En el marco del proyecto institucional de Educación Física y Deporte, la escuela y liceo Elbio Fernández ha realizado a lo largo de su historia una serie de mejoras en su infraestructura. Entre otras cosas, su campus deportivo, un espacio de 10 hectáreas dedicadas al deporte, incorporó en los últimos tres años dos nuevas canchas reglamentarias de fútbol y sistema de riego en las tres existentes, así como sistemas de semillado y mantenimiento, que se suman a un conjunto de cabañas con espacio educativo para albergar a 150 estudiantes. Asimismo, el verano pasado remodeló por completo su gimnasio Maldonado, una instalación tradicional construida sobre lo que alguna vez fue el antiguo Cine Capri. El colegio también cuenta con un gimnasio más pequeño con una variada oferta de prestaciones sobre la calle Ejido.
El desarrollo en esta área tendrá un nuevo impulso y, días atrás, la institución presentó oficialmente el inicio de la construcción del Polideportivo Elbio Fernández. El espacio estará ubicado a muy pocos metros de la sede central, entre las calles Maldonado, Carlos Quijano y Durazno, en un predio adquirido hace algunos años. Según explicaron autoridades del colegio, se tratará de un sitio “creado para el uso y disfrute” de su comunidad, los estudiantes y sus familias, exalumnos, docentes y funcionarios, además de los socios del Club del Elbio.
Informó que la comunidad educativa reúne, solo entre profesores y estudiantes, a cerca de 2.500 personas. Sin embargo, debido a la “fidelidad” de los exalumnos con la institución, se da muy habitualmente que estos continúen participando en la liga universitaria, o incluso que los padres compitan en el “papi fútbol” o en el “mami handball”, así como en deportes como vóley, hockey o básquetbol, lo que genera que “los espacios a veces no sean los adecuados”, indicó el presidente de la SAEP. “En determinado momento dijimos: ‘Esto ya tiene una dimensión que no alcanza con lo que tenemos’”, señaló.
Otro aspecto que motivó el proyecto del polideportivo para el colegio es el cuidado de su comunidad. González señaló que el hecho de haberse extendido en el uso de espacios por la ciudad implicaba asumir más riesgos relacionados con la movilidad, por lo que siempre tuvieron “la visión de poder concentrar todo en un mismo lugar”.
Las instalaciones.
En 2018 surgió la posibilidad para el colegio de comprar un predio a dos cuadras de su edificio central, que había pertenecido a la antigua sede del Club Atlético Peñarol.
“Para nosotros fue una gran oportunidad. La negociación con Peñarol tuvo un componente social muy importante en la parte de pago, ya que además del valor de tasación se agregaron becas para deportistas de Peñarol y sus hijos, para que pudieran terminar sus cursos acá. Nos importaba mucho que todo eso tuviera marcada influencia en la formación de personas”, afirmó González.
Paralelamente, la SAEP adquirió un inmueble contiguo con el objetivo no solo de ampliar este espacio, sino de darles una entrada a las nuevas instalaciones que no complicaran la circulación en la calle Maldonado. “Quijano no tiene acceso desde la rambla, por tanto, ese lugar no afecta el tránsito de la ciudad”, explicó.
Además, el colegio quería generar un proyecto que “dinamizara y ratificara” los más de 100 años que tiene la institución en esa manzana y rescatar un espacio que estaba abandonado desde hace décadas, agregó González. Así, al aunar ideas, las autoridades de Elbio Fernández contactaron al arquitecto Diego Rivero, socio de MPR Arquitectura, para comenzar a delinear una iniciativa que implicaba ciertas particularidades: conservar la fachada de la calle Durazno diseñada por el arquitecto uruguayo Julio Vilamajó y considerada parte del acervo patrimonial de Montevideo.
“La idea es unificar las actividades en un solo lugar; desde el punto de vista logístico, no estar trasladando gente por Montevideo y poder ser más eficientes en la prestación”, resumió el presidente de la SAEP. Otro motivo es agregar localías, algo muy importante a la hora de las competencias deportivas: “Aunque el deporte sea formativo, los que compiten quieren ganar y nosotros, sanamente, también deseamos que ganen”.
Uno de los componentes principales del proyecto refiere al aspecto social, inscripto en las acciones que lleva adelante la institución hacia la comunidad. En ese sentido, Elbio Fernández firmó en agosto de 2021 un convenio con la Administración Nacional de Educación Pública por el cual las escuelas públicas comprendidas en la zona de Ciudadela, Magallanes, Gonzalo Ramírez y Colonia –que abarca al menos seis centros educativos de gran tamaño– podrán hacer uso de las instalaciones del polideportivo sin costo, para que los alumnos de esas escuelas tengan un espacio para la formación física. “Eso también es parte de nuestra contribución a la zona”, explicó González.
El segundo componente de la iniciativa se vincula a la preservación patrimonial y puesta en valor de la estructura diseñada por Vilamajó. En esa línea, el arquitecto Rivero habló sobre las características constructivas del proyecto y explicó que la obra será llevada adelante con procedimientos sustentables, al aprovechar los recursos naturales y hacer un menor uso de los recursos no renovables.
“Todos los elementos a utilizar son devueltos a su origen. La tierra se tira en lugares donde realmente sea reutilizable y no se usan elementos contaminantes. Si bien la construcción en Uruguay es bastante tradicional, vamos a optar por una construcción alternativa de hierro y estructuras metálicas, que también es amigable con el medio ambiente”, explicó el profesional. Además, se instalarán paneles solares en las azoteas, se utilizará iluminación LED y se va a emplear ventilaciones cruzadas para evitar el uso del aire acondicionado, entre otros aspectos.
Está previsto que el espacio albergue todas las actividades bajo techo del colegio, para lo cual el polideportivo contará con tres pisos y tres gimnasios, acondicionados tanto para sala de aparatos como para clases de gimnasia.
En la planta baja estará la cancha principal, con una altura de unos 10 metros, que permitirá jugar al voleibol o básquetbol; en el segundo nivel, apenas un metro más bajo, habrá una cancha de similares características; y en el tercero se ubicará una cancha de actividades sport césped. Rivero destacó que “todos los pisos y pavimentos van a ser acordes a las actividades específicas”.
El arquitecto explicó que las canchas más grandes de un gimnasio son las de handball, razón por la que no existen actualmente muchas canchas oficiales en Uruguay. Por eso, ofrecer una cancha en el centro de Montevideo con las medidas oficiales “no deja de ser un aporte grande a la ciudad y al propio deporte”, resaltó.
A su vez, el polideportivo tendrá un subsuelo en donde se ubicarán los vestuarios masculinos y femeninos, y un área recreativa multiuso debajo de la bóveda diseñada por Vilamajó que se buscará “mantener y revalorizar” de acuerdo a los lineamientos de la Comisión de Patrimonio, apuntó Rivero. “Para mantener todo lo patrimonial se dejó un único espacio, que puede servir para realizar actividades sociales o culturales, revalorizando y restaurando todo ese sector”, indicó.
Señaló que toda la fachada que da hacia la calle Durazno fue diseñada por Vilamajó, a quien definió como una figura ineludible en la arquitectura nacional. “La font que puede verse en el mural fue creada por Vilamajó, y es parte de la fachada patrimonial”, recordó. Al respecto, González lamentó las vandalizaciones sufridas por el edificio, pero dijo tener la esperanza de poder desestimular ese tipo de acciones con el gran movimiento que generará la instalación del polideportivo en el lugar.
Por otro lado, Rivero explicó que el proyecto permite mantener todo el carácter patrimonial de la zona. Pero, además, “busca la centralidad de Montevideo”, algo que la propia intendencia ha intentado promover desde hace años dando respuesta frente al vaciamiento del Centro. “Con esto el colegio lo está haciendo. Porque, además, el gimnasio va a tener un uso diurno –por parte de los alumnos– y un uso nocturno, al traer gente –padres que desarrollan actividades– en horarios en los que el Centro se vacía”, dijo el arquitecto a cargo del proyecto. Eso, desde un punto de vista socio-urbanístico para la ciudad, también tiene un valor muy importante, resaltó.
Las instalaciones del futuro polideportivo podrán ser utilizadas por los alumnos que cursan actualmente en el colegio (escuela, liceo y bachilleratos extraedad), así como por los estudiantes del Instituto Universitario Elbio Fernández, que se focaliza en la formación y especialización docente. “Están acá durante todo el día y hasta altas horas de la noche, entonces buscamos trasladar todas las actividades deportivas para ahí”, acotó González.
Las obras del emprendimiento, que será 100% accesible, ya comenzaron y el objetivo es terminarlas para marzo de 2025.
Piedra fundamental
El viernes 20, la SAEP y la Escuela y Liceo Elbio Fernández organizaron “un asado de obra” con motivo de la celebración del inicio de la obra y colocación de la piedra fundamental del futuro polideportivo. Durante el encuentro, los presentes pudieron apreciar el terreno limpio y demalezado, así como las tareas de implantación de obra. “Lo lindo” es que, al terminar la construcción, podrán encontrar el espacio “en las condiciones originales, como Vilamajó lo pensó”, dijo Rivero. En tanto, González acotó: “Qué mejor que empezar convocando a nuestros amigos y socios para que vean desde dónde arrancamos”.
El proyecto implicará una inversión muy importante para la SAEP, una sociedad civil sin fines de lucro que nació hace 155 años y es dirigida por exalumnos. “Los beneficios de una cuidadosa administración se reinvierten permanentemente en comodidades y mantenimiento de las instalaciones, eso ha hecho posible nuestra extensión en esta manzana tanto como la construcción del campus deportivo o este nuevo proyecto”, comentó González.
