El impacto de los fenómenos climáticos más recientes, como el exceso de precipitaciones, se suma a una situación de “pérdida de competitividad constante”, principalmente explicada por “elevados costos internos”. Por lo que el panorama para el agro hacia adelante es “preocupante”, ya que prácticamente todos los subsectores “atraviesan problemas de distinta índole, ya sea de costos, de precios, de acceso a mercados”, entre otros.
Esa es la visión que tiene la Asociación Rural (ARU) respecto a la situación de la producción agropecuaria local y las perspectivas futuras de esa actividad, dijo a Campo su presidente, Ricardo Reilly, quien se basó en datos de un informe semanal que realiza la Dirección de Estudios Económicos de esa gremial.
Pasado el temporal de vientos y lluvias que en abril dejó grandes extensiones de campo bajo agua y sus cultivos destruidos, ese dirigente ruralista opinó que “la situación de la agricultura es compleja” y que eso “impactará en los ingresos del país”. “Hay una notoria falta de liquidez (en esa actividad) que pegará en toda la economía”, resaltó.
Comprendió que por eso es un “momento de ajustes, en el cual cada empresa debe reacomodar su situación a la nueva realidad”. “Esto no quiere decir dejar de invertir, pero sí ser mucho más cautos y analíticos en las decisiones empresariales”, aclaró.
En cuanto a la eventual agudización de problemas financieros en el sector, Reilly dijo que “un corte en la cadena de pagos para el agro sería un gran problema” para Uruguay. “Más allá de casos puntuales es algo que no debería de ocurrir de forma general”, consideró. Ese asunto fue uno de los principales puntos analizados por el gobierno y que motivó encuentros del ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre, con directivos de las Cooperativas Agrarias Federadas este mes.
Para el titular de la ARU, “aunque los índices de morosidad aún son bajos, el nivel de endeudamiento se ha incrementado de forma notoria”.
Al mismo tiempo, ese ruralista rescató que “hay otra realidad” en la economía uruguaya, en cuanto a que “hoy los bancos están más fuertes que en otras épocas críticas y tienen otra cintura para prorrogar vencimientos u otorgar facilidades para sobrellevar la situación”. Pero “eso no quita que estemos frente a un potencial problema y que debamos seguir de cerca”, señaló.
Reilly remarcó que su intención “no es ser alarmista” porque el sector sigue andando. Es que por estos días sigue a pleno la cosecha de soja y los productores planifican la siembra de cultivos de invierno (trigo, cebada y canola).
Basándose en un informe semanal que elabora la Dirección de Estudios Agroeconómicos de la ARU, el presidente de esa gremial destacó que las solicitudes de exportación de bienes registraron una caída en dólares de 39% en abril, con respecto a igual período de 2015 tras ventas por algo más de U$S 576 millones. En los primeros cuatro meses del año la caída acumulada fue de 23% frente a igual período de 2015.
Esa “importante reducción” de las ventas al exterior se debió principalmente por las caídas de las ventas a China, que se contrajeron un 68% respecto de igual mes del año anterior por la venta de soja, básicamente, comentó.
Otros datos muestran que Brasil continuó siendo el principal destino de las exportaciones, compuestas en un 21% por carne, un 15% por madera y carbón y un 12% lácteos.
En cuanto a la baja de las ventas externas, medidas en volumen físico, las solicitudes de exportación de abril cayeron 29% respecto a igual mes del año 2015, lo que significa que la baja de 39% en dólares está explicada principalmente por menores ventas en toneladas y no tanto por la caída de los precios de los commodities.
Reilly consideró “importante resaltar” que “en las exportaciones de enero a abril de 2016, cinco productos concentran más del 50% de las ventas al exterior, todos ellos de origen agropecuario”. “Eso demuestra una vez más la relevancia del agronegocio y la producción agropecuaria”, añadió.
Enfatizó que “el campo demuestra que tanto en las buenas como en las malas es la principal fuente de generación de divisas y multiplicación de trabajo en la vida del país”.
Espectro “muy chico”‚à´
Las pérdidas en la producción de soja se estiman en un 15% por rendimiento; si esto se concretara, “el valor de dicha pérdida sería del entorno de U$S 180 millones”, calculó.
Y advirtió que “esto sería lo que se perdería de cosecha, pero al hacer toda la cuenta y sumando los costos de inversión en siembra, seguimiento del cultivo y eventualmente de arrendamiento, los números (de las empresas) en muchos casos empatan o cierran en rojo”.
El precio de la soja subió en el mercado de Chicago debido a los efectos negativos de los excesos hídricos de la región, especialmente Argentina, que junto a Brasil y Estados Unidos representan cerca del 80% de las exportaciones mundiales de soja. El valor de esa oleaginosa se acercó a los U$S 400 por tonelada en los primeros días de mayo.
Esa suba de valores “seguramente será captada por un espectro muy chico de productores”, ya que “en gran parte tenían precios tomados con anterioridad”, señaló. Reilly insistió en que las pérdidas en rendimiento y calidad de los cultivos serán importantes en varias zonas del país.
La evolución de los precios de los productos agropecuarios es uno de los principales focos de atención para la ARU y otras gremiales del sector. Más aún en los últimos días, cuando los valores registraron algunos movimientos en el mercado.
En abril, el precio del trigo a escala internacional bajó 5% y el valor del novillo gordo cayó 6%, en comparación con el mes anterior, según registros del Instituto Nacional de Carnes.
Otro dato de permanente seguimiento en esa gremial es el tipo de cambio. La devaluación de los últimos 36 meses en Uruguay es de 67%, mientras que la de Argentina fue de 176%, la de Brasil 77% y la de Rusia 111%, según datos de la Aru. “Eso implica que nuestros principales socios comerciales (Argentina y Brasil) han movido sus monedas de manera más importante que Uruguay”, dijo Reilly.
Comentó que “sin ser China, que presenta un régimen fijo de tipo de cambio, Rusia es otra potencia mundial a la cual le exportamos mucho, y su moneda ha devaluado casi el doble que Uruguay”.
“Por más que estemos en un escenario de mucha volatilidad en la región, no debemos perder de vista que el tipo de cambio es fundamental para un país exportador como el nuestro”, evaluó. Consideró que “en un marco de elevados costos de producción, es una variable determinante para reducir esos costos y mejorar la competitividad del sector”.
Aumentar impuestos‚à´ “sería suicida”‚à´
Respecto a los planteos expresados en forma pública por algunos integrantes del Frente Amplio de incrementar la carga impositiva a los sectores de mayores ingresos, el titular de la ARU, Ricardo Reilly, expresó que“pensar en aumentar los impuestos en este contexto sería suicida para el país, especialmente para el trabajo de los uruguayos”.
“La clave pasa por reducir el costo del Estado y mejorar la gestión de los dineros públicos”, opinó ese ruralista en alusión a declaraciones de legisladores oficialistas divulgadas el martes 10 por “El País”.
La Asociación Rural y otras gremiales del agro se enfrentaron al gobierno en varias oportunidades por decisiones vinculadas a los tributos que pagan los productores y los propietarios de inmuebles rurales, especialmente por el cobro de los impuestos de Primaria, al Patrimonio y la Contribución Inmobiliaria Rural.