlle, sede de la Asociación de Laboratorios Nacionales (ALN), se reunieron el jueves 22 representantes de las cámaras de laboratorios nacionales del Mercosur en torno a una gran mesa. Compartieron un almuerzo casi sin siquiera moverse de sus lugares. Querían aprovechar el tiempo y coincidieron en que el grupo ha tenido logros en el último tiempo que justifican continuar trabajando de forma coordinada en el grupo Capítulo Mercosur, de la Asociación Latinoamericana de Industrias Farmacéuticas (Alifar).
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El mercado mundial de medicamentos superó los 1.000 millones de dólares el año pasado. El 70% de ese mercado lo consumen Estados Unidos, Europa y Japón. Ahí viven 900 millones de personas, mientras en el mundo en total hay unos 7.000 millones. “En donde vive el 13% de la población se consume el 70% del mercado de medicamentos. Es allí en donde se hacen las normas que regulan la actividad y ¿cómo pretenden que sean de exigentes las normas? Tan exigentes como para ellos”, planteó a Búsqueda Alfredo Antía, presidente de ALN.
Los laboratorios nacionales quieren vender sus productos y no verse afectados por “aranceles y cuotas”. Mientras, en los países desarrollados surgen productos farmacéuticos de alta tecnología que las multinacionales “quieren proteger por la vía de la propiedad intelectual, de las patentes y de la extensión de patentes, y además por normas sanitarias que son cada vez más estrictas. Este es el escenario que tenemos que trabajar”, resumió Antía.
“Que hay una batalla con las multinacionales, la hay. Que hay también una batalla en el campo de la propiedad intelectual, la hay”, aseguró Antía.
En resumen, hay dos grandes temas que les preocupan: las normas sanitarias —en medio de una ola que pretende tornarlas cada vez más estrictas promovida por los multinacionales— y el sistema de propiedad intelectual, las patentes. Por este último punto están conformes y hasta “contentos” con las noticias de los últimos días, dijo a Búsqueda Antía.
Es que el acuerdo comercial entre Mercosur y la Unión Europea, que se anunció a fines de julio, fue importante. Había mucho en juego. Además, este acuerdo terminó de construir el “techo”, lo máximo a lo que el Mercosur estaría dispuesto a aceptar en temas de propiedad intelectual, plantearon en la reunión.
De hecho, el “techo” ya se puso en práctica y fue respetado. El viernes 23 los gobiernos del Mercosur anunciaron haber llegado a un tratado comercial con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), integrado por Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein. Pese a intentos de estos países, el Mercosur no flexibilizó su postura sobre patentes y mantuvo su posición firme.
“En patentes y datos de pruebas, que es lo que más preocupaba a los laboratorios nacionales, directamente no hay ni una sección que hable del tema. No existe ni una referencia a extensión de patentes y datos de prueba” en el acuerdo con el EFTA, dijo a Búsqueda la directora general de Integración y Mercosur de la Cancillería, Valeria Csukasi.
“Estamos contentos, más que conformes. Esto implica una defensa de las posiciones históricas de la industria por parte de fuentes oficiales de la negociación. Comprendieron el valor de lo que estaba en juego y lo defendieron con la camiseta celeste pegada al pecho”, opinó Antía. El capítulo de propiedad intelectual de la Unión Europea ofició con EFTA de “techo”, es a lo que el Mercosur está dispuesto a llegar.
“La visión que tenemos en esta mesa es la misma”, dijo a Búsqueda Mariano Genovesi, coordinador en temas jurídicos y de propiedad intelectual para Alifar y gerente de Asuntos Jurídicos de la cámara argentina Cilfa. “Nosotros generamos estudios de calidad, abastecemos a los mercados, generamos exportaciones, en general si no fuera por estas empresas que están agrupadas, sería totalmente deficitario el sector”, agregó.
Cuando se intenta una “ampliación del monopolio legal” (patente), afecta a la competencia porque intenta evitarla, y hace que los productos se comercialicen a precios altos. Es un tema “crucial para nuestras economías”, planteó Álvaro Martínez, director ejecutivo de ALN. En efecto, hay casos de medicamentos monopólicos en países de Latinoamérica que en Uruguay tienen competencia y son significativamente más económicos.
Extender las patentes genera un “retraso en la competencia. Si no fuera por las empresas nuestras que luchamos fuertemente para que esto no suceda, para que no se creen barreras artificiales al mercado, no hay ONG que se ocupen de estas cosas. Cumplimos una función de salud pública alertando y estamos solos en estas cuestiones cuando las planteamos”, opinó Genovesi. Medicamentos en competencia bajan los precios, esto es un hecho.
“Acompañamos el proceso de negociación con la UE. Lo más fácil era ir a la plaza a tirar piedras, pero no fue nuestra actitud. Fue colaborativa, de explicar a las autoridades (en todos los países) la problemática del sector, que impacta no solo en lo privado sino en la política pública, la autoridad regulatoria y la seguridad social. Fue una negociación difícil, asimétrica y finalmente muy positiva. Ahora entendemos que este es el techo, no el piso, que el Mercosur cuando se sienta a negociar no puede ir más allá de las concesiones que ya hizo en propiedad intelectual por lo menos. Fue un logro”, opinó Genovesi.
Astrid Weiler, directora ejecutiva de la cámara de industrias farmacéuticas de Paraguay, llamó a “no ceder” en futuras negociaciones y “hacer valer todo ese esfuerzo negociador” que se generó para el acuerdo Mercosur- UE (y que obtuvo buenos resultados). Martínez también insistió en el “respeto” de la línea roja.
El “techo”
Las reivindicaciones que el grupo hizo con respecto al planteo de la UE tuvo varios puntos. Se opuso a la propuesta de extender el plazo de las patentes (más allá de los 20 años y lo acordado en la Organización Mundial de Comercio) por demoras en los trámites de registros sanitarios en los países y también la pretendida protección de datos (que hubiera significado que la información técnica del producto que se presenta ante las autoridades sanitarias quede cerrada bajo llave por ocho años). Esto finalmente no se incluyó.
El Tratado de Cooperación de Patentes (PCT) fue otro de los temas discutidos con la Unión Europea. El acuerdo crea un procedimiento para solicitar patentes que permite proteger las invenciones en los países miembros de PCT (que ya cuenta con la adhesión de 148 países). Brasil es miembro de PCT pero los demás países del grupo no.
Desde Alifar entienden que el PCT facilita la llegada de patentes y que esto podría perjudicar a la industria farmacéutica. Más monopolios harán que los precios de los productos suban y deja fuera del juego a los locales. En el tratado Mercosur-UE se plantea trabajar en la línea de PCT, pero no quedó suscripta una exigencia.
Genovesi opina que mejor es crear incentivos de patentamiento para los “pocos” que lo necesitan, como los investigadores locales.
Batalla con las multinacionales
Las normas sanitarias refieren, por ejemplo, a la producción y los controles de este proceso. La Conferencia Internacional de Armonización (ICH, por sus siglas en inglés) es una organización privada “impulsada por las multinacionales que están presionando para un nivel de exigencia mayor. Es el lenguaje sobre el cual se pretende que se produzca a escala mundial y son niveles en donde se entra a confundir la seguridad con el exceso de normas, que pueden transformarse en obstáculos técnicos al comercio”, planteó Antía. Desde Alifar entienden que algunos planteos requieren hacer cuantiosas inversiones sin que eso redunde en un gran beneficio.
“Las autoridades sanitarias son conscientes (del esfuerzo que supone cumplir estrictas regulaciones). Están aplicando las normas de buenas prácticas de manufactura con cierta flexibilidad para las compañías”, opinó Miguel Maito, gerente de Comercio Internacional y Regulaciones Sanitarias de Cilfa en Argentina.
Los laboratorios multinacionales tienden cada vez más a concentrar la tarea montando plantas especializadas en determinados procesos y productos puntuales, ya que tienen volumen para poder hacerlo. Distinto es el caso de los nacionales. Las empresas uruguayas tienen fábricas en donde elaboran muchos productos para el mercado chico y el mundo tiende a perfeccionarse hacia plantas en donde elaboran menos productos y son más eficientes a nivel industrial.
Salud, Ciencia y Ambiente
2019-08-29T00:00:00
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