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En la disertación de uno de los almuerzos clásicos de exposición para analizar la realidad, el Cr. Danilo Astori señaló que la economía del Uruguay no pasa hoy por una crisis.
Sin embargo debemos tener en cuenta que las variables utilizadas a los efectos de medir nuestra realidad económica que efectivamente nos dan índices favorables están indudablemente acotadas por una realidad universal más que preocupante.
El recurso dialéctico de extrapolar la realidad nacional del contexto global, pensamos que tiene hoy alcance muy corto. Eso no invalida el hacer los cosas bien partiendo del contexto real de la economía, y más allá de errores e incluso horrores, Astori tiene credenciales favorables.
La contrapartida es el discurso de Mujica en la ONU –—del que hoy no se habla, ni siquiera el propio ex presidente— en el que tomó los centros sobre los cuales giran los problemas universales que luego se trasladan en la mayoría de los casos hacia situaciones críticas puntuales en cada país y que hacen depender su aparato productivo de las vicisitudes del sistema productivo universal sin prácticamente ninguna solución alternativa desde el corto al largo alcance.
Astori obvió esto, y eso la crisis se lo hace pagar a los Estados (y esto no es una expresión literaria, pues si vemos el crecimiento de la deuda de cada uno de los Estados comprobaremos que ello es así) más allá de sus equilibrios puntuales como el que ha venido viviendo el Uruguay.
Se habla particularmente por parte de la Central Sindical —PIT CNT—de la matriz productiva, como slogan, sin analizar en concreto de que se habla, más cuando todos sabemos que como nunca antes la rentabilidad de las producción en todos sus rubros está regida por condicionantes universales en que la tecnología va dejando fuera del aparato productivo a todos aquellos que no tienen capacidad de reconversión dando crecimiento al problema universal de la generación de puestos de trabajo, en relación directa con el agostamiento de la tasa de ganancia.
En el mundo actual se da la paradoja de que todos los Estados arrastran una burocracia que va quedando desfasada de los adelantos tecnológicos que el mundo va adquiriendo y por lo tanto la justificación de su presencia pone en riesgo la eficiencia de la democracia.
La sociedad esto lo siente, forma parte de su crisis, de la neurosis que aumenta la criminalidad, y de prácticamente todas las drogas sociales. Los paraísos fiscales siguen en aumento sin solución de continuidad, a la vez que cada uno de los desequilibrios presupuestales que se vienen dando en distintas partes del mundo son transitoriamente solucionados con emisiones monetarias, hasta que aguante.
La permanencia de la predominancia del modo de producción capitalista atenta contra la paz mundial, pone en constante peligro de que las guerras actuales —ya terribles para la humanidad— pasen a las armas nucleares. El negocio de la guerra sigue siendo de los más rentables y por lo tanto de desahogo para el desarrollo de la competencia entre los conglomerados empresariales multinacionales que tienen directa relación con el gobierno del mundo.
Astori planifica cómo dentro de estas coordenadas hacer del Uruguay un Estado que pueda competir con eficiencia; la central sindical habla de un crecimiento a repartir, y la defensa legítima de los trabajadores que tiene los límites que ese planteo genera en pérdidas de puestos de trabajo, en tanto el capital ve cuestionada en perspectiva su rentabilidad y el Estado de por sí no puede compensar la pérdida de puestos de trabajo sin agrandar su ineficiencia, sin ampliar la burocracia —tal como ahora viene ocurriendo.
Todos los gobiernos progresistas de nuestra América tienen su origen más legítimo en las luchas de la clase obrera, se llamen como se llamen en cada uno de los países.-
El paro de nuestra central legítimo en sus derechos, va a requerir de un debate programático que aún hoy está peligrosamente en pañales, donde cada uno tira de la frazada de la punta que le toca.
Jorge Aniceto Molinari