Consultado sobre los objetivos que se trazará para este período de gobierno, el ingeniero afirmó que lo fundamental en los próximos años será la transformación digital, tanto de la vida cotidiana de las personas como de las compañías. Y espera que Antel acompañe ese proceso. Además, buscará mejorar la eficiencia de las inversiones en un entorno global “complicado” y apostará a la expansión internacional de Antel, algo que en su opinión es fundamental para que la compañía crezca más allá de los límites del mercado local.
Por otro lado, Iglesias no profundizará en la producción de contenidos, una línea de negocios en la que Antel incursionó en los últimos años. “El año pasado Apple, Netflix y Google anunciaron que iban a invertir billones de dólares en contenido. ¿Voy a correr esa carrera?”, planteó.
Además, anunció que espera tener buen diálogo y llegar a acuerdos con los operadores privados del sector, Claro y Movistar, para crecer “juntos”.
De todos modos, la actual situación de emergencia creada por el coronavirus deja todos los proyectos en pausa: “Ahora estoy viendo si luego de la crisis vamos a despertarnos distintos. Analizaremos con todo el equipo cómo se acomoda Antel en esa coyuntura uruguaya y mundial”, afirmó.
—¿Cómo fue la transición y qué espera de esta nueva responsabilidad?
—Aportar una visión de conocimiento de la empresa de 25 años. La gente que trabaja en Antel me conoce y yo conozco cada rinconcito de la empresa y de los distintos negocios. Por más que asumí en medio de una tormenta planetaria, tengo que hacer una pequeña introducción, leer el manual de usuario de ser presidente. Pero evidentemente no estoy teniendo mucho tiempo para hacerlo como deberíamos en una etapa de transición. Ahora estamos al servicio del país. Vamos a empezar una nueva etapa, no solo por mi impronta y porque soy un presidente nuevo sino porque es difícil saber cómo estará el mundo en seis meses. Imaginate todo lo que puedo haber soñado desde que se me propuso esta fantástica responsabilidad… Ahora estoy viendo si luego de la crisis vamos a despertarnos distintos. Analizaremos con todo el equipo cómo se acomoda Antel en esa coyuntura uruguaya y mundial.
—¿Cuáles son las ideas que tiene para Antel, más allá de la actual crisis sanitaria?
—Mientras esto se definía, analicé y soñé, en un ámbito en el que no tenía control. Traté de resumir algunos puntos que siento en el estómago que tengo que ponerle foco. En el entorno competitivo que vivimos en el país y en el sector a escala global, lo fundamental para los próximos años va a ser la transformación digital en la vida de todos, tanto de los ciudadanos como de las empresas. Todas las compañías están en mayor o menor medida transformándose, porque la vida es cada vez más digital. Entiendo que Antel es una empresa relevante en el ecosistema digital uruguayo y tiene que poner el foco en eso. La competencia de las empresas en innovar, crecer, y si crecemos juntos, para mí es lo más sano. Quiero ser útil haciendo que cuando devuelva esta llave de Antel, que es un milagro, esta empresa sea más grande, más sólida, más fuerte y esté creciendo orgánicamente en ese ecosistema. Por otro lado, hasta por una impronta personal, la búsqueda de eficiencias en un entorno global que va a ser complicado desde el punto de vista económico. Mi impronta apuesta a que se hagan las inversiones y las operaciones lo más eficientemente posible y personalmente prefiero mesurar en cualquier caso de negocios una inversión inicial y que después la inversión vaya haciéndose a medida que el negocio se va desarrollando. Encontrar los negocios en que somos fuertes, hacerlos más eficientes y más saludables.
—¿Por qué habla de milagro cuando se refiere a Antel?
—Me gusta mucho el futbol y lo comparo con la selección. Estadísticamente es improbable que Uruguay esté quinto en el ranking de la FIFA. Y con Antel, puedo decirlo porque viví y trabajé en el exterior, no hay duda de que afuera nos ven como un ejemplo. En la región nos miran y nos comparan en todos los rankings de telecomunicaciones del planeta con Corea, países avanzados de Europa, Estados Unidos, y eso me hincha el pecho. Cuando lo vemos desde acá capaz que no lo sentimos en el estómago. Eso es parte de la emoción que sentí cuando me dieron este cargo de tan alta responsabilidad. Estoy a cargo de la presidencia de un organismo que es un ejemplo en la región y lo que yo defino como un milagro de las telecomunicaciones.
—¿Qué evaluación hace de la administración del expresidente Andrés Tolosa?
—Estamos hablando con el diario del lunes y evidentemente tengo que ver la historia completa. Son uno o dos períodos anteriores en los cuales se dio una disrupción completa del mercado en el mundo. Se tuvieron que tomar decisiones con no mucho tiempo, generalmente asociadas a la persona. Con todo el respeto que me merecen los dos presidentes anteriores, tengo que tener en cuenta 45 años de presidencias, ser honesto y decir que esta empresa llegó a ser este milagro porque se tomaron decisiones que hicieron que este país fuera el primero en digitalizar su red de conmutación y transmisión, antes que Estados Unidos. Una permanente ambición y obsesión de todos los presidentes, cada uno con su impronta personal y su forma de canalizar los negocios, es lo que nos llevó a ser el milagro.
—¿Piensa que fue una buena decisión que Antel asumiera el costo millonario de instalar una red de fibra óptica? Se debatió en su momento si no debió ser una decisión del gobierno, y no de la empresa.
—Yo lo hubiera hecho distinto, tengo que admitirlo. Mi forma de gestión es más mesurada, prefiero una inversión inicial inferior y después un crecimiento orgánico durante el avance del negocio. Pero evidentemente las consecuencias de 45 años de Antel me hicieron sentar en la Presidencia de un milagro, todos en esos años habrán cometido errores y aciertos pero en definitiva hoy me siento muy fuerte con lo que tiene Antel.
—¿Cree que se debería abrir a la competencia el sector de Internet fijo para los hogares, que sigue bajo el monopolio de Antel? ¿O que Antel pueda arrendar la red de fibra a otros operadores que quieran prestar servicios?
—Tenemos una ley de urgente consideración que está por entrar al Parlamento, veremos cómo vuelve. Respecto a la competencia que se podría dar entre los cableros, las redes y los contenidos que van sobre esas redes, no veo una crisis. Son parte del ecosistema y si crecemos en ese ecosistema, crecemos todos. Todos debemos hacer que las inversiones sean eficientes. Es un monopolio de derecho, pero, de hecho, si miro el planeta, la significancia de ese monopolio de Antel ya no es tan grande.
—En los últimos años Antel comenzó a desarrollar plataformas con contenidos audiovisuales; ¿le interesa profundizar ese camino?
—Entrar con una telco en el negocio de los contenidos durante los últimos 10 años era una decisión disruptiva. Pero en este momento no me enfocaría en eso, no iría por el camino de los contenidos. No me puedo especializar y me sentiría un irresponsable si dentro de Antel tengo negocios en los cuales sé que soy muy fuerte, como en tecnología, despliegue de redes, de plataformas tecnológicas, pero invierto los pesos de los uruguayos en algo que es muy difícil de justificar que puedo dar la pelea. Sobre todo a escala global: el año pasado Apple, Netflix y Google anunciaron que iban a invertir billones de dólares en contenido. ¿Voy a correr esa carrera? Hasta por un tema de eficiencia de los recursos que tengo para invertir en lo que sé que soy fuerte no lo podría hacer.
—Desde la administración de Carolina Cosse, Antel se ha regido con un fuerte hermetismo, negándose a responder pedidos de acceso a la información y manejando con reserva muchas de sus resoluciones. ¿Planea cambiar esa impronta?
—Por el mensaje que está dando nuestro presidente, y yo soy parte de esta administración, no tengo ningún tipo de problema con la transparencia, de las decisiones que tomamos a nivel gerencial o las que podamos ir acordando con los funcionarios para desarrollar el negocio. Y un ejemplo está en todo lo que hemos comunicado desde que comenzó la crisis. Antel y su equipo están haciendo un gran esfuerzo, en lo que tiene que ver tanto con los recursos humanos como con los planes que hemos lanzado en los últimos días para ayudar sobre todo a la gente que menos capacidad de acceso a Internet tiene.
Tenemos que revisarlo, ser lo más transparente posible en lo que tiene que ver con las regulaciones o la normativa vigente. Porque evidentemente hay muchas cosas de los negocios que hacen que Antel tenga una cláusula de confidencialidad, así que me metería en problemas contractuales si las mostrara al público. Tengo que ser muy cuidadoso con lo que puedo mostrar. En cuanto a la información, intentaremos hacer que la gente sepa lo que estamos haciendo en el marco legal que nos protege a los 7.000 funcionarios que trabajamos acá. También hay otro tema: trabajamos en competencia. Y cualquier cosa que publique transparentemente como decisión del directorio le da pistas a la competencia de lo que voy a hacer en seis meses. Eso hay que tenerlo en cuenta y regularlo.
—La relación con los operadores privados y Antel ha sido tirante por momentos. ¿Cómo espera vincularse?
—Estamos en sintonía con que la competencia también está ayudando a un crecimiento del ecosistema. No le veo ningún problema a sentarme a conversar, tomar medidas acordadas y adelantarnos al futuro que nos imaginemos los tres operadores que va a ocurrir en este ecosistema digital dentro de dos o tres años. Hablando se entiende la gente, vamos a tratar de ser lo más abiertos y sólidos posible a nivel del negocio, a la hora de discutir los puntos de coincidencia y de discordancia.
—¿Le interesa profundizar la expansión internacional de Antel, trabajando como consultora e incluso ofreciendo servicios a clientes de otros países?
—La internacionalización de Antel es fundamental para nosotros por lo del ecosistema nacional. Si el ecosistema nacional crece y mi cliente o cualquier uruguayo necesita ayuda digital desde cualquier otro punto del planeta, yo tengo que salir a buscarlo. Y para eso necesito infraestructura y también con ese tipo de análisis de negocios en el exterior, para ver si participamos en otro ecosistema y nos integramos a él. Evidentemente la internacionalización de Antel es una línea que vamos a seguir.
—¿Hay algún negocio nuevo en el cual le gustaría que Antel incursione o prefiere concentrarse en las líneas tradicionales de trabajo?
—En este mercado de las telecomunicaciones obviamente la innovación y el desarrollo son fundamentales, dejar de invertir en negocios novedosos no es la idea. Hay que seguir avanzando porque si no, no vamos a estar en la punta y yo quiero seguir ahí. Lo que pasa es que en el entorno de la tormenta perfecta en la cual estamos, tengo que conocer bien y estar muy seguro de las fortalezas que tengo. Después evidentemente la innovación, el desarrollo, ser disruptivo, de nuevo me va a llevar a continuar la tradición, a tratar de que cuando entregue la llave en el 2025 esta sea una empresa líder del mercado y un ejemplo de las telecomunicaciones de la región. La magia va a estar en eso, en cómo la innovaciones las introducimos en Antel para que todo el ecosistema crezca. Vamos a tener tiempo para meditar profundamente los nuevos negocios y también dependerá de la impronta de los tres directores que me acompañen.