Comerciantes contra la delincuencia

Unos días atrás, fue asesinada una empresaria, su pareja y su hijo tras un intento de robo en su negocio. Tres vidas fueron arrancadas. Tres vidas quitadas por delincuentes que entraron a robar a su negocio.

Estos son mensajes subliminales a la delincuencia.

Se sienten todopoderosos. Se sienten “protegidos” por un Estado que al que financian los mismos comerciantes a los que roban y matan.

¿Seguridad? ¿De qué seguridad me vienen a hablar? A mí no me la pueden contar, yo sufrí en carne propia la inseguridad. Yo sentí en carne propia lo que significa un plomo entrando en tu cuerpo.

Tengo en mis años de comercio tres asaltos y tengo tres heridas de magnitud. Llevo conmigo el duro recuerdo de un plomo pegado en una vértebra. Un milímetro fue lo que me salvó de quedar cuadripléjico. Los tres durante el gobierno del FA en el que los “pobres muchachos” entraban por una puerta y salían por la otra. Tuve suerte, no como esta pobre familia que no la puede contar.

Cuando me dicen; “qué loco, les tenés que dar todo y que se vayan”. Incluso en la hipótesis esa, a veces “el llevarse una vida” es estatus para ellos. A mí no me la pueden contar. Y no es tan simple como darles todo.

Te levantás a las 5 de la mañana, estás todo el día entre cuentas, deudas, el Estado que te asfixia, competir con la mercadería que entra de contrabando. Y de repente entra un personaje de estos, seguramente drogado, armado y queriéndote humillar y llevarse sin más lo que era para el plato de comida de tus hijos.

Te sentís ultrajado, basureado, y encima los políticos de turno te aconsejan: “no se resistan”. ¿Cómo se hace para no resistirte? Claro que te resistís. Te vienen a sacar la que vas a llevar a tu casa con todo el sacrificio y esfuerzo que implica.

En uno de esos tres robos a los cuales me resistí; pasaba que al otro día vencía la DGI, obviamente no pude estar para hacer el pago. ¿Saben cuál fue la respuesta del Estado?

El recargo correspondiente cuando salí del hospital y pagué.

¿Quién es peor? Al día de hoy no sé si es el chorro o el Estado.

¿Y nos hablan de seguridad los políticos, tan sueltos de cuerpo? Hablan en abstracto mientras sentados en sillones discuten sobre lo que no tienen idea.

Las estaciones de servicio después de determinada hora solo cobran con tarjeta. Las farmacias y almacenes de barrio detrás de una reja.

¿Seguridad? ¿En serio nos quieren hablar de seguridad a los comerciantes?

Basta de versos. Los únicos que sabemos lo que se siente cada vez que una “cara desconocida” cruza la puerta de una Pyme somos nosotros. Los que día a día tomamos fuerzas para levantar una cortina somos nosotros.

Si queremos seguridad tenemos que llevar a quienes en realidad conocemos lo que es estar atentos a todo minuto a minuto. Al Estado para lo único que le sirven las Pymes es para que paguen el circo político. Y lo peor, no es que no saben, es que NO LES IMPORTA. A los políticos les importan los políticos.

¿Seguridad?

El Estado se lleva 17 días al mes de tu sacrificio y no te devuelve nada. No, perdón, te devuelve frases maravillosas como: “mis pobres muchachos”.

¿En serio a nosotros nos hablan de seguridad? Andá, andá...

Tenemos el poder de defendernos de chorros y del Estado. Por eso necesitamos un empresario Pymes en el parlamento que proponga y respalde proyectos de ley que amparen realmente nuestros problemas. Problemas a los que durante años nadie les prestó atención. Problemas que todos los partidos tradicionales han esquivado sin brindar solución alguna.

Los comerciantes tenemos la fuerza. Pero si nos unimos. Sino vamos a seguir siendo carne de cañón como la familia asesinada en su propio boliche.

“Nada podemos esperar que no sea de nosotros mismos”.

Pablo Galli

Empresario Pyme