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    Calloia cumplió una de las presidencias más prolongadas en la historia del Banco República entre polémicas y mejora de gestión

    Renunció y decidió jubilarse, tras ser procesado sin prisión por el “caso Pluna”

    Hace más de 40 años que cobra un sueldo de empleado bancario. Vive en Pocitos, veranea en un balneario de Rocha, es hincha del Club Nacional y juega al tenis en el Yacht Club Uruguayo. Muchos lo consideran “soberbio” y polemizador. Quizás por todo eso la figura de Fernando Calloia causa rechazo en algunas personas, incluso entre varios integrantes del gobierno, aunque le reconocen haber gestionado con éxito el mayor banco del país.

    Calloia fue procesado sin prisión el viernes 4 por abuso de funciones al haber otorgado un aval en favor de la empresa española Cosmo, que ofertó por la compra de siete aviones de la ex Pluna en una frustrada subasta efectuada en 2012. Tras esa resolución judicial renunció a la Presidencia del Banco República (BROU) después de nueve años en el cargo —lo que convierte su mandato en uno de los más largos en la historia de la centenaria institución financiera estatal, solo superado por el de Claudio Williman (1916-1928)—. Por igual delito la Justicia procesó al exministro de Economía Fernando Lorenzo.

    Mantuvo durante su gestión en el BROU un alto perfil, algo poco común entre los ejecutivos bancarios en Uruguay. Entre otros episodios, polemizó con José Mujica cuando este era ministro de Ganadería y también con dirigentes de las gremiales ruralistas, chocó con el sindicato de empleados de la Banca y con el Partido Nacional, amenazó a periodistas, fue denunciado penalmente por la Asociación de Escribanos y disgustó a algún que otro hincha de Peñarol.

    Mujica, hoy presidente de la República, nunca tuvo afinidad con el saliente titular del BROU, pero aun así ha defendido públicamente su nombre. Días después de conocerse el pedido fiscal de procesamiento de ese jerarca y del ministro de Economía, el mandatario dijo en Búsqueda: “Sin duda, esto es un golpe duro para el gobierno. Lorenzo y Calloia son dos personas muy competentes, aunque no sean perfectos” (ver Nº 1.745). El viernes 4, tras el procesamiento, volvió a defenderlos al asegurar que ninguno de los dos cometió “dolo”, que ambos dieron “todo lo que podían” por el país. También afirmó que le “preocupa enormemente la salud del Banco República” por su importancia para la economía.

    La senadora y esposa del presidente, Lucía Topolansky, sostuvo por su parte que en el “caso Pluna” no hubo corrupción y que Calloia “es una persona muy derecha”.

    “No le haríamos bien al banco ni al país, aunque jurídicamente no existieran restricciones, mantenernos en el cargo en tal precaria condición”, alegó el titular del BROU en la carta de renuncia dirigida a Mujica con fecha del lunes 7 que al día siguiente difundió el portal astorista “Uypress”.

    De auxiliar a presidente.

    Calloia, quien ayer miércoles 9 cumplió 63 años, había entrado a trabajar en el BROU como auxiliar en 1972. Formado en Economía en la Facultad de Ciencias Económicas estatal, era gerente de Política y Control de Riesgo cuando, a instancias de Danilo Astori, designado ministro de Economía del gobierno electo encabezado por Tabaré Vázquez, fue propuesto para dirigir el banco. Con el líder de Asamblea Uruguay se conocían del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo de Uruguay.

    Votante del Nuevo Espacio, Calloia asumió la Presidencia del BROU el 21 de marzo de 2005, cuando la entidad estaba iniciando su recuperación tras la corrida de depositantes que había sufrido en 2002. Según reveló en su carta de renuncia, “tan delicada era la situación, que en agosto de 2005 el Directorio del Banco Central del Uruguay conjuntamente con la Superintendencia de Instituciones de Intermediación Financiera informaron al Directorio” del BROU que de sus estimaciones resultaba que la entidad “caería en insolvencia no más allá del año 2007”. Para Calloia, “de ese banco en crisis, hoy no queda ningún vestigio”, escribió en la misiva.

    La mejora coincidió con un ciclo de crecimiento económico que favoreció los negocios del República, lo que se tradujo en un incremento de las ganancias y en la recomposición de un patrimonio que ya había comenzado en 2003. Los avances fueron reconocidos por varias publicaciones internacionales especializadas en la actividad financiera.

    En 2013, el BROU dio utilidades récord—por unos U$S 300 millones— y al cierre de ese año su patrimonio ascendía a U$S 1.217 millones, el mayor del sistema. Cuenta con unos U$S 12.600 millones en depósitos y cerca de U$S 5.000 millones en créditos, una cartera que está virtualmente al día (la morosidad apenas supera el 1%), según datos del balance. Tiene 124 dependencias en el país, tres sucursales en el exterior, y aproximadamente 4.000 empleados.

    Calloia explicó en una entrevista con el semanario “Voces” publicada en noviembre de 2011 algunas de las razones de la mejora en el desempeño del BROU de los años recientes.

    Según dijo, la “crisis del 2002 fue la culminación de un modelo decadente de gestionar un banco”.

    “Las razones del éxito son varias, algunas muy fáciles de explicar. Primero, la confianza de los uruguayos. Sin la confianza no hay éxito posible. (...) Este banco existe porque los uruguayos decidieron que quieren un Banco República”, dijo.

    Agregó que en 2005 se establecieron criterios que dieron “independencia a las unidades de negocio para la toma de decisiones. Y esa es una diferencia sustancial con el pasado: antes el Directorio era el que decía: ‘Este crédito se da, este no, la tasa es esta, la comisión es aquella’. El Directorio no interviene en ningún crédito inferior a un millón de dólares, porque si el Directorio decide los créditos, afecta el resultado de la unidad, y si la unidad no cumple las metas, el ingreso de los funcionarios se ve afectado”.

    Reconoció que al inicio de su gestión jugaron a favor también las “buenas tasas de interés internacional” que permitieron “obtener recursos para financiar la difícil situación del banco de aquellos años”.

    Desde 2010, y tras una reforma de su Carta Orgánica, el 30% de las ganancias del BROU nutren el Fondo para el Desarrollo creado por iniciativa de Mujica para apoyar emprendimientos empresariales gestionados por trabajadores. Calloia y otros miembros del astorismo estuvieron en contra en un primer momento de que usaran las utilidades del banco con tal fin.

    Endeudamiento y Nin.

    Con dirigentes ruralistas y con el propio Mujica, Calloia confrontó ásperamente cuando en el primer gobierno del Frente Amplio se discutió una solución para el problema del endeudamiento de las empresas agropecuarias. El astorismo quería evitar una refinanciación por ley, como las que se habían aprobado en adminstraciones anteriores.

    Mujica llegó a plantear que se evitara “matar la gallina de los huevos de oro”, defendiendo al campo, mientras que para el presidente del BROU era “clarísimo que el que pide 20 o 25 años de plazo lo hace para no pagar y dentro de tres años pedir 20 o 25 años. Esa gente está mal porque quiere trasladarles a sus hijos la deuda. Las deudas se pagan en vida” (ver Nº 1.308). Calloia también amenazó con difundir una lista de “deudores contumaces”. Una nómina de 71 clientes con atrasos fue publicada por “La República” en junio de 2007.

    “Que Calloia mejor se dedique a cuidar que no le roben euros de adentro de la bóveda, que su trabajo es cuidar el dinero, y no hablar para empeorar las cosas”, disparó una vez en medio de las negociaciones el directivo de la Federación Rural Miguel Bidegain. Por entonces resonaba el caso de un faltante de 350.000 euros de la casa central del República ocurrido en 2008.

    Tras varios tira y afloja, la salida finalmente para la deuda agropecuaria fue una refinanciación por vía de una circular interna del BROU que dio facilidades de pago.

    Una quita que aprobó el banco en beneficio de Rodolfo Nin Novoa poco después de que este había asumido como vicepresidente de la República —sobre la que informó Búsqueda en abril de 2008— terminó en los juzgados a instancias de una denuncia presentada por el entonces senador blanco Julio Lara.

    Calloia defendió con gritos y provocaciones la conducta de Nin Novoa y la del banco en una entrevista con periodistas de Búsqueda. Rodeado de otros jerarcas y gerentes, allí llegó a decir que si no fuera porque no tiene más alternativa que “respetar las reglas de juego de la democracia” dirimiría sus diferencias con los reporteros mediante un “duelo”, lo que fue denunciado ante la Sociedad Interamericana de Prensa.

    Meses después, el presidente del BROU justificó ante la Comisión de Hacienda de Diputados la anulación de una compra de publicidad ya concretada con el semanario Búsqueda luego de la publicación de informaciones que le disgustaron (Nº 1.469).

    En noviembre de 2010, el fiscal del “caso Nin”, Luis Bajac, sentenció que la refinanciación del banco estatal fue concedida “dentro del marco normativo vigente”, pero, en cambio, pidió procesar sin prisión al vicepresidente de la República por haber omitido la identificación de una sociedad agropecuaria en su declaración jurada ante la Junta Anticorrupción. El Senado no aceptó levantarle los fueros al legislador.

    “Torre” polémica.

    El proyecto de construcción de un nuevo edificio del BROU en un predio con valor histórico hoy en ruinas ubicado a espaldas de la sede central colocó a Calloia en su momento en medio de una polémica política.

    Desde la oposición cuestionaron la obra y con ironía la llamaron la “Torre progresista” y el presidente del banco llegó a increpar a un diputado blanco en los pasillos del Parlamento por haber criticado a través de la prensa el monto de la inversión prevista.

    A causa del revuelo político el proyecto quedó en suspenso por orden del entonces presidente Tabaré Vázquez; el plan tampoco tuvo el visto bueno de la administración de Mujica por considerarlo un gasto “inoportuno” y recién se reactivó este año. Un primer tramo de la inversión —por U$S 20 millones— fue incluido en el presupuesto del banco para 2014.

    Cuadros para los uruguayos.

    El 25 de junio de 2011, Calloia concurrió a un local de remates de Bavastro e Hijos para participar en la subasta de más de 80 pinturas de artistas nacionales. Desde la segunda fila monitoreó la compra que el banco hizo de seis obras de integrantes del Taller Torres García, la más cara a U$S 23.000 más comisión.

    “¡Lo compra el Estado!”, se oyó cada vez que el BROU adquirió una pieza, lo que provocó un murmullo generalizado y expresiones de indignación de los presentes. “¡En lugar de comprar cuadros bajen los impuestos!”, gritó uno. “¡Y todavía nos piden $ 100 para hacer viviendas!”, se quejó otro (ver Nº 1.613). En total, el BROU gastó U$S 89.500 más la comisión e Impuesto al Valor Agregado de 19,52%, lo que da un total de U$S 106.970.

    Calloia explicó en su momento a Búsqueda que las obras serían para la Fundación Banco República, que estaba en trámite de formación.

    “(Queremos que) esas obras de artistas nacionales no se pierdan para los uruguayos, porque si usted recorre los últimos remates de obras de artistas uruguayos, va a ver que esas obras desaparecieron. Nunca más un uruguayo las va a ver, salvo el que las compró o el extranjero que se las llevó fuera del país. Un país sin cultura, sin patrimonio, es un país vacío”, justificó al ser entrevistado el lunes 6 en Radio El Espectador.

    Mientras el expresidente Julio María Sanguinetti aprobó la actitud de Calloia, desde el Partido Nacional surgieron críticas. El diputado blanco Jorge Gandini expresó que le “llamó la atención que se gaste tanto dinero por una empresa pública para adquirir bienes que no son de su cometido, porque nadie decidió nunca que el banco cumpliera con la función de preservación del patrimonio”.

    “Te querés matar”.

    El Club Peñarol había pedido un crédito al BROU para la construcción de su estadio. En febrero de 2013, Calloia coincidió en una tienda con un joven que le preguntó por la situación de ese préstamo y el presidente de la entidad bancaria le aseguró que “eso no va a salir”. En broma, además, entonó el estribillo de un cántico de la hinchada de Nacional (“Cancha no tenés, copas no jugás, no sabés ni cuándo naciste, te querés matar”).

    El joven resultó ser hijo del presidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, quien después de escuchar la anécdota llamó a Calloia para pedirle explicaciones sobre la situación del crédito. El presidente del BROU se disculpó y, semanas después U$S 20 millones fueron prestados a 15 años de plazo para el estadio en Camino Maldonado.

    El aval

    Cosmo recibió un aval del BROU por U$S 13,5 millones que se aprobó pocas horas antes de la subasta de los aviones de la exaerolínea uruguaya y tras mediar una comunicación del entonces ministro Lorenzo a Calloia.

    Mientras la oposición política buscaba hacer leña del árbol caído y avanzaba la investigación en torno a ese respaldo bancario, Mujica consideró varias veces en remover a Calloia, pero decidió no hacerlo e incluso lo respaldó públicamente: “Fue elegido para administrar un banco al que agarró fundido, con menos de 65 millones de dólares, y lo ha conducido con oficio bancario, que es lo de él”.

    Los cuestionamientos de la oposición sacaron de sus casillas a Calloia, quien en marzo de 2013 declaró al diario “El País”: “Acá hay que buscar un hecho de corrupción, porque los blancos son un grupo político tremendamente corrupto”.

    El comentario enojó a los dirigentes del Partido Nacional y el líder de Alianza Nacional, el senador Jorge Larrañaga, telefoneó a Mujica para exigirle una retractación del ejecutivo bancario. Calloia se disculpó mediante una carta dirigida al Directorio blanco en la que aseguró que no tuvo intención de ofender el “honor” de esa colectividad política.

    También polemizó con el vicepresidente del Frente Amplio Juan Castillo, luego que este cuestionara la rapidez con que se dio el aval a Cosmo. El titular del República dijo que ese dirigente no merece ser llamado “compañero”, por haberle pegado “cuando ni siquiera estaba caído”. Castillo replicó: “Capaz que soy el único ser en este mundo que piensa que Calloia es un poco soberbio, pero como lo he sentido en varios ámbitos y también en la interna de la fuerza política, creo estar representando la opinión colectiva de muchos. Mientras él me retira su concepción de compañero yo puedo decir que por suerte tengo más compañeros y más leales”.

    Calloia chocó con la gremial de notarios. En declaraciones a Radio Sarandí aseguró en marzo de 2013 que la Asociación de Escribanos del Uruguay “intimó al escribano” del banco para “saber qué había ido a hacer a España” en el marco de la tramitación del aval que se concedió a Cosmo, una empresa de ese origen. En abril siguiente esa asociación denunció penalmente al titular del BROU por “difamación e injurias” luego que los acusara de hacer una “operación política” en su contra y en la del banco.

    El fiscal del “caso Pluna” había pedido el procesamiento de Calloia y de Lorenzo el 21 de diciembre pasado. El ministro renunció y se refugió en su casa de Araminda y Calloia se mantuvo en el cargo; a la noche se lo vio en una tribuna del Carrasco Lawn Tennis presenciando un partido de exhibición junto a su esposa y a otro director del banco. La red social Twitter estalló en críticas.

    Después de haber sido procesado el viernes 4, Calloia salió del juzgado y fue al banco. Para llegar al despacho pasó por última vez como su titular por el corredor con la galería de cuadros de los anteriores presidentes, en donde su retrato —que fue pintado tiempo atrás por el retratista Osvaldo Leite— tendrá un lugar. Estaba desanimado; ya tenía decidido renunciar y tramitar la jubilación.