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Eran épocas de pantalones pata de elefante, de discos con lado A y lado B, de grupos como Los Moonlights, El Sindykato o Totem. A comienzos de los 70, el escritor Luis Fernando Iglesias entraba en la adolescencia y se nutría de la banda sonora de aquellos días con los discos que compraba en Palacio de la Música, con la revista Hit y con la argentina Pelo.
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Fue en Discodromo Show, el programa que conducía Rubén Castillo, que vio por primera vez una banda que lucía una extraña “p” en su nombre: Psiglo. Ahora Iglesias es abogado, periodista cultural y conduce el programa Historias de la música en Emisora del Sur. Acaba de publicar Ideación (Estuario 2018, 134 páginas, $ 350), un libro que lleva el título del primer álbum de Psiglo y que integra una colección destinada a discos.
El libro sigue la trayectoria de Psiglo desde su primera formación con Jorge García Banegas (teclados), Luis Cesio (guitarra), César Rechac (bajo), Carmelo Albano (batería) y Julio Dallier (guitarra y voz). Luego Albano abandonó el grupo y se incorporó Gonzalo Farrugia (fallecido en 2009), y con esa integración debutaron en 1971. Un año después se unió Ruben Melogno con una voz ideal para las canciones que componía la banda de rock progresivo.
“¿Escuchaste el psimple de Psiglo?”, decían los volantes que promocionaban el primer simple de la banda que volvía a jugar con la “p” inicial. Tenía los temas En un lugar un niño (lado A), “la primera canción que terminó por colocar a Psiglo en un punto alto de popularidad”, dice el autor, y Gente sin camino (lado B), “un manifiesto que va desde su letra a la duración de la canción”.
A comienzos de 1973 salió Ideación, con una cabeza macrocéfala en la tapa que se volvió memorable. Un álbum hoy considerado un clásico del rock nacional. Mezclando recuerdos personales con entrevistas a sus protagonistas, Iglesias analiza el álbum, su género y su contexto histórico. Un excelente homenaje para leer escuchando Vuela a mi galaxia.