¿Qué tan probable es la llegada de una nueva avalancha de inversiones argentinas en el campo uruguayo en los próximos meses? ¿Qué grado de interés real hay de los empresarios rurales argentinos en comprar tierras en Uruguay?
¿Qué tan probable es la llegada de una nueva avalancha de inversiones argentinas en el campo uruguayo en los próximos meses? ¿Qué grado de interés real hay de los empresarios rurales argentinos en comprar tierras en Uruguay?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn los días previos a la seguidilla de entrevistas que brindó recientemente el presidente Luis Lacalle Pou en medios de prensa argentinos, la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) realizó una reunión virtual entre sus socios en la que hubo una presentación del mercado uruguayo de campos, que fue protagonizada por las empresas uruguayas que integran esa gremial.
“Hay interés, consultas también, pero la posibilidad de ir a recorrer los campos no puede darse por las limitaciones para cruzar la frontera vinculadas a los controles sanitarios”, dijo a Búsqueda el presidente de la CAIR, Juan José Madero.
Señaló además que “es poco lo que se ha concretado”. El empresario explicó algunos factores que están jugando en contra de la materialización de la idea de los interesados en invertir en la compraventa de tierras en Uruguay.
“Hubo mucho ruido sobre inversiones argentinas en Uruguay, ahora la realidad pasa por dos planos: las consultas de interesados están y han aumentado para la compraventa de campos”, enfatizó. Aunque acotó: “Pero las operaciones prácticamente no se han podido concretar y quedan en una expresión de deseos desde el momento en que el inversor propone en su forma de pago colocar bienes en Argentina”.
“Un campo vale US$ 2 millones y el interesado en comprarlo dice: ‘Tengo una o dos propiedades en territorio argentino equivalentes a US$ 800.000 para entregar y el resto lo hacemos con otro tipo de planteo’ para el pago”, comentó Madero, a modo de ejemplo de las situaciones hoy surgidas.
Advirtió que por ese motivo “el negocio no prospera porque el propietario de la tierra, que puede ser otro argentino no solamente un uruguayo, no acepta propiedades en Argentina”. “Ahí es cuando se frena casi la totalidad de los negocios”, indicó.
Otro factor de peso en medio de las negociaciones es que cuando ganó la coalición política que hoy gobierna en Uruguay, según el titular de la CAIR, “los propietarios de campos preveían una oleada de argentinos y se reafirmaron los precios” de las tierras.
“Eso hizo que la brecha entre la posible oferta y el precio pedido por el campo se amplíe y dificulte que se concrete la transacción”, sostuvo.
Basándose en la impresión recogida de los actores que participan en la negociación, Madero consideró que en esa situación hay dos factores que inciden: “Que no haya interés en tener propiedades en Argentina en la coyuntura actual del país y que el potencial comprador intente hacer valer esa propiedad en un monto que el vendedor no valide”.
“Tal vez el dueño del campo uruguayo esté dispuesto a tomar una propiedad en Argentina, pero por un valor de oportunidad”, dijo.
Y opinó a su vez que “las causas por las que no prosperan esos negocios pueden ser un mix de las dos”.
Para comprender cómo se fue gestando la situación actual en la que los empresarios rurales argentinos tantean la posibilidad de adquirir predios para la producción agropecuaria, el presidente de la CAIR recordó que “el año pasado, cuando en las elecciones primarias ganó el actual presidente Alberto Fernández, ya el ánimo en general cambió y hubo una especie de déjà vu, que el mercado lo empezó a digerir”.
“Una cosa es lo que uno suponga, y bueno después los hechos lo corroboraron, porque la política del actual gobierno hacia el sector rural no es la más feliz”, planteó.
Y agregó que “la situación de anormalidad, por la pandemia del coronavirus, como la está manejando (la administración del mandatario argentino) acá tampoco ayuda a mejorar los ánimos”.
“En el ínterin Uruguay cambió su gobierno hacia una política mucho más receptiva de lo que ya tenía en cuanto a las inversiones extranjeras”, comparó.
Respecto a las expresiones del mandatario uruguayo en los medios de prensa porteños, Madero reconoció que “causaron una muy buena impresión y generaron mucho ruido” en su país.
Algunos operadores uruguayos del mercado de campos vaticinan que, si se concretara el 10% de las consultas de interesados argentinos en comprar tierras en Uruguay, eso representaría una revolución en el sector de los inmuebles rurales, dijo el presidente de la CAIR aludiendo a artículos de prensa argentinos.
En cuanto al perfil de los actuales interesados en invertir en la compraventa dåe campos en Uruguay, el empresario señaló que “en general es un empresario más agrícola que ganadero”.
En la década pasada el fenómeno de arribo masivo de inversiones argentinas en el agro uruguayo estuvo concentrado en la producción de soja y otros granos.
Eso incidió en la expansión del cultivo de la oleaginosa, que superó el millón de hectáreas entre 2012 y 2018 y pasó a consolidarse como la principal actividad granelera del país, según los datos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea). Dichos datos muestran que también el trigo tuvo un crecimiento al superar las 500.000 hectáreas sembradas en 2009 y en 2011. El área de siembra de esos dos granos disminuyó en los años siguientes, principalmente la superficie triguera, a poco menos de 200.000 hectáreas.
Otros jugadores que incidieron fuerte en el desarrollo agrícola por esos años fueron los pooles de siembra, impulsados por fondos de inversión extranjera, y en menor medida de empresarios individuales, tanto argentinos como uruguayos.
Actualmente, en el campo local no operan los mismos esquemas de grandes plantaciones, aunque hay algunos fondos de capitales europeos dedicados a producir granos y carne.
Las nuevas normativas establecidas por el Poder Ejecutivo en los meses recientes para facilitar la radicación y residencia de extranjeros en Uruguay “exceden a lo que respecta a las inversiones rurales porque está abierto a cualquier inversor, y la lectura es que se trata de un país amigable”, dijo Madero.
Y destacó que ese mensaje “ha pegado mucho en familias jóvenes que hoy tienen complejidades para desarrollar sus actividades y ven a Uruguay como un país vecino que transmite tranquilidad y previsibilidad, y que lo hace atractivo para un proyecto de vida, no de inversión”.
Comparativamente a lo que sucede en el sector de compraventas de campos en Uruguay, donde hay señales de reactivación con algunas transacciones puntuales, principalmente en los rubros de forestación, agrícola ganadero y agrícola (Búsqueda N° 2.077), “el mercado inmobiliario en Argentina está vivo, con un reacomodamiento de los valores que está aceptado, hoy el inversor está dispuesto a levantar la vara en las condiciones de sus propuestas”, dijo el titular de la CAIR.
Comentó asimismo en relación con los interesados extranjeros en invertir en el agro argentino que las gestiones que podían estar bien encaminadas se pararon por la imposibilidad de trasladarse de un país a otro por la pandemia, pero “una vez que eso se supere se retomarán”.
De acuerdo con un índice de actividad elaborado por la CAIR, en junio hubo un repunte de las operaciones de compraventas de campos respecto a mayo, pero si se lo compara con junio de 2019 hay una caída de 15%.
“Desde las elecciones generales del año pasado, el mercado inmobiliario rural mantuvo una fuerte tendencia a la baja”, señala un informe de la CAIR divulgado esta semana, e indica que “el actual cambio de tendencia pareciera reflejar una maduración del sector ante tanta adversidad”.
“Es probable que el incremento en la actividad durante estos meses de pandemia esté relacionado con la consolidación de la baja de los valores de los campos y la mayor fortaleza del dólar”, argumenta.