Sr. Director:
Sr. Director:
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáPor IDEA(*)
“Si gana la coalición, vuelve la crisis del 2002, la aftosa, las ollas populares, la gente comiendo pasto (...). Es una señal, ¡porque son los mismos números pero al revés!”, decía parte del repertorio de la murga Un título Viejo que compitió y ganó el segundo puesto en el Concurso de Carnaval 2020 que terminó los primeros días de marzo pasado, más precisamente el lunes 2, al otro día que asumió el gobierno que preside Luis Lacalle Pou.
La murga, que se declara abiertamente frenteamplista y actuó en todos los escenarios y el Teatro de Verano con una gigante bandera de Otorgués, es duramente crítica con el Frente Amplio y acusa a esa fuerza política de haber perdido el poder, entre otras cosas porque no entendió que “la misión no es solo incluir en el consumo y en la economía”. Pero es particularmente premonitorio el satírico texto sobre la peste que se abatiría sobre la penillanura levemente ondulada de acceder al gobierno la coalición multicolor.
Y volvió la crisis, solo que a inicio del milenio se trataba de problemas de plata y esos asuntos se solucionan con plata. Ahora, además de los dramas económicos, hay un enemigo invisible que es el del Covid-19 y se está cobrando vidas humanas. Y salieron a luz realidades que estaban tapadas por un relato casi sin fisuras de la coalición de izquierda que gobernó 15 años con mayorías parlamentarias, la caja llena de dinero y relativa pericia en materia económica.
Nos pasamos la vida esperando que suceda algo especial y cuando ocurre estamos distraídos en cosas “importantes”. La vida comienza cuando te das cuenta de que hay una sola vida, ¿entonces para qué esperar? ¿Y si se te termina cuando cruces la avenida? ¿Y si te falla el corazón? ¿Y si un ACV devasta tu cerebro y te lleva de tour por el cielo y el infierno sin parada en el purgatorio? ¿O te postra en una silla de ruedas? ¿O condenado a “vivir” conectado a un respirador? ¿Y Si mañana fallece tu madre, padre o a un hijo? ¿Cuántas veces le dijiste que los amabas ayer? ¿Y hoy? ¿Y mañana? ¿Los vas a cuidar cual madre a sus críos o los vas a mandar a la mismísima mierda ante el primer enojo? ¿Vas a seguir tratando a los abuelos como un estorbo (si tienen plata capaz que no, obvio)? ¿O te vas a dar cuenta de que son la sangre de tu sangre y la reserva espiritual que le queda a este mundo miserable? No lo tires a una casa de salud. Poneles una camita de una plaza en el rinconcito más humilde pero digno de tu casa. Asegurales terminar su vida rodeados de felicidad y esperanza aunque su reloj biológico marque que están a centímetros de la caja de madera y algún hijo de puta le tenga pronta la mortaja. Regalale a tu hijo pequeño una tarde color ámbar juntando caracoles además de comprarle el último smartphone que terminará como forma de pago en alguna boca de pasta base. Saber que vamos a morir es la forma de evitar caer en la trampa de pensar que tienes algo que perder. ¡No hay razones para no seguir tu corazón! ¿Tuviste que sentir miedo a perder a tus viejos por un virus de laboratorio para agradecerles la vida? ¿Y ahora? ¿Estás más preocupado por ser el mejor epidemiólogo del universo con cátedras en Facebook o cocinaste un guisito de lentejas y les apareciste de sorpresa una noche de invierno con una vianda caliente? ¿Estás afiliado a la tesis según la cual la pandemia del Covid-19 es una trama del gran capital y los poderosos del orbe para mantenerte agarrado de los huevos y manejar tu vida? Yo a veces también. Muy a veces. Pero prefiero la sesuda tesis que sostengo desde que llegó el bicho que es bicho pero no es del reino animal. Creo que la China comunista, donde no hay libertad, algún objetivo debe tener con todo esto para eternizar la tiranía. Pero prefiero verlo como la gran oportunidad, tal vez la única y última, que tiene la raza humana de salvarse como especie si todos escudriñamos en nuestros adentros y brindamos un cachito de amor al prójimo, como el de Jesús en su tiempo, que es el de todos los tiempos. Andá un ratito desenchufado sin tener señal. Buscá a esa persona que algún día heriste o te hirió y ofrezcan un sincero perdón. Te libera de la ira y te deja mucha paz, ¿sabés? Yo sé que estás pensando ahora mismo que este flaco se cree el pastor y es un santurrón que se manda la parte. Soy todo lo que vos quieras que sea. Y más también. Disfruto con locura del sexo como vos y adoro las competenciss de orgasmos con ella. Soy humano, terrenal e imperfecto. Como vos. Pero dejame decirte que si el amor no sobra, no alcanza y que si vos no cambiás, no cambia nada porque no hay vacuna que pueda curar los corazones rotos. No lo hagas por mí, que soy un tipo feliz, entre otras cosas porque tengo tres hijas mujeres maravillosas que le dan sentido a mi peregrinar terrenal. Hacelo por vos; hacele caso a un gil y si me cruzás por la calle y querés dame un abrazo o un beso. No patenté esa vacuna, pero por ahí logramos una inoculación masiva.
Puedo dar fe de que las cicatriz de una traqueotomía te queda para siempre.
En 1992 el demócrata Bill Clinton desbancó de la Casa Blanca al republicano George con el eslogan “Es la economía, estúpido”, advirtiendo que la mayoría de los votantes estaba preocupada por sus problemas de bolsillo. Parafraseando al exmandatario del norte con dificultades de absitinencia sexual… “¡Es el amor, estúpido!”.
(*) IDEA es el brazo editorial de la fundación ACV Idea del periodista Denis Dutra (acvidea.org.uy)