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En 2005, cuando el Frente Amplio llegaba al poder, Uruguay era el mayor deudor del mundo con el Fondo Monetario Internacional después de Turquía o, dicho “en palabras claras: no teníamos un peso. Hoy, solo en la Tesorería, tenemos recursos que nos permiten responder a los servicios de la deuda por 18 meses”. Con comparaciones como esa, el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, defendió su gestión al ser interpelado el jueves 4 en el Senado.
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El jerarca admitió que la economía uruguaya atraviesa por algunas dificultades, pero expresó cierto optimismo ya que, dijo, se observan “indicios positivos” a nivel local y en la región. También ratificó el “rumbo” de las políticas.
El senador interpelante fue Jorge Larrañaga. “(…) Si ustedes no se hacen cargo del presente, ¿por qué nos piden a nosotros que nos hagamos cargo de un pasado, ya pasado? Lo cierto es que más de una década de crecimiento termina en la realidad de hoy. Nunca pusieron el énfasis en los resultados. ¡Jamás! Las ineficiencias de las políticas públicas siempre se pretendieron resolver poco menos que tirándole plata por arriba”, cuestionó el político del Partido Nacional.
Uno de los ejes de la interpelación fue el déficit fiscal y las medidas correctivas propuestas por el Poder Ejecutivo en el proyecto de Rendición de Cuentas que ya tiene media sanción. “El ajuste tampoco es de derecha ni de izquierda; es, simplemente, ajuste. Y este es un ajuste como todos los anteriores”, dijo el senador Pablo Mieres, del Partido Independiente.
Astori recordó que el propósito de las medidas de ajuste planteadas es abatir el desequilibrio anual en las cuentas desde el equivalente a 3,5% del Producto Bruto Interno (PBI) a 2,5% en 2019. “Es un ajuste muy moderado. Obviamente, es un juicio absoluto; conviene tener juicios relativos y comparativos. El ajuste que hizo el Partido Nacional en 1990 (…) fue de 5,2 puntos del Producto. Eso es un ajuste fiscal muy grande”, sostuvo. Y añadió que en el gobierno de Jorge Batlle se hizo un ajuste equivalente a más de cuatro puntos del PBI.
Luego comparó que la relación entre la deuda pública y el Producto hoy “es muy inferior” a la que había cuando comenzaron los gobiernos del Frente Amplio, en 2005. Descontadas las reservas, el endeudamiento —neto— rondaba el 60% y actualmente está en 21%, señaló.
“(…) En diciembre de 2004, esto es, casi cuando estábamos por empezar a trabajar”, 35% de la deuda vencía en los tres años siguientes, cuando a fin de 2015 los pagos a ese plazo eran 15% del total, destacó. Mencionó además el “incremento notable en los últimos tiempos de la madurez promedio de la deuda, así como una baja denominación en moneda extranjera”, entre otras “fortalezas financieras”. Para el ministro, todo esto está asociado a que Uruguay cuenta con la mejor calificación de riesgo “de toda su historia” (la primera evaluación es de 1993).
Dijo que, medido en términos reales, entre 1990 y 1999 el PBI de Uruguay creció 37% y el gasto aumentó siete puntos del Producto, cuando entre 2004 y 2015 las variaciones fueron de 74% y 2,2%. “Entonces, la evolución es muy moderada. No se puede señalar que hemos hecho una especie de festival del gasto porque no es cierto; no lo es”, machacó.
También subrayó la caída de los niveles de pobreza y el aumento de la clase media —definida como la población con ingresos mensuales de entre $ 35.000 y $ 170.000—, que pasó de 39% en 2003 a 71% en 2015.
Optimismo.
Astori habló además de datos que le sugieren una mejora en la economía uruguaya y de los vecinos.
“Algunos indicadores de actividad en el país están dando señales positivas”, dijo, y señaló que en mayo las importaciones —sobre todo de bienes de capital— “vuelven a tener una trayectoria creciente”.
Indicó que la venta de servicios turísticos “está batiendo récords” y hubo 3.150.000 visitantes en los 12 meses cerrados en marzo pasado.
Aseguró que en el primer semestre de este año bajó el número de beneficiarios del seguro de desempleo.
Para Astori, otro dato alentador es que la inflación anual “ha comenzado a desacelerarse” y a junio quedó en 10%.
Sobre el final de la interpelación —que duró cerca de nueve horas y se cerró con una moción de respaldo del oficialismo al ministro— Larrañaga dijo, en referencia a la gestión de Astori, que “la confianza, cuando se defrauda, deja de existir”.