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    “Es tan simple lo que pido, es ser alguien, nada más”

    En Castillos se está rodando una serie juvenil con guión, música y actuación local

    Castillos (Silvana Tanzi, enviada). El sábado 24, Castillos se preparaba para la Noche de la Nostalgia y en los clubes de la ciudad anunciaban cenas, oldies y fiestas. Pero frente a la plaza, la movida era otra desde la mañana. En el Centro Cultural 2 de Mayo entraban y salían jóvenes, se movían cables y se hacían pruebas de sonido. Ellos estaban preparando el teatro de la sala para volver a proyectar los dos capítulos iniciales de “Alguien”, la serie que está conmoviendo el ritmo cansino de Castillos. Esa noche también actuaría Wesing, la banda de la serie.

    Más de veinte jóvenes rochenses, entre 17 y 20 años, participan de esta producción que surgió de un grupo de teatro y se llevó adelante gracias al trabajo conjunto de la Usina de la Cultura de Castillos, una de las doce que en diferentes regiones del país instauró el Ministerio de Educación y Cultura, y del Complejo Cultural 2 de Mayo, que cogestionan la Intendencia de Rocha y la Sociedad Española.

    Una semana atrás, 450 personas desbordaron el Club Social Centro Unión en la avant première de la serie. Ese día hubo alfombra roja, fuegos artificiales, fiesta y muchos aplausos para los jóvenes que bailaron y cantaron al ritmo de Wesing. Y entonces todo comenzó a girar muy rápido para quienes trabajan en la serie: salieron notas en la prensa, sus protagonistas participaron en programas periodísticos en Montevideo y TNU dejó abierta la posibilidad de transmitir sus capítulos. “Nuestros videos de Youtube ya pasaron las 20.000 reproducciones en dos meses y con muy buenos comentarios. La gente se entusiasma por tres minutos que vio en la promoción o por las fotos, y en las redes sociales todos los días nos hacen preguntas y nos alientan. ‘Alguien’ está generando un sentimiento por toda la energía que se juntó”, dice Maximiliano Bianchi, director de la serie.

    Quienes trabajan en “Alguien” coinciden en que Maxi Bianchi es su alma máter, pero él afirma que no lo hubiera podido hacer solo, y nombra una larga lista de personas de la ciudad que apoyan el proyecto y al equipo de la Usina y del Complejo 2 de Mayo. Director y guionista de la serie, Maxi también compuso varias de sus canciones. Aunque también recibió una letra de Lalo Gómez, un hombre de Castillos que toda la vida compuso temas y nunca había tenido la oportunidad de usarlos.

    Oriundo del Chuy, a los 16 años Bianchi se fue a Rocha a estudiar teatro y luego siguió viaje hacia Montevideo para estudiar en la Escuela de Actuación Integral y también en la Escuela de Cine del Uruguay. Participó en varias producciones televisivas fuera y dentro del país y, luego de pensarlo mucho, decidió desechar una propuesta que le hicieron en Argentina. “Cuando tenía la edad que hoy tienen los chiquilines de ‘Alguien’, yo soñaba con hacer algo similar y nunca pude. Entonces no quise darles la espalda. Perdí económicamente, pero no sé cuánto perdí en lo artístico. Esto es algo mío, un proyecto que se plasmó, y no sé qué es más meritorio, si trabajar en una gran producción o sacar algo de cero”.

    Con 28 años, Bianchi es hoy profesor de teatro contratado por la Intendencia de Rocha y da clases en varias ciudades del departamento. “Alguien” se inició a partir del grupo de teatro que dirige en Castillos. “Primero pensamos en hacer nueve capítulos, pero ahora por la trama van a ser once. Nos asusta un poco la posibilidad de que se transmitan por televisión porque pensábamos subirlos a Youtube o tal vez pasarlos en el canal local. Por eso cada capítulo dura veinte minutos”.

    La serie trata sobre la vida social, familiar o liceal de un grupo de jóvenes de Castillos, que aparecen con sus nombres verdaderos. Las historias tienen humor y un tono de comedia musical, pero también abordan temas como la violencia doméstica, el consumo de drogas o la discriminación. En el elenco participa Lucía Muraña, a quien una docente en el liceo de Maldonado discriminó por su aspecto varonil, acontecimiento al que se alude en los primeros capítulos.

    “Se trata de jóvenes que buscan sus sueños, sus metas, que quieren ser algo en la vida”, comenta Ariel Fernández, uno de los actores y cantante de la banda Wesing. Y la canción central de la serie resume en su estribillo hacia dónde se orienta la trama: “Es tan simple lo que pido, es ser alguien, nada más”.

    “Porque la vida te hace fuerte”.

    La banda Wesing se fue formando en la marcha. Al principio la serie iba a tener canciones de otros grupos, pero no fue posible. “Muchas bandas importantes no nos dieron los derechos de autor para cantar sus canciones, entonces me puse a escribir el tema de apertura”, cuenta Bianchi. La composición musical es de Schubert Rodríguez, encargado del área en la Usina Cultural y productor musical de la serie. “Los ritmos son variados. Es mi primer disco de ‘músicas locas’. Este proyecto es ideal para mezclar música nueva y jugar con lo que les gusta a los adolescentes”, comenta Rodríguez frente a una gran consola llena de teclas y perillas.

    La primera que cantó la canción de apertura de Maxi fue Inés Ramos, una adolescente de voz privilegiada que es la integrante femenina de Wesing. Después se sumó Ariel, que también integra un grupo de música tropical, y Jonathan Hernández, quien “rapea” algunos temas. El cuarto integrante es Ezequiel Hernández, ganador del certamen “Promesas” de Canal 4, también arreglador de algunos temas. Juntos hacen un cuarteto armónico y cantan canciones pop, roqueras, melódicas o de las que hacen saltar a la tribuna con sus estribillos. Y el teatro saltó el sábado 24 al ritmo de “Porque la vida te hace fuerte/ aún más fuerte/ vive por ti/ Aunque el camino sea largo, estás llegando/ sigue por ti”.

    La sombra trágica.

    Las canciones que le cantan a la esperanza y a la alegría son necesarias en Castillos. Con 7.500 habitantes, es una de esas ciudades del interior en las que pocos reparan, salvo los turistas que se abastecen allí en su pasaje hacia las playas de Rocha. Pero en esta ciudad sí se repara cuando llegan las estadísticas. Porque Castillos carga con una sombra trágica: es uno de los lugares que registra la tasa más alta de suicidios en Uruguay. “Eso es así en Rocha, y dentro del departamento, en Castillos. Es una sociedad muy negativa, cuando alguien plantea algo hay cuarenta en contra y dos a favor”, explica Jesús Perdomo, profesor de historia jubilado e impulsor del “biógrafo” de Castillos.

    Perdomo llegó a Castillos en 1954 desde Ecilda Paullier cuando estudiaba para sacerdote, vocación que no continuó. “A mi hermano lo habían nombrado párroco de Castillos y me pidió que lo acompañara. El campo de Rocha me impresionó y cuando entramos a la zona de Palmas, me vino una terrible depresión. No lloré, pero me dieron ganas”, recuerda. Ahora Perdomo es un “castillense” de más de 78 años, que tiene un espacio radial de opinión y admira ese paisaje de corrales de palmeras butiá que hay solo en este departamento.

    “Aquí vino la ONG Último Recurso, que hizo un buen trabajo de prevención y tuvo el apoyo de la Intendencia de Rocha. Pero con el Plan de Salud Mental de Salud Pública, la ONG se tuvo que ir. El problema es que Salud Pública está desbordada y no veo que funcione el Plan de Salud Mental ni que esté instrumentado”, dice Perdomo.

    Es difícil determinar por qué Castillos sufre tal depresión. No es una ciudad próspera, pero tampoco de las más sumergidas, ni está aislada en el interior profundo. En cierto momento se generó la creencia, sin ninguna investigación científica y negada por los psicólogos, de que había alguna sustancia en el subsuelo que propiciaba el suicidio.

    “A veces me cruzo con chiquilines en la calle y me pregunto qué perspectivas tienen aquí, qué relaciones están estableciendo para salir adelante. Por eso esto de la serie es tan importante, le da ánimo a la juventud, la dinamiza para encarar el futuro”, afirma Perdomo, quien tiene un papel en la serie como director del liceo.

    Energía cultural.

    En la Usina de Castillos trabajan tres personas: Eduardo Pereyra es el coordinador, Pablo Amonte el encargado del área audiovisual y Schubert Rodríguez el de la musical. La usina está equipada con una sala de grabación, dos cámaras, dos focos y un grabador para filmar. Allí quienes quieran pueden grabar sus discos, filmar o ensayar con los instrumentos musicales. “Aquí llega gente de Lascano, Cebollatí, Rocha, La Coronilla, La Paloma o de departamentos cercanos que no tienen usina”, explica Rodríguez. Desde julio de 2010, cuando abrió, se grabaron 400 temas, la mitad inéditos. “Hay gente que desde hacía 20 años tenía un tema escrito y guardado y aquí encontró el lugar para concretarlo”.

    Como una “ficción comunitaria” definió Pablo Álvarez, director general del MEC, la serie “Alguien”. “En esta sociedad en la que se ve cualquier manifestación juvenil como un acto de desapego a la tradición, es una satisfacción ver que la comunidad felicita y aplaude una iniciativa joven. Ahora hay que protegerla de las fieras de la comercialización”.

    Las Usinas Culturales se han instalado en lugares distantes o aislados como las cárceles. “En la Usina Casavalle se grabó y filmó el rap de Don Cony, ‘Yo soy Marconi’, que tuvo mucha popularidad en Youtube. Hace un mes estuve en Artigas y un señor de 80 años había grabado unos tangos con un bandoneón y un día se dio cuenta de que estaban pasando su disco en la radio. Son esas pequeñas cosas que a la gente le cambian la vida y en la comunidad impactan”, explica Álvarez.

    Quienes participan de “Alguien” son conscientes de que el éxito se logró por la buena relación que hay entre el Centro MEC, la Usina y el Complejo 2 de Mayo, que están en edificios contiguos. Christian Silvera es el director del Complejo 2 de Mayo y siempre se interesó por el cine de Castillos, que cerró porque estaba muy deteriorado. Por un acuerdo entre la Intendencia de Rocha y las Islas Canarias, se pudo reformar el edificio, la sala y el escenario, y también se hicieron camarines. “Ahora podemos invitar a artistas de todos lados sin pasar vergüenza, y también proyectar películas con muy buena calidad”, dice Silvera. El edificio cuenta con salones donde funcionan talleres musicales y de fotografía, y también el grupo Impulso, del INJU.

    “La meta es que los chiquilines se apropien del lugar. A veces vienen a ensayar una obra de teatro y el director no está, pero ellos ensayan solos, entran y salen, usan la cocina. Ahora tienen la camiseta puesta, crecieron viendo este edificio en ruinas”, explica el director.

    En uno de los salones del complejo, Búsqueda se reunió con Carol, Vanesa, Julián, Angela, Majo y Marcel, todos actores de “Alguien”. “Sentimos muchas cosas mezcladas, pero lo que me parece más importante es que por más que estemos en un pueblo chico, las cosas se pueden dar. Ya dejó de ser un proyecto y es muy emocionante”, explica Carol.

    Cuentan que al comienzo se peleaban, pero que pudieron superarlo y se lo tomaron en serio. Sus padres tuvieron reacciones diferentes y algunos no creían que pudiera prosperar la serie. “Ahora nos preguntan: ‘¿cuándo va a aparecer la limusina?”, comenta Angela, que tiene el papel de mala en la serie.

    Cuando se les pregunta cómo les va en el liceo, se cruzan las miradas. Algunos han mejorado, pero otros descuidaron sus estudios. “Maxi nos dijo que él quiere saber cómo van nuestras notas para ver qué participación tenemos en la serie porque va de la mano con el liceo”, explica Vanesa.

    Después se levantan y se van a la sala porque la función está por empezar. Unas horas más tarde, estarán saltando y cantando: “Solo cree en ti. Algo nuevo va a venir”.