—El balance es bueno, y no creo que se tranquen. Creo que en el Parlamento se van a aprobar los proyectos. La oposición participó bien. Algunos, salvo el Partido Nacional, tenían claro que cuando van a un intercambio se llevan propuestas y allí se discuten. Y no sale exactamente lo mismo. Así le pasó al gobierno. La comisión obtuvo más de lo que se esperaba.
—Algunos legisladores oficialistas hicieron reparos a parte de los proyectos que ya fueron enviados. ¿Es infundado pensar que corran riesgo de aprobarse?
—Se van a aprobar. Se viene trabajando y las correcciones que se han planteado se están incorporando. Hay alguna objeción que se da en el Frente Amplio respecto a las libertades anticipadas, pero se va a aprobar igual. Se va a aprobar y el Frente Amplio lo va a aprobar. Que haya alguien que diga que no está de acuerdo, eso puede pasar, pero para mí se van a aprobar los proyectos. En cuanto al cierre de la comisión, fue un tema que se venía planteando de antes. Se planteó un orden de temas, dos o tres reuniones antes. El Partido Nacional decía que había que cerrar porque no daba resultados, y volver después con los proyectos aprobados. Esto era un planteo efectista ante la población. No era un planteo que tuviera que ver con lo que estaba pasando y nadie estuvo de acuerdo con esa idea. Todos sabíamos que esto iba a durar poco tiempo más, pero porque ya habíamos discutido el orden de temas.
—El líder blanco Luis Lacalle Pou fue el primero en plantear públicamente que debían terminar las reuniones. ¿La decisión de Vázquez no implicó darle la razón?
—No, eso lo dijeron algunos analistas y me parece que le hacen un mandado a Lacalle Pou demasiado grande. No, no. No fue así. El final ya se estaba discutiendo adentro. Había que poner una agenda límite.
—¿Cree que fue “picardía” de Lacalle Pou?
—Sí. Es una picardía desde el principio. Porque él no quería ir desde el principio y no fue (a la comisión).
—Usted ha dicho que se han aplicado muchas reformas en el sistema carcelario, pero en lo que va del año murieron 21 presos. ¿Cómo lo explica?
—En ese tema no existe el todo o nada. Existe el proceso. Allí hay cosas que se van cumpliendo y otras que van quedando pendientes. Puede que esté eso de: “No se ha hecho nada”, “¡Mirá lo que está pasando!”. Si te fijás en lo que avanzaste… ¡Pero! ¡Estamos bárbaros! Nosotros estamos en un proceso largo. Que haya gente que sienta que no avanzó, que está en una situación más complicada… Es dejar de lado que cuando entramos acá al Ministerio, había 80 personas trabajando de 8.500 presos. Hoy hay 3.800 trabajando. Solo en el Comcar hay 550 trabajando. Es seis veces más que lo que había cuando entramos. Ahora hay un grupo de presos que van a empezar a practicar rugby con Los Teros. Hemos visto que los que ya practican ese deporte duermen toda la noche. Y al poco tiempo empiezan a pedir para trabajar.
—Pero eso no deja de lado que hayan muerto 21 presos que estaban en custodia del Ministerio.
—Sí, sí. Pero para que pueda pasar esto hay que separar uno de otro. Si los tenés todos mezclados se te van a morir los 20 y pico, porque antes se morían también. Cuando fue el motín que llevó al cierre de Punta Carretas murieron una cantidad similar. Esto no es nuevo. Lo que pasa es que hemos avanzado tanto que ha quedado de lado. Y ahora se olvida lo que teníamos hace 15 años. Esto no es nuevo. Lo reflotan pero no es nuevo. Y los que lo reflotan, se olvidaron de lo que estaba pasando. Hoy tenemos 1.800 estudiando que hicieron secundaria formalmente.
—Las muertes no son algo que debiera ocurrir antes y ahora tampoco.
—No, no. Pero lo que digo es que es un proceso. Y el proceso es así. No se soluciona todo de un día para otro. Nosotros tenemos la idea de dividir el Comcar en cuatro. Pero es un proceso, no cambia de un día para el otro.
—Usted es uno de los principales referentes en el Movimiento de Participación Popular. Acaba de terminar la elección interna en el Frente Amplio donde el candidato del MPP era el favorito…
—El candidato que pertenecía al MPP.
—¿Por qué esa aclaración?
—Porque no fue planteado por el MPP. Fue una carta pública en la que lo postulan varios sectores, instituciones y personalidades, y el MPP lo acepta. No lo propone, pero lo acepta como candidato y hace campaña por él.
—¿Eso puede explicar por qué no ganó?
—Esta fue una elección que no fue típica de candidatos que la gente conociera totalmente y votara por uno u otro, sino que fundamentalmente fue una elección de partidos; y ganó el candidato que tenía más partidos atrás.
—¿Cómo analiza el escenario para el 2019 a partir de estos resultados?
—Falta mucho. En este momento lo que está en juego con el Frente Amplio no es la interna, sino la relación con los partidos de oposición. El Frente viene de un año y medio de gobierno que suele ser lo más complicado y recién ahora empieza a salir; por lo que la primera cosa que tiene que tener presente es cómo sostiene su proyecto y cómo mejora su proyecto, y cómo se relaciona con la gente que espera que el gobierno le solucione los problemas. No es momento de pensar quién es el candidato. Ahora lo que está presente es cómo consolidarse frente a la oposición. Creo que la visión que tienen algunos de que estamos en la misma que está Brasil y Argentina no es así.
—¿No cree que la izquierda uruguaya sea la próxima en sufrir un revés electoral en la región?
—No. A mí me ha sorprendido bastante Brasil pero, así y todo, ya he dicho más de una vez que el gobierno progresista más sólido de la región era el del Frente. Y lo va a seguir siendo.
—¿Descarta un escenario que implique una derrota del Frente Amplio en 2019?
—No digo eso. Digo que el dibujo que se están haciendo ya es apresurado. No creo en ese análisis del fin de la era progresista y no creo el dibujo tremendista que han hecho del futuro del gobierno del Frente Amplio. Por otra parte, no veo proyecto de oposición. Pasaba en el primer período del Frente Amplio y sigue pasando. Todo lo que veo son críticas a lo que hay, pero para ser alternativa de gobierno hay que hacer críticas y tener un proyecto. Esto no está ocurriendo ahora con la oposición. Además, no solo no está pasando, sino que cuando el gobierno pasa alguna dificultad, recurren o promueven las recetas que nos llevaron a la ruina en 2002 y antes también. Esto de alguna manera tiene que llamar la atención. Porque cuando el gobierno mostró crecimientos año a año se dijo que fue por viento de cola, lo que no tenemos ahora es viento de cola. Los gobiernos que parecían fuertes, como el de Brasil, están cayendo el producto aceleradamente y Uruguay es el único que sigue creciendo aunque sea un poquito. Sale la alternativa de Cambiemos en Argentina y bueno… La alternativa de Cambiemos, donde siga así, es uno de los mejores llamadores para que el Frente Amplio siga en el gobierno. Porque gana Cambiemos y cae el Producto Bruto Interno, aumenta la inflación, caen los salarios, caen los ingresos, aumenta la pobreza, aumenta la indigencia. O sea, esta receta no la veo.
—Para el presidente Vázquez la llegada de Macri al gobierno argentino fue algo positivo para Uruguay. ¿No está de acuerdo?
—Estamos hablando de cosas diferentes. En la relación con el gobierno argentino hemos encontrado cosas que buscábamos, hemos encontrado alguna facilidad. Pero eso no es a lo que me refiero.
—¿Macri le hace bien a Uruguay pero mal a los argentinos?
—Hasta ahora los ha complicado y no se ve mucho levante. A Brasil tampoco le veo mucho levante, y si lo tiene, quizás es en su vínculo con Estados Unidos, en medidas que puedan afectar al Mercosur. Creo que Brasil le va a vender carne a Estados Unidos y Estados Unidos, creo, le puede vender cereales a Brasil. ¿Qué noticia es esa para Argentina desde el punto de vista de las relaciones comerciales en el Mercosur? Acá existe el simplismo de decir que el Mercosur se ha transformado en una alianza política y no en lo que se quiso. Sin embargo, la venta de productos industriales con mayor valor agregado los vendía en el Mercosur y no afuera, por razones arancelarias y de transporte. Si cae el Mercosur, las dificultades que va a tener Uruguay son enormes desde el punto de vista comercial. Entonces, el simplismo que veo en muchos pronunciamientos de dirigentes políticos de la oposición, no me parece que ayuden en nada.
Pero insisto, si bien tenemos problemas, Uruguay sigue siendo el país de la región mejor visto para la inversión porque está más consolidado. Creo que eso va a llevar a reposicionar al partido de gobierno.
—Usted decía que el partido de gobierno tiene que rearmar su vínculo con la población. ¿Por qué?
—Eso siempre pasa. En el primer año, año y medio de gobierno es cuando hay más complicaciones.
—Integró los tres gabinetes de los gobiernos frenteamplistas. ¿Cree que esta bancada es más díscola que las anteriores?
—Lo que percibo es que en el primer gobierno del Frente la bancada tenía una relación con el Poder Ejecutivo que iba en línea con las expectativas de la gente. En el segundo gobierno ya la expectativa era otra y se empezó a complicar un poco. Y este año también.
—¿Falta un interlocutor entre el presidente Vázquez y la bancada oficialista?
—No creo que sea un problema de interlocutor, creo que es un problema de resolver qué corresponde hacer en cada ámbito. Se va a terminar haciendo. El que tiene que jugar ese papel es la fuerza política.
—¿El vicepresidente Raúl Sendic no?
—Me parece que debe ser la fuerza política. La que articula es la fuerza política.
[ACTUALIZACIÓN] Las críticas del ministro Bonomi al gobierno de Macri repercuten en Argentina. Léalo AQUÍ
