Esta planta fue a remate judicial en junio de 1978, era de Frimasur, ahí la compró mi padre. Estuvimos seis meses acondicionándola, y en diciembre de ese año comenzó a funcionar.
¿Cuál es el principal desafío de dirigir un frigorífico?
Los desafíos son muchos. La seguridad alimentaria se impone cada vez más en el mundo. Manipulamos un alimento y ese es un tema que hay que controlar constantemente, con medidas de higiene, medidas sanitarias. Otro desafío importante es tratar de mantener un nivel de actividad razonable, que permita hacer funcionar un monstruo como esta industria, donde trabajan más de 1.000 personas, de las que dependen 1.000 familias. Estos momentos de escasez de materia prima por la seca también se transforma en un gran desafío, para seguir dándole trabajo a toda esta gente.
¿Se mantienen todos en actividad a pesar de la falta de ganado?
Tratamos de no utilizar recursos como el seguro de paro parcial, pero ya dimos casi todas las licencias.
¿Qué capacidad de faena tiene Frigorífico Las Piedras?
La capacidad es de 1.200 reses en 8 horas.
¿Por qué tienen una marcada preferencia por novillos?
Hay un término que es difícil de calibrar y es el de la calidad, porque no para todos la calidad es lo mismo. Pero tratamos de faenar novillos, en la medida de lo posible, aunque también tenemos mercado para las hembras y se faenan muchas vaquillonas para el mercado interno.
¿Cómo analiza la evolución de la calidad de los ganados en los últimos años?
Es muy importante el cambio de los últimos 20 o 25 años, atribuible más que nada a que se bajó bastante la edad de faena.
¿Y la genética ha mejorado?
Sí, la genética pesa mucho en esto también. Es una herramienta valiosísima para lograr un estándar de carne de calidad, pero hay que tener mucho cuidado con el manejo y con la nutrición. Eso fue lo que permitió bajar la edad de faena, gracias a la alimentación, al mejoramiento en pasturas.
¿Qué está faltando mejorar a nivel productivo?
A nivel de la cría es muy exiguo manejar un 65% de preñez. Ningún sector que pretenda ser eficiente y competitivo puede aprovechar solo el 65% de su potencial de producción, como lo hace la cría. Esa es una materia muy importante.
¿Es desafiante competir con dos grandes multinacionales como Minerva y Marfrig?
Creo que todas las empresas, independientemente del tamaño o la integración, sean multinacionales o nacionales, tienen fortalezas y debilidades. La clave es resaltar nuestras fortalezas respecto a esas empresas grandes. Si sabes destacar las fortalezas te va a ir bien, pero si te enfocas en las debilidades te va a ir mal. Lo mismo les debe suceder a ellos.
¿Cómo está la competitividad de la industria frigorífica?
Está muy complicada, con un atraso cambiario muy importante, un dólar muy débil, que no alienta, no estimula a la exportación. La única forma de crecer que tiene el sector ganadero es mirando hacia afuera. No podemos crecer mirando hacia adentro, porque tenemos los 3 millones de habitantes de siempre y eso jaquea bastante la situación. Por otra parte, la seca que está transcurriendo en el país hace que la producción ganadera se vea muy menguada, y que estemos trabajando con cada vez menos cantidad y con menos calidad de ganado. Venimos perdiendo el partido por goleada.
¿Prevé un año difícil?
Sí, para todo el sector. Cuando hablo del complejo cárnico me gusta involucrar al sector ganadero y al complejo industrial, porque para mí son todos parte de una misma cosa. Pero lamentablemente nos va a ir mal este año.
¿Cómo está la relación con el sindicato?
Tenemos momentos más conflictivos que otros, la lucha sindical entre las gremiales (empresariales) y Foica ha sido muy ríspida en ciertos momentos, y hay otras etapas de mayor tranquilidad. Actualmente no se está negociando nada en los Consejos de Salarios y por lo tanto hay cierta tranquilidad.
¿El ausentismo sigue siendo alto?
Es importante. Es un problema que se ha transformado en algo muy nocivo para las empresas del sector. Hubo un aumento de las enfermedades profesionales. A nivel del Banco de Seguros del Estado y BPS se ha cobijado a no menos de un 15% o 20% del personal ocupado. Imaginate que en una empresa que tiene 1.000 empleados, revestir una planilla con 150 o 200 personas más por esto es un costo adicional que hoy la industria no se lo puede permitir.
¿Esa falta de ganado en momentos estratégicos, así como la calidad de materia prima que necesitan, fue lo que llevó a los frigoríficos a tener sus propios corrales y a realizar asociaciones estratégicas?
Buscar un refugio de materia prima es como un seguro vital para la empresa. Pero no se trata de producciones propias, son empresas diferentes. Conozco solo a una empresa frigorífica que tiene producción propia de ganado. Después hay empresas de producción ganadera gestionadas por los mismos integrantes, pero que son sociedades diferentes, porque nada tiene que ver una empresa frigorífica con una empresa del sector pecuario.
¿Qué acuerdo comercial prefiere: con la Unión Europea, con China o ingresar al Acuerdo Transpacífico?
Todos. Es muy importante la inserción internacional. Si no crecemos hacia afuera nos va a ir muy mal. Tenemos inversiones realizadas en la parte productiva e industrial para tener la posibilidad de llegar con una producción muy cercana a las 3 millones de cabezas anuales. Estamos preparados para ello. Pero si no tenemos una inserción internacional acorde, perderemos ventajas comparativas que otrora tuvimos. En los últimos tres años Uruguay perdió ventajas comparativas, no arancelarias sino sanitarias, en los países de destino con respecto a nuestros colegas del Mercosur en China.
¿Por ejemplo?
Hoy toda la región tiene un acceso muy similar al de Uruguay en China. Hace cuatro o cinco años atrás el único país de la región que entraba con carne con hueso a China era Uruguay. Esas ventajas comparativas las fuimos perdiendo, y hoy estamos actuando con mucha más igualdad. Los costos de producción de cualquiera de los países del Mercosur son notoriamente menores que los que tiene una empresa en Uruguay. Eso nos resta competitividad. Otro ejemplo es la cuota 481, de la Unión Europea, donde en los últimos tres años Uruguay ha perdido ventajas comparativas, y las sigue perdiendo. Esa era una integración que se había desarrollado en Uruguay, que era muy sana, que iba muy de la mano con lo que a todos nos gusta, que es acelerar el proceso. Esto es algo importante, porque el proceso de la carne vacuna es muy lento. Con la cuota 481 fue un antes y un después, de a poquito nos van sacando toneladas, hasta que en 2027 nos quedaremos con apenas 10.000 toneladas, de las 45.000 toneladas que teníamos. En eso hemos perdido. Nos consta que el gobierno está trabajando, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, del Instituto Nacional de Carnes y otros organismos, para lograr aperturar mercados, bajar aranceles, pero no hemos tenido muchas cosas en concreto, más que el ingreso de la lengua a Japón.
¿El mercado alternativo a la cuota 481 ha sido el nicho de la carne australiana en China?
Sí, pero de todas formas, cuando tenés la posibilidad de acceder con 0% de aranceles a un mercado como la Unión Europea, no habrá otro mercado alternativo. El mercado chino no tiene el poder adquisitivo de la Unión Europea, y además en China pagamos 12% de aranceles. Ningún mercado nos va a permitir soslayar la pérdida en la cuota 481.
¿Ve posibilidades de que se concrete el tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea?
En estos días se reunió el Parlamento Europeo y sacó una resolución que va muy en contra de todo esto. Resolvió por gran mayoría que la Unión Europea no puede comprarle productos alimenticios a países que permiten la deforestación.
Una decisión con nombre y apellido: Brasil.
Exactamente.
¿Cómo evalúa el nuevo protocolo con China para la carne?
Sería muy importante, no atañe a lo arancelario sino a lo sanitario. El hecho de que podamos ingresar con el tracto digestivo a China mejoraría la situación notoriamente. Son pequeñas cosas que van mejorando.
¿Y qué pasa con el impedimento de mover los animales de un predio durante los 90 días previos a la faena?
Sería importante bajar de 90 a 40 días, lo que corresponde a una cuarentena.
En los últimos años se han instalado varios temas que desafían a la industria cárnica, como el veganismo, los movimientos animalistas, ambientalistas. ¿Cómo se enfrenta el sector a todos estos temas?
El veganismo no es un tema nuevo, pero me gusta ir por la positiva. Es bueno comer carne, es saludable e imprescindible para el ser humano. Por lo tanto, no es un tema que me preocupe en demasía. Sí me preocupa la sustentabilidad. La producción ganadera en el mundo está siendo amenazada por las emisiones de gas metano. Tenemos que trabajar mucho para demostrar que esa es la punta del iceberg, la vaca puede contaminar pero seguro que no es lo que más contamina. Tendríamos que trabajar en investigación para demostrar que Uruguay es un país carbono neutro en producción de carne vacuna. No me cabe dudas de que así es, y creo que el gobierno debiera estar enfocado en poner todos los recursos posibles para trabajar en esa línea. Decirlo es fácil, demostrarlo es difícil, y deberíamos utilizar todos los recursos para demostrarlo.
¿Cuáles son las perspectivas de mediano y largo plazo para el negocio cárnico?
Pienso que en materia de comercialización a nivel mundial, si logramos una mejor inserción internacional tendríamos mucho futuro. Por su ubicación, su topografía, por su latitud, Uruguay está signado a producir carne vacuna. Hace 400 años que lo hace y venimos en franco ascenso.
¿Ve mayores oportunidades para la carne a pasto o para la carne a granos?
Las dos tienen su lugar, sin dudas. Tenemos que remarcar que Uruguay produce muchísima más carne a pasto que a granos, pero son dos productos que a nivel internacional tienen un gran reconocimiento.