• Cotizaciones
    jueves 19 de junio de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Herramientas “mágicas” de la ciencia generaron un “desastre” e impulsaron a los científicos a hablar sobre riesgos de editar genes

    Una vez que la pasta de dientes salió del tubo, ya no puede volver a entrar. Con ese ejemplo ilustró el investigador español Lluis Montoliu el impacto irreversible de una noticia que salpicó a la comunidad científica, y ante la que esta reaccionó como pudo, saliendo a hablar en cuanto programa de televisión o diario les diera espacio. Todo se debió al nacimiento de dos gemelas chinas, las primeras editadas genéticamente con miras a que no pudieran contraer VIH, un experimento que fue contra todas las recomendaciones internacionales.

    En el fondo, se trata de aplicar un método para editar genes que aún no está avalado en humanos. Su nombre es una compleja sigla de significado solo para entendidos, CRISPR, a la que los científicos pronuncian “crisper”.

    Búsqueda conversó con Montoliu, experto en el tema, que visitó Uruguay para participar en una capacitación organizada por el Instituto Pasteur de Montevideo.

    A continuación un resumen de la entrevista:

    —Es investigador y destina su tiempo a comunicarles a personas no expertas sobre una nueva tecnología llamada CRISPR que tiene grandes oportunidades y ya genera algunos miedos y resistencias. ¿De qué se trata? ¿Por qué hay que hablar de ella?

    —Me encanta explicar cosas. Las herramientas CRISPR de edición genética son fantásticas, mágicas. Todo el mundo quiere usarlas, pero no todo el mundo entiende. Son una manera de cambiar cualquier letra de cualquier gen, de cualquier genoma, de cualquier organismo, es algo así como nuestro corrector particular. Si escribes una frase y te equivocas en un caracter, cometes una falta ortográfica, mueves el ratón y lo pones debajo, borras y escribes la correcta. Imagínate si esto fuera posible con tu ADN. Las bacterias se defienden de los virus utilizando estas herramientas para cortar el ADN del virus que quiere entrar a la bacteria, no para editar. Nosotros, fuera de contexto, hemos convertido una herramienta de defensa que tienen las bacterias en algo que usamos para editar cualquier gen de cualquier organismo. Ahora puedo hacer recorta, pega y colorea.

    —El tema es que estamos hablando de personas, es bastante más delicado.

    —Estamos hablando de personas, plantas, animales o cualquier organismo.

    —Investigar con estas nuevas herramientas brinda otras posibilidades. Usted trabaja en albinismo. ¿Qué oportunidades le ha dado esta tecnología?

    —El albinismo es una de las más de 6.000 enfermedades raras que conocemos. La gente piensa en personas que les falta la pigmentación y se tienen que poner gafas de sol porque les molesta la luz, pero lo relevante del albinismo es que son personas con un déficit visual muy importante, tan importante que son considerados en todos los países ciegos legales, con un agudeza visual inferior al 10%. Sabemos que de los más de 20.000 genes hay 20 que cuando dejan de funcionar dan lugar a 20 diferentes tipos de albinismo. No sabíamos cómo abordarlo. De repente aparecen estas herramientas que nos permiten hacer ratones avatar, como la película, la de los bichos azules que estaban conectados cada uno de ellos con una persona. Diagnosticamos a la familia genéticamente, sabemos qué gen es el que está afectado y sabemos qué mutación tiene ese gen. Esa misma mutación, y no otra, se la trasladamos al ratón. Ahora podemos generar un ratón albino, pero no un albino cualquiera, sino un ratón albino causado por la misma mutación en el mismo gen que la persona. El ratón pasa a ser el avatar de esa persona. Esto está dentro de la medicina personalizada, avanzamos a la individualización. Si hay, por ejemplo, un proceso terapéutico o alguna propuesta, la probamos en el ratón.

    —¿Hasta qué punto se ha llegado? ¿Se podría usar CRISPR en humanos?

    —Sobre el punto hay que insistir y ser muy claro. Es una revolución para mí en el laboratorio, puedo hacer cosas que antes ni podía soñar. Pero no estamos listos para llevar esto a la práctica. ¿Por qué? Porque hay un nivel de incertidumbre que yo puedo gestionar con los animales, pero que no debo gestionar con las personas porque no es éticamente aceptable. Si yo hago un tratamiento a los ratones para generar mi avatar y de 20 ratones que nacen solamente uno tiene la mutación que yo quería, estoy dando saltos por las esquinas, encantado de la vida. Selecciono a ese ratón y descarto los otros 19. Nos permite hacer experimentos, pero no tiene todavía la eficiencia, la seguridad y concreción que necesitamos. Todavía no es ni prudente ni deseable ni éticamente aceptable utilizar estas herramientas. ¿Quién se mete en una operación quirúrgica con 5% de éxito? Tienes que estar muy mal, pero 5% es aceptable en ratones.

    —Escribió un libro destinado a explicarle a la gente los beneficios y riesgos de CRISPR. Detuvo el envío a la imprenta para agregarle un capítulo cuando irrumpió la noticia de que el científico chino He Jiankui usó estas herramientas para crear las primeras bebés (dos gemelas) modificadas genéticamente con el objetivo de hacerlas resistentes al VIH, la viruela y el cólera. ¿Qué opina del caso?

    —Los experimentos nunca debieron hacerse. Esto me preocupa muchísimo, siempre digo que mi escuela han sido las asociaciones de pacientes. Hablando con ellos me piden saber cuándo va a estar una terapia disponible. No tiene ningún caso que yo diga que va a estar en 5 o 10 años. No lo sé. Seguiremos investigando hasta que esté disponible. Hay que ser muy claros y muy honestos y cuando no sabemos, no sabemos. Estoy seguro de que tarde o temprano va a llegar, pero no va a ser pasado mañana.

    —¿Vale la pena entonces generar ahora tanta comunicación en torno a un tema que en definitiva es para científicos? ¿No genera falsas esperanzas?

    —Nos hemos centrado en las aplicaciones en biomedicinas en la clínica pero hay muchísimas aplicaciones más. En animales, en plantas, en otros organismos, en hongos. Puedes generar plantas que estén mejor adaptadas a la sequía, animales que estén más adecuados en carne, leche y lana como se ha hecho en Uruguay. Las aplicaciones biotecnológicas, que van dirigidas a producir o generar alimentos para consumo, están mucho más avanzadas. Siempre digo, las aplicaciones de CRISPR nos las vamos a comer antes de lo que nos las vamos a administrar para tratar nuestras enfermedades.

    —¿Qué es lo que más le preocupa del caso de China? No es una técnica validada, pero también falta regulación…

    —Me preocupan muchas cosas. Me preocupa la falta de regulación. Si se te ocurre pedir por teléfono un isótopo radiactivo a una empresa que fabrica radioactividad, nadie te lo va a permitir. No tienes la licencia ni la instalación, todo el mundo lo entiende. Pero si tú entras a la página de una empresa que vende reactivos CRISPR, en dos días te lo entregan en tu casa. Todavía no hemos sido sensibles en transmitir el poder, la relevancia y la importancia de regular estos reactivos. El experimento en China nunca debió realizarse. Fue una irresponsabilidad. Cuando yo hago un experimento con los ratones, no todos sobreviven. Condenó a estas niñas a una supervisión médica de por vida porque le puede fallar cualquier célula de cualquier parte de su cuerpo en cualquier momento de su vida. Engañó a los padres, les dijo que les iba a inactivar el gen para que no nazcan con el virus (uno de los padres tenía VIH) y ya existen procedimientos médicos establecidos que permiten que cualquier persona infectada con el virus del sida tenga un hijo sin virus. Además, no consiguió tampoco lo que quería. Fue un ejercicio de fraude y por eso la comunidad científica saltó. Alguien se saltó las recomendaciones éticas que habíamos puesto sobre papel muchísimas instituciones y la pasta dentrífica se ha salido del tubo. Cuando sale, ya no puede volver a entrar. Lo único positivo de este desastre es que estamos hablando de esto.

    —Podría llegar un momento en el que sí se pueda hacer nacer a una persona sin una enfermedad genética que iba a heredar de sus padres. Sería terapia génica…

    —Sí, es terapia génica germinal. Es ilegal en estos momentos en muchos países de la Unión Europea. No podemos modificar el genoma de un embrión. En algún momento llegaremos a la conclusión de que tenemos la técnica tan bien y conocida bajo control, robusta, que podemos plantear una iniciativa legislativa para cambiar la ley.

    —Pero la investigación va hacia ahí.

    —La investigación siempre va por delante de la ley. De momento creo que tenemos millones de personas en el mundo afectadas de enfermedades de base genética que no tienen cura que me parece un error descomunal invertir mis esfuerzos, dinero y recursos humanos en hacer otra cosa que no sea avanzar en la terapia para todas estas enfermedades en personas adultas, que ya están con nosotros. Tenemos que apostar por desarrollar terapias para personas que están conviviendo con la enfermedad para intentar aliviarles los síntomas y cuando lo hayamos conseguido podemos plantear curar al que todavía no ha nacido.

    —¿Ya se están haciendo estudios en personas adultas?

    —Hay uno sobre una ceguera muy grave que se llama amaurosis congénita de Leber, que se lanzó a finales de diciembre de 2018. Se intentará corregir la mutación. Que yo sepa, es el único experimento probado en seres humanos hoy en día y se va a hacer en Europa y Estados Unidos.

    —Dentro de las tantas cosas para las que puede servir CRISPR en plantas, animales y humanos, ¿dónde ve su mayor potencial más próximo?

    —Digo plantas porque es más fácil, pero todavía hay una tecnología que es más inmediata: aplicarla en diagnóstico. Imagínate un test que puedas hacer en tu casa. Te pinchas el dedo y con una gotita de sangre (como hacen los diabéticos para conocer el nivel de azúcar) en media hora puedes saber si tienes el virus del VIH, el Chikungunya, la malaria o la fiebre amarilla. Esto va a llegar cortísimo. Todo el mundo entiende que es un beneficio.

    —Los grupos en contra de los transgénicos generan presión en todo el mundo. ¿Qué ocurre con la resistencia a CRISPR?

    —Te voy a dar la visión que tiene que ser pesimista, desde Europa. Tenemos el Parlamento que tenemos. En julio de 2018 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea adoptó por sentencia que los organismos editados (los CRISPR) debían ser considerados transgénicos y que, como tales, debían ser expuestos a todos los dossiers de análisis de riesgo y de toxicidad que llevan años y se llevan millones de euros y que pocas empresas pueden acometer. ¿Es científicamente justificado? La respuesta mía es que no, creo que nos hemos equivocado, Europa ha tomado una ruta que no ha tomado el resto del mundo. Los grandes, Estados Unidos, China, Brasil, India, van a tirar hacia adelante con los organismos editados.

    No estamos generando transgénicos. Esos son organismos a los que les añades un gen de otra especie. No tiene ningún sentido que le llamemos transgénico. Los investigadores tenemos que hacer mucha pedagogía y ponernos también en la piel de nuestros conciudadanos para explicar esto y para que se entienda. Hay que ser autocríticos. Hemos hecho abandono de funciones durante muchos años. Cuando surgieron los transgénicos en plantas en la década de 1990, mucha gente pensó que era un tema sensible y entonces no habló. Pero cuando tú no hablas, alguien habla por ti, y eso es exactamente lo que pasó. No respondimos como sociedad científica y esto no tiene que volver a pasar. Tenemos que explicar los beneficios, las limitaciones y los riesgos de los organismos editados.

    Recuadro de la entrevista

    “Buenas ideas”