Una canción de Violeta Parra que habla de un pájaro que llega a un palomar con intenciones misteriosas. Campañas políticas que construyen candidatos como un actor construye sus personajes. Pensamientos aleatorios que confluyeron en un momento en la imaginación de Daniel Hendler para escribir el guion de su segunda película como director: “El candidato”. “Empiezan a aparecer imágenes, músicas, ideas, y de repente empiezan a nacer los personajes y a construirse la historia. En el camino, la historia a veces es gobernada por la razón, y a veces los personajes empiezan a llevarte un poquito también en direcciones inciertas que terminás de descubrir durante el rodaje de la película”, dijo Hendler a galería durante la presentación de la película, una coproducción uruguayo-argentina que contó con una participación uruguaya de 95% en el equipo y 55% en el elenco.
En una casa de campo, un equipo de asesores (Ana Katz, Alan Sabbagh, Roberto Suárez, Matías Singer, Fernando Amaral y César Troncoso) se reúne para dar forma y carácter a Martín Marchand (Diego De Paula), un hombre de mediana edad, hijo de una familia poderosa, que quiere abrirse del partido que integraba (liderado por Verónica Llinás) y formar otro. Como si trabajaran con arcilla, empiezan a moldear su postura, a escribir su eslogan, y hasta a construir un cuerpo de pensamiento para este candidato vacío. Entre reunión y reunión, Martín Marchand se hamaca en una mecedora y mira hacia un punto perdido. Sus ojos parecen pedir auxilio, o pensar en cosas que nada tienen que ver con la política. O no pensar en nada.
Plan B. Hendler es suplente en su propia historia. Un back up seguro. Un plan de contingencia. El actor que aparece si alguno falla. “Como la película en su preproducción sufrió algunos accidentes —se nos cayó un fondo con el que contábamos, cambiaron las fechas, el lugar de locación, todo a último momento— estaba preparado para salir a la cancha si fallaba algún actor; estaba dispuesto a hacer cualquiera de los personajes porque no podíamos atrasar el rodaje”, contó. Ningún actor faltó a la cita, así que Hendler terminó haciendo un breve papel de entrevistador de televisión.
El rodaje se comprimió en un mes y fue en una única locación: una casona de Sarandí del Yi. La hospitalidad de los locatarios no fue suficiente para neutralizar los efectos del frío del campo. Pese a vestir siempre de polera por requerimientos de vestuario, el actor argentino José Luis Arias fue el más afectado por una gripe persistente que lo obligó a trabajar con fiebre. “Pero era parte de la aventura. Las jornadas eran largas, agotadoras, ¡pero íbamos felices a cenar con hambre en el campo! Y encima nos cocinaban rico”, contó. Arias interpreta en “El candidato” al asistente de este político en construcción, un hombre que tan pronto les pregunta a los miembros del equipo que van llegando si les parece bien cenar empanadas, como orienta con determinación al candidato en cuestiones mucho más relevantes, y algunas veces oscuras.
Moldeando al futuro presidente. Martín Marchand se sienta a la cabecera de una gran mesa de reuniones que al parecer él preside. El equipo le propone colores para el logo, nombres para el partido, comentan el simbolismo de ciertos árboles que podrían aparecer en el spot publicitario. Él, o bien se detiene en los detalles más intrascendentes o hace un comentario inesperado, por lo general no demasiado iluminado.
En otro momento, alguien le dice “Vos sos abogado”, como apelando a sus conocimientos sobre Derecho, y él responde como respondería un chico sobre las nociones de geometría que aprendió en la escuela: “No me acuerdo de nada”. “Él es hijo de una familia muy adinerada, poderosa y en un momento decide lanzar su plataforma política y a él como candidato. (…) Para eso, contrata a ese equipo para armarse él como persona. Ana (Katz) trajo una imagen que me encanta: es como si él fuera una hoja en blanco y contratara a un equipo y les pidiera ‘díganme cómo soy, díganme cómo tengo que ser’. Y eso me parece que es lo interesante del personaje, esa combinación de ego y vulnerabilidad, es un tipo muy débil que ansía ser como Tom Cruise porque no es la persona que quiere ser”, explicó Diego De Paula, el actor argentino que lo interpreta.
Según dijo, la locación influyó mucho en cómo se redondeó el personaje. “Toda la información que nos dio esa locación como actores fue muy fuerte, porque estaba muy por fuera de nuestra vida cotidiana. (…) En ese sentido fue una experiencia única, de ir a rodar cuatro semanas a un pueblo encantador (Sarandí del Yi), donde al llegar la noche comíamos todos juntos; y después filmar todo el día en un lugar soñado. ¿Qué más vas a pedir?”.
Según Hendler, el proceso con De Paula fue “muy rico”: “Primero porque es un gran actor, y su entrega ameritaba que yo estuviera a la altura para conducirlo hacia este personaje muy complejo, porque tiene muchas capas: tiene un costado siniestro, un costado entrañable, otro inocente, otro peligroso, que fuimos conociendo juntos”. “Hasta último momento construís el personaje”, aseguró el director.
En familia. No es una metáfora decir que en la casona de Sarandí del Yi el ambiente era familiar. Allí estaba Hendler dirigiendo; estaba su mujer, Ana Katz, interpretando a la principal asesora del candidato; su hermano, Matías Singer, poniéndose en la piel de un muchacho que llega para encargarse del diseño gráfico de la campaña y que termina mucho más involucrado de lo que él mismo hubiera querido.
¿El difícil, para una directora, no opinar en la película de su marido? ¿No pensar cómo habría filmado ella tal o cual plano? “No, al contrario”, aseguró Katz. “Disfruto tanto de eso que es como subirme al auto de otra persona y que conduzca Dani, a quien admiro, además de querer tanto. Me interesa y me gusta y le quiero seguir la cabeza. Entonces ni me acuerdo de cómo lo estaría haciendo yo”.
Su hermano menor, Matías Singer, que empezó a actuar por eso de “tener un hermano al que ves actuar desde que sos chico”, contó que el director es “bastante exigente” con él. “Siente, y es verdad, que me va a sacar cosas que están buenas, entonces si voy hasta un lugar (y me quedo ahí) capaz que se pone un poco intenso y nos peleamos mínimamente. Con Ana decimos a veces que nos sentimos malos actores, porque de repente viene y te dice: ‘Lo que estás haciendo no te lo creo, o se burla de vos, cosas que capaz que no le diría a Diego (De Paula) o a Pepe (Arias), pero si bien en el momento capaz que me enojo un poco, sé que es la decisión correcta, que sabe que si me aprieta más va a encontrar algo bueno. De mi parte hay confianza, agradecimiento, orgullo y disfrute a pleno. Es como el mejor jefe que puedo tener, de alguna manera, y me re pongo la camiseta. Es como la mejor empresa familiar. Podría ser vendiendo colchones pero es haciendo una película”.
A su vez, De Paula, que ya había trabajado con Hendler en su ópera prima, “Norberto apenas tarde”, y también en la ópera prima de Ana Katz (“El juego de la silla”), volvió a vincularse a la familia Hendler-Katz para una nueva aventura fílmica. “Nos queremos mucho, desde hace muchos años. Lo que me encanta de laburar con ellos, más allá del afecto, es que siempre me sorprenden, porque son muy inteligentes, muy sensibles, y la mirada de ellos no es la que uno naturalmente tendría. Ellos tienen una mirada que abre nuevos mundos; te hacen encontrar con la vitalidad de la cosa, que está lejos del cliché. Como actor estoy muy agradecido por eso”.
Entre géneros. La película, difícil de etiquetar, propone situaciones de humor y otras que encajarían mejor en un thriller. “Hoy están cada vez más definidos los géneros y nosotros, como espectadores, también nos vamos de a poco formateando para clasificar lo que estamos viendo”, dijo Hendler.
“Así como el sistema digestivo procesa y entiende lo que está comiendo, nosotros, cuando vemos una película, también tenemos algunos géneros que nos ubican claramente en qué es lo que estamos viendo. (…) Cuando te metés entre géneros, tenés un problema, porque el espectador busca constantemente cuál es el género para acomodarse en la butaca, y uno está todo el tiempo sacándolo de esa comodidad. No es algo que hagamos adrede, es que los géneros nos permiten jugar con esas expectativas y, al mismo tiempo, contar otras cosas. (…) Entonces asumimos ese riesgo que es no conformar a ningún género y quedarnos como a medio camino para buscar al menos un cuento propio”, dijo el director.
Ahora llega el momento de la verdad, cuando la película se encuentra con el espectador. “No es fácil hacer una película, por eso en este momento uno afloja un poco los nervios y dice 'hoy es el día para verla y disfrutarla con gente querida'. Uno sabe que la está lanzando a un mercado muy complicado, porque hay mucha desprotección hacia la cultura uruguaya, pero al mismo tiempo estamos muy agradecidos, porque han pasado cosas muy lindas con la película. Ya ha iniciado un recorrido afuera y seguramente también sea tratada con cariño acá”, dijo el director.
“El candidato” se estrena el jueves 27 en varios cines y con una copia inclusiva para sordos y ciegos que se exhibirá en Life Alfabeta.