“Lo que nosotros hicimos fue traer el mundo a Acher”. De esta manera, Jaime Acher sintetiza la propuesta de valor de la empresa que hace más de 60 años fundó con su hermano, un emprendimiento que comenzó siendo una empresa constructora y que con el correr de los años, a partir de 1965, se focalizó en la comercialización de revestimientos de cerámica. Hoy es una importadora y distribuidora no solo de cerámica, sino también de loza sanitaria y grifería, algo que pudieron concretar gracias a la apertura de las importaciones a principios de la década de los 60. “Fue fundamental (...). Empezamos a ir a ferias y a traer las novedades que existían en el mundo”, señala Jaime. Así, en su showroom de la avenida 8 de Octubre fueron pioneros en exponer al público pequeñas muestras de baños. Al tiempo, su hermano se abrió del negocio y él quedó al frente, con el respaldo de su familia, en especial de su esposa, Ruth, “un apoyo continuo y constante”. La empresa cuenta con dos showrooms y dos outlets, ubicados en Montevideo y Punta del Este. Los primeros son una pieza imprescindible del negocio, donde exhiben a las grandes marcas y principales tendencias, ofreciendo una atención personalizada al cliente. El servicio más vip se encuentra en el showroom de Montevideo y es la ceramoteca. Allí el cliente puede proyectar sus espacios y diseñar lo que quiera con los más de mil artículos de cerámica de los que dispone Acher, los cuales se encuentran organizados en un sistema digital.
Precisamente, en la ceramoteca Jaime y Ruth, junto con Ari y Gabriela, sus dos hijos, ambos directores de la empresa, recibieron a Trayectorias para conversar sobre la historia de la compañía, su presente y su futuro. Del encuentro también participaron Yael Weitz, gerente de Compras y esposa de Ari, su hija Tatiana Acher, de Marketing y Redes Sociales, y Fabián Kaczka, gerente comercial e hijo de Gabriela. Aquí un tramo de la conversación.
Jaime: Acher surge hace más de 60 años como empresa constructora, para luego convertirse en suministradora al público de productos para la construcción. Nace en Piriápolis y a los cinco años se traslada a Montevideo, a la Ciudad Vieja. En ese momento, compramos Barraca Crespi, que fue un hito importante. Luego continuamos abriendo otros locales. Hasta que vino el gran momento de la apertura de importaciones. Ahí probamos con muchas cosas: desde plantas de pescado en La Coronilla hasta exportación de collares de dientes de tiburón producidos en Punta del Diablo, entre otros. Finalmente, la empresa se fue centrando en la importación de máquinas para la construcción y de ahí nos pasamos a la cerámica. Entonces, descubrimos la opción de convertirnos en un centro operativo. Es decir, dejamos de ser una barraca y pasamos a ser un local de venta al público sofisticado, para aquella época, hace casi 40 años. Atendíamos al público acá, en 8 de Octubre, con muestras de pequeños baños. El proceso fue creciendo hasta el día de hoy, que tenemos quizás el segundo mejor showroom del mundo.
Jaime: Muy difíciles. De recorrer toda la Costa de Oro, visitando gente, buscando posibilidades. Quizás este trabajo de campo lo hizo mucha gente, pero lo que nosotros hicimos fue traer el mundo a Acher. Empezamos a ir a ferias y a traer las novedades que existían en el mundo. Ese fue nuestro gran crecimiento. Los uruguayos son muy tranquilos, cuesta entrarles, pero son muy inteligentes y al final terminan aceptando los cambios, las cosas nuevas.

Uno de los primeros locales de Acher
¿La apertura de las importaciones fue clave para la empresa?
Jaime: Fundamental. Permitir que pudieras traer cualquier cosa en cualquier momento fue muy importante, con los fracasos lógicos que conlleva. No es fácil la tarea de descubrir e implementar productos en el momento necesario.
¿Cuáles son los valores con los que se identifica la empresa?
Jaime: Nuestra estructura se basa en los valores humanos: la fidelidad, la honestidad, el amor por lo que se hace y el esfuerzo. Creo que sin amor es muy difícil crear una empresa familiar. Por eso, pienso que el secreto y la base fundamental es el amor. Las demás cosas vienen con el esfuerzo, con suerte, con no dejar pasar el ferrocarril, pero si detrás de eso no hay amor, es mejor vendérselo a un fondo económico.
Estará muy orgulloso de que hoy toda la familia trabaje en la empresa.
Jaime: No orgulloso, superorgulloso. Todo el mundo dice: después de la segunda generación, terminan las cosas. No. Hoy la tercera generación, que acá tengo representación, convive conmigo.
Debe ser un intercambio generacional interesante
Jaime: Ahh, sí, (se ríe) pero los cambios tenemos que hacerlos. Nosotros sumábamos con un lápiz y un papel, los balances demoraban 24 horas. Hoy aprietan un botón y tienen el balance. A eso nos tenemos que adaptar.

¿A qué apuntan con el eslogan “Lo que imaginás, existe”?
Gabriela: Alude a un compromiso nuestro de brindarle al cliente la posibilidad de encontrar lo que realmente sueña. Que sepan que nosotros vamos a hacer todo lo que está en nuestras manos para ofrecérselo. Existe un compromiso por aquello que quiere el cliente, un compromiso por brindarle los mejores productos y ayudarlo a elegir lo que realmente quiere. Que sepa que lo que imagina, existe.
¿Cómo conjugan el protagonismo de los showrooms con el canal de venta online?
Ari: En los showrooms tratamos de dar un servicio muy especial, como es el caso de la ceramoteca, un servicio vip de la empresa. En los showrooms ofrecemos las grandes marcas. Luego tenemos los outlets, donde ofrecemos productos de fábricas muy buenas pero más accesibles. Están dirigidos a distintos públicos. La venta online está creciendo. Hemos apostado por ella y venimos con un crecimiento importante. Estimamos, como se habla mundialmente, que va a seguir creciendo y en unos años va a ser el 30% o 40% de nuestras ventas.
Debe ser un desafío porque esa personalización con el cliente es más difícil de concretar, ¿no?
Ari: Sí, se requiere un servicio muy importante. Nosotros la atención la cuidamos mucho.
A veces la gente piensa que la compra online es un sistema más económico, pero se necesita dar un buen servicio. La gente a cargo tiene que estar muy capacitada y tenés que tener tecnología para mostrar los productos de otra forma. Esa tecnología de a poco la vamos incluyendo en los sistemas.
¿Cómo es el público uruguayo?
Jaime: Yo diría que es un poco conservador, pero hemos logrado que pasen a esferas más importantes en sus diseños.
Gabriela: Es conservador, pero actualmente con todas las posibilidades que da la tecnología, se está aggiornando más rápido. Vienen ya con ideas que miran en Pinterest y te dicen: “Quiero esto”. Se ha acelerado el proceso. Antes pasaban cuatro años antes de que un producto presentado en la feria de Italia comenzara a ser pedido por los uruguayos. Ahora ese proceso demora un año aproximadamente. El uruguayo se ha vuelto más audaz.
Fabián: Creo que las generaciones nuevas no consideran las cosas para toda la vida. Están más abiertos a los cambios continuos y entonces se atreven a tener cosas más jugadas.
Ari: Quizás hace 20 años no cambiaba sus baños en toda su vida. Hoy la gente te dice: “Quiero modernizar mi baño”, aunque esté funcionando bien. Ha cambiado el concepto, por suerte. Eso ha sido difícil.

¿Cómo logran estar al tanto de todas las tendencias y traerlas a Uruguay?
Yael: Estamos permanentemente en contacto con nuestros proveedores y con las fábricas con las que trabajamos. En general, las fábricas europeas están a la vanguardia en todo lo que es tendencia. Nosotros no nos perdemos las ferias internacionales. La número uno en cuanto a tendencias es la de Bolonia (Italia), que se hace todos los años en setiembre. Allí muestran todos los lanzamientos del año, todo lo que se va a vender para el año siguiente. Nuestros proveedores se perfeccionan cada vez más y nosotros tenemos que estar muy a tiro con eso. Tratamos siempre de traer esos últimos productos, por más que sea un producto muy especial y que acá en Uruguay cueste mucho (que la gente lo incorpore). Tratamos de tenerlo, para justamente tener lo último. Vamos a las principales ferias: Brasil, España, Alemania y la de Italia, que es la más importante.
¿De qué países importan?
Yael: De Europa, de Italia y España, fundamentalmente. Después traemos de Turquía, Emiratos Árabes, Brasil, Argentina, Ecuador.
¿Cuál es el secreto del éxito?
Ari: Yo diría que uno de los secretos es el cambio constante, la evolución. El reevaluar lo que uno tiene y mejorar.
Jaime: Estar permanentemente superándonos.
Ruth: Tratando de buscar siempre la perfección.
Ari: Sí, el segundo secreto sería ir al detalle. La búsqueda del perfeccionismo. Lo general lo hacemos todos, pero ir a lo fino y hacerlo bien es lo que buscamos nosotros.
¿Alguna vez se imaginó llegar a lo que llegó?
Jaime: No. Es un proceso. Pero lo más importante no es la empresa, los títulos, lo más importante es el corazón de la empresa y ahí está el grupo familiar. Yo tengo lo que quiero (señala a sus familiares). Eso es lo más importante.
Gabriela: Ahora que están mi hijo y mi sobrina en la empresa, me doy cuenta lo lindo que es que las nuevas generaciones se integren y puedan seguir desarrollando lo que empezó mi padre. Nosotros somos más conservadores, manejamos las cosas de manera más tranquila y las nuevas generaciones aportan el motor nuevo.