Más que algunos portarretratos, poco cambió en el despacho del director en representación de los trabajadores en el Banco de Previsión Social (BPS). El domingo 12, Ariel Ferrari presentó su renuncia —tras 13 años en el cargo— y Ramón Ruiz tomó el escritorio. Sanducero, hijo de un trabajador portuario y una ama de casa, y ex militante de la salud privada, Ruiz quiere incorporar “otros temas” a una agenda hasta ahora centrada en la oposición a las administradoras de ahorro previsional (AFAP). Para él, “sí o sí” el próximo gobierno deberá analizar la permanencia de empresas “que le han hecho mucho daño” al sistema, pero “dialogando y escuchando a otros”.
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“Si el Ejecutivo nos dijera que la gran reforma pasa por eliminar las AFAP, sería un mal negocio”, dice Ruiz, de 50 años, padre y abuelo, en entrevista con Búsqueda. Habla siempre en plural: cuando tenía 18 años, tras su primer acto público, un militante le dijo “nunca más digas yo”. Ahora se refiere a un “equipo” que propone un sistema solidario y universal donde “se caiga de maduro” el “lucro”. A continuación un resumen de la entrevista.
—¿Qué impronta le dará a su período en el BPS?
—Veníamos preparándonos como equipo para este paso. Tenemos que incluir más temas en nuestra agenda. Caemos en hablar solo de las AFAP y la seguridad social tiene una cantidad de temas.
—Va a haber una discusión muy importante sobre el sistema nacional de cuidados donde vamos a tener que hacer un aporte. Estamos trabajando para arriesgar algunas propuestas. Esto va a seguir siendo una construcción colectiva, aunque es cierto que hay un cambio de roles y puede haber formas diferentes de hacer lo mismo.
—¿Su estilo va a ser más propositivo que confrontativo?
—La representación siempre ha tenido propuestas. Cuando se lastimó la solidaridad intergeneracional con el pilar de ahorro individual fue muy fuerte. Pero también proponíamos que la edad de servicio bajara a 30 años, más flexibilidad para las pasividades, flexibilizar el seguro de paro, que se atendiera la desigualdad entre hombres y mujeres dando más años de servicio. Eran propuestas nuestras.
—Eso lo capitalizó el gobierno. Los trabajadores siguieron asociados con la crítica a las AFAP.
—No está mal que el Frente Amplio (FA) capitalice eso. Nosotros se lo planteamos a otros gobiernos y no tuvimos receptividad. Hoy en el Poder Ejecutivo hay varios compañeros que antes estaban en la representación de trabajadores. También planteábamos la necesidad de una reforma tributaria y del sistema de salud, que no están terminadas pero son parte de caminar hacia una reforma estructural de la seguridad social. Que no es solo AFAP sí o no. Si mañana nos llamara el Ejecutivo y nos dijera que la gran reforma pasa por eliminar las AFAP, sería un mal negocio para la seguridad social.
—¿Por qué?
—Porque seguirían existiendo topes, tasas de reemplazo (porcentaje del sueldo que se cobra en la jubilación) insuficientes. Otras injusticias. El solo hecho de eliminar las AFAP no es la solución, necesitamos una reforma integral y profunda. Que aquel que se perjudicara pudiera salir de las AFAP no estaba en ningún programa de gobierno. Ni en el del FA.
—¿Qué evaluación hacen de la ley que permite la desafiliación de una AFAP?
—La primera batalla es que el Parlamento dijo que teníamos razón cuando criticábamos algunos aspectos del sistema. Y lo otro positivo es la información que hay. Hoy se puede asesorar, informar, los actores de la campaña están hablando de esta ley. Cuando la persona solicita el asesoramiento (en el BPS) se ve que es una simulación de la jubilación, porque es incierta y de riesgo.
—Pero no hubo una ola de gente desafiliándose. Ese mensaje de incertidumbre, ¿lo lograron transmitir?
—Yo me hago cargo de eso. Los trabajadores tenemos que seguir empujando. Esto es un paso. Si nos quedamos con esto estamos retrocediendo. Hay que seguir profundizando en iniciativas en un próximo Diálogo Nacional de Seguridad Social (DNSS, ámbito instalado desde 2005). Por eso nos preocupa tanto que el Partido Nacional diga que va a llamar a un diálogo multipartidario donde los trabajadores, empresarios y jubilados no van a poder participar.
—¿Piensan en ampliar la ley de desafiliación?
—Lo primero es que haya DNSS. Acá o se continua el proceso de cambio que comenzó en 2005 o se detiene. Algunos que no tienen ninguna posibilidad pueden prometer cualquier cosa, porque total, no van a ser gobierno. Pero no es lo mismo tener DNSS que no tenerlo. No es lo mismo discutir solamente los 65 años (de retiro), que discutir sobre seguridad social. O decir que se va a eliminar el Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social a decir cómo se va a compensar. Cada vez que los trabajadores hacemos una propuesta nos preguntan cómo se financia. También tenemos derecho de preguntarlo.
—De convocarse el DNSS, ¿qué propuesta van a llevar?
—El sistema de ahorro individual sí o sí va a estar planteado. Hemos trabajado mucho en la universalización de las prestaciones y la solidaridad del sistema. Si algo es universal y solidario, las AFAP no van a hacer caridad. Se cae de maduro que el lucro se empieza a cuestionar. Pero queremos hablar de la sostenibilidad del sistema y la suficiencia de las prestaciones. Seguir con ajustes diferenciales para las pasividades, uniformizar las asignaciones familiares. Somos muy gradualistas. Queremos avanzar y universalizar, en el marco de un proceso, viendo qué disponibilidad fiscal y de recursos hay. No es tirar manteca al techo y que sea pan para hoy y hambre para mañana.
—¿Se tiene que discutir la edad de retiro?
—Tendría que haberse hecho antes, pero discutiendo en serio una reforma. No solo la edad de retiro, sino la tasa de reemplazo, las fuentes de financiamiento, la informalidad, las exoneraciones que hoy existen.
—¿Descartan buscar las firmas para un referéndum contra las AFAP?
—A veces un proceso de acumulación tiene un resumen tan importante que cambia la perspectiva. Eso se seguirá evaluando. Si logramos mantener el DNSS la forma de avanzar es esa. Si nosotros hubiésemos logrado juntar 30.000 compañeros en vez de 800 para pelear, estoy convencido de que la ley de desafiliación hubiera tenido otro contenido. Pero el tema de la seguridad social en la agenda sindical no aparece con la fuerza de otros.
—¿Cuál es el sistema de seguridad social que proponen?
—Imaginamos tres pilares: uno contributivo, uno no contributivo y un pilar de capitalización colectiva pero no lucrativa. Vamos a tener que formar un equipo profesional para que ese fondo tenga rentabilidad y cumplir con la promesa que les hacemos a los trabajadores. No tenemos la verdad absoluta, tenemos una propuesta alternativa y se la ofrecemos a la sociedad y a los partidos políticos.
—¿Eliminarían los topes?
—Topes va a haber siempre. Ese no es el problema, porque para estar por encima hay que tener salarios superiores a $ 60.000. El problema es la tasa de reemplazo y que los que ganan menos tengan una tasa mayor. Pero si vamos a un DNSS no es solo a imponer lo que nosotros queremos que salga. Vamos a dialogar y a escuchar a otros.
—El último DNSS se interrumpió discutiendo la ley de desafiliaciones.
—Eso hace a la independencia de clase. Teníamos una propuesta y hasta último minuto tratamos de modificar la ley. Una cosa es tener razón, otra es además tener fuerza. Creo que estamos mejor que antes. Pero ¿por qué no hemos avanzado más? Porque tenemos que seguir acumulando fuerzas.