Los precios de la soja en la zafra 2023-2024 en Uruguay perforaron los US$ 400 por tonelada. En abril de 2023 se ubicaban en US$ 450 por tonelada, cuando aún no se había terminado la campaña 2022-2023, que estuvo marcada por una fuerte sequía que dejó un rinde promedio de 600 kilos por hectárea. El 31 de mayo y el 2 de junio de 2023 fueron los únicos días de ese año con cotizaciones por debajo de US$ 400 por tonelada para la zafra 2023-2024. Luego los valores fueron oscilando entre los US$ 430 y US$ 450 por tonelada.
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A nivel internacional estaba la preocupación por el clima en Brasil y el 8 de noviembre de 2023 la soja en Uruguay llegó a US$ 460, incluso el 15 noviembre estuvo en US$ 464 por tonelada. Las cotizaciones fueron evolucionando al ritmo de las novedades climáticas en Brasil y Argentina, y el 2023 en Uruguay se fue con un valor de US$ 434 por tonelada.
El 12 de enero de 2024 el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) presentó el reporte mensual de oferta y demanda de granos, el trimestral, con stocks al 1º de diciembre en Estados Unidos y la revisión anual de la producción de soja y maíz en ese país. Allí se ajustó al alza el volumen de la cosecha norteamericana de soja, que pasó de 112,39 a 113,34 millones de toneladas (Mt). Para Brasil bajó la expectativa de producción de 161 a 157 Mt, que fue menor al esperado por los operadores, y a la vez subió el volumen de la cosecha argentina de 48 a 50 Mt.
Esos tres datos le pegaron a las cotizaciones en el mercado internacional de la soja. En la plaza local el 17 de enero se perforó la referencia de US$ 400 por tonelada en puertos de Nueva Palmira (Colonia) y Montevideo. Para el USDA la producción mundial de soja en el presente ciclo llegará a 398,98 Mt y las existencias mundiales pasarán de 101,87 Mt en el cierre del ciclo 2022-2023 a 114,60 Mt en ciclo 2023-2024.
El gerente de producción Agrícola de ADP, Diego Guigou, dijo a Agro de Búsqueda que el ciclo 2023-2024 “es distinto”. Se venía de un par de años cuando “demorarse en las ventas, como ocurrió en el verano 2021-2022 y en el invierno 2022-2023 generaba llegar a cosecha con precios por encima a los marcados en los presupuestos”.
De cara al verano, si bien “una parte importante del área de soja se sembró más tarde”, las perspectivas de lluvias “alientan a tener una buena productividad”, que “será la que tendrá que pagar la baja de precios de los granos, que obviamente preocupa”, acotó.
Agregó que la soja en Uruguay por debajo de los US$ 400 por tonelada “nos sube bastante el punto de equilibrio y la ecuación es bien distinta a la que teníamos con la soja a US$ 450 o US$ 460 por tonelada”. Señaló que ahora, con la zafra lanzada “hay que buscar los kilos que hagan esa diferencia”, porque “tampoco hay muchas variables para tocar, todo debe apuntar a que el cultivo llegue de la mejor manera y lograr capturar los kilos que faltan para sobrellevar esa diferencia en la ecuación que genera la baja de precios”.
Explicó que “si bien se toman coberturas, es difícil determinar hasta donde podés vender para quedar cubierto, sobre todo después de lo que paso el verano pasado cuando en muchos casos el productor quedó sobrevendido”.
Guigou señaló que durante el actual ejercicio se sembraron los cultivos de invierno “con precios altos, algo se fijó, pero se llegó a cosecha precios bastante inferiores en los tres cultivos (trigo, cebada y colza)”. Destacó que los rendimientos del trigo “fueron excepcionales y terminan salvando” al invierno. Se concluyó una zafra invernal con “márgenes aceptables”, pero por debajo de los alcanzados en el ciclo 2022-2023, sostuvo.
Por su parte, el director de la empresa Agrícola TM, Tomás Molina, del departamento de Flores, dijo a Agro de Búsqueda que la soja por debajo de los US$ 400 por tonelada “se hace cuesta arriba y va contra el margen del negocio, porque la inversión es la misma y los cultivos ya están sembrados”. Agregó que “en maíz pasa algo similar, poque el precio ha bajado muchísimo por la gran oferta de granos forrajeros, el número no es brillante para ningún cultivo. Hoy la cuenta vuelve a estar incómoda, quedó muy ajustada”.
Al igual que Guigou, Molina resaltó que “la apuesta pasa por la productividad, el clima por ahora nos viene acompañando, los márgenes se van a logran con el rendimiento, más allá de que pueda haber algún movimiento de precios que mejore la situación”.
“A estos precios “no quiero vender”, dijo el empresario, aunque eso “no significa que después no tenga que aceptarlos, porque no hay otros; ahora estoy esperando algún repunte de la soja”.
El mercado
Actualmente, la operativa comercial de la soja a ser cosechada este año registra “escasos” negocios, ya que se da un “diferencial” de US$ 45 a US$ 50 por tonelada respecto al precio de la Bolsa de Chicago, dijo el integrante de la empresa Alpino, Mauricio Pino.
Señaló que la baja de precios se suma a lo sucedido en la zafra anterior, que fue “la peor de la historia”, cuando muchos productores no pudieron cumplir con los contratos de ventas anticipadas; y todo eso pesa en la definición comercial de esta zafra.
Los productores que trabajan con Alpino, empresa ubicada en Mercedes, tienen entre 400 y 500 kilos comercializados en forma anticipada o con algún tipo de cobertura. A esta altura del año pasado había entre 800 y 1.000 kilos por hectárea con alguna cobertura comercial, comentó Pino.
En las chacras. La siembra de soja en muchas zonas de Uruguay culminó sobre mediados de enero, prácticamente un mes después del límite que tiene la fecha óptima de siembra del cultivo.
El director de la empresa agrícola Las Lechuzas y asesor en el departamento de Durazno, Nicolás Naredo, comentó a Agro de Búsqueda que la soja de primera y lo sembrado sobre colzas primaverales “vienen muy bien”, y que “lo más complejo fue lo que se sembró luego de trigo y cebada, en un año con mucha resiembra”, pero se mostró optimista sobre la evolución de esos cultivos luego de las recientes precipitaciones.
Molina dijo que las implantaciones de soja fueron “muy difíciles”, producto de las bajas temperaturas, las precipitaciones entre mediados de noviembre y mediados de diciembre que atrasaron la cosecha de trigo y cebada, pero también se suma que “no teníamos la mejor calidad de la semilla por lo catastrófica” que fue la zafra pasada.
Guigou dijo que el atraso en la fecha de siembra y el alto nivel de resiembra impactó en la disponibilidad de semillas de soja, ya que este era un año con una oferta justa de semillas, lo que motivó que en algunos casos se pasara de sembrar soja a maíz.
El director de Las Achiras, Gustavo Ferrari, indicó que en casos puntuales de chacras arroceras del este se pasó de soja a arroz, luego de las lluvias que incrementaron el volumen de agua en las represas. Ese era el factor limitante para la expansión del área arrocera, que en su mayoría se sembró en octubre.