¿Por qué eligió La Paloma para tener su casa de verano?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMi esposa veranea ahí desde su adolescencia, es nuestro lugar en el mundo. Disfrutamos de la playa, de la vida social, hacemos ejercicio, descansamos y compartimos el tiempo que el trabajo hace que no tengamos para compartir. Además, en el caso mío recibo a hijos y nietos, y ella está rodeada de sus afectos.
Vive en Pocitos y sale seguido a caminar. ¿Qué recorrido hace?
Bajo por Gabriel Pereira a la rambla hacia el este, entro en el espigón del puertito del Buceo, paso por ese lugar que se llamaba “el besódromo” y después voy hacia el oeste hasta que completo una hora, una hora y cuarto. Esa caminata, o cuando camino en la playa, son momentos para pensar o para encontrarse con uno mismo. A veces, en plena actividad, me voy a La Paloma con uno o dos problemas y vengo con dos o tres soluciones para cada uno.
Es muy lector. ¿Cuál fue el último gran descubrimiento literario?
Me encanta Arturo Pérez Reverte. Me gustan sus novelas con contenido histórico, una que me parece realmente extraordinaria es “Cabo Trafalgar”. “El hombre que amaba a los perros” (de Leonardo Padura) me ha conmovido. Es una crítica fabulosa respecto al stalinismo. En estas vacaciones leí un libro que tiene mucho que ver con mi tarea: “La ley del menor”. Es la historia de una magistrada inglesa que tiene que resolver sobre el caso de un joven de 17 años testigo de Jehová que no quiere hacerse una transfusión y tiene un riesgo real de vida. Está muy bien desarrollado.
Tiene un nieto de 11 años con el que mira fútbol y una nieta de 15 con la que conversa mucho. ¿De qué temas habla?
Quisiera conversar más de lo que converso. Prefiero hablar de temas concretos, de los desafíos que se les van dando en la vida. No me gusta ser un abuelo que se pone como una especie de gurú que está imponiendo normas. Me gusta hablar, como hice con mis hijos. Que los chicos resuelvan conforme a su sentir, con todos los elementos de información necesaria para tomar la decisión. Con mi nieto tenemos otras conversaciones porque es más chico, compartimos la pasión por Peñarol. Pero también hablamos de valores, de cómo plantarse frente a la vida y enfrentar dificultades que ha tenido a lo largo de su educación.
Siempre estuvo vinculado a temas relacionados con el derecho de menores. ¿Fue un padre más permisivo que los demás de su generación?
Me considero, en general, una suerte de líder democrático. Sin tomarme muy a pecho el tema de ser líder. Prefiero hablar y explicar situaciones y que las personas actúen por propia convicción.
En su currículum destaca que proviene de un “hogar humilde”, con un padre obrero del transporte, una madre empleada doméstica, y que usted solventó sus estudios. ¿Por qué estudió abogacía?
En un primer momento soñaba con ser arquitecto, pero soy un desastre para el dibujo y la matemática. No podría construir ni poner una tabla arriba de la otra. Llegué a la carrera judicial con más de 40 años de profesión. El día que me puse en el lugar de un juez descubrí que esa era mi vocación, porque toda mi vida había tenido sentido de justicia. Tengo una fuerte empatía para ponerme en el lugar del otro.
Es muy ordenado con su trabajo pero no con el resto de las cosas. ¿Cuál es el reclamo más común que le hace su mujer?
Que ordene el escritorio. Ella tiene su escritorio, yo el mío, me dice que no le ocupe su escritorio con mis cosas. Cuando salgo, generalmente con los minutos contados, me dice algo sobre la ropa. Y hay un tema que es de permanente demanda: que cuando saco algo de mi placard dice que dejo todo desordenado. Es una acusación inválida, pero tiene razón (risas).
Ella es médica. ¿Le marca pautas de conducta?
Es una especie de ángel de la guarda con respecto a la alimentación. Ahí me da consejos permanentemente. El hecho de que ella se tenga que cuidar en la comida me ayuda mucho, porque yo soy un gordo irredento.
Dicen que es muy bueno regalando. ¿Recuerda algún regalo en particular que haya hecho?
Una vez a mi esposa le hice un regalo insólito. Ella de adolescente aprendió piano, y en un cumpleaños me aparecí con un piano electrónico. Todavía está en una caja. Ese fue mi mayor fracaso, los éxitos son muchos.
¿Qué opina de la desregulación del mercado de la marihuana?
La reglamentación es muy complicada y no se está aplicando todavía, salvo en algo que ya teníamos que es la no sanción del consumo. Lo que pienso, sinceramente, es que a esta altura de las cosas es mejor experimentar y luego evaluar si el tema funciona o no. Hay algunos datos preocupantes, como que a partir de la desregulación habría aumentado el consumo de marihuana. Lo que sí no creo es que promover el consumo de marihuana signifique el retroceso de otras drogas más pesadas.
El año que viene cumple 70 y tiene edad para jubilarse. ¿Qué piensa hacer?
Me voy de la Corte, tengo pensado seguir trabajando en algo vinculado a lo que he hecho durante todos estos años. Me siento en condiciones de aportar cosas a la sociedad. No se me pasa por la cabeza volver a ser abogado. En el ejercicio profesional hubo cosas que me resultaron muy desgastantes y difíciles de soportar. El tema de cobrarle al cliente para mí era un drama.
¿Trabajó mucho gratis?
Bastante. Más de lo que mi bolsillo soportaba.