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Todavía quedaban tres partidos en juego cuando el inglés Tommy Fleetwood logró el punto decisivo para que su equipo sellara una victoria contundente en la Ryder Cup. Ya en ese momento se desataron los primeros festejos por un logro que poco después, al cerrar la jornada del domingo 1º de octubre en el Marco Simone Golf Club (Roma), se reflejaría en un score final de 16,5 puntos para los representantes europeos y 11,5 para los estadounidenses.
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En 1927, el empresario Samuel Ryder tuvo la iniciativa de enfrentar a dos equipos de profesionales estadounidenses y británicos en el Worcester Country Club en el estado de Massachusetts. Difícilmente, Ryder podría haber imaginado que su idea volaría tan alto. El enfrentamiento original fue evolucionando hasta llegar a la realidad actual, que muestra que 300.000 personas pasaron por el campo de juego entre los días de práctica y los de competencia de la última edición y que en unos 183 países cientos de millones de personas siguieron en directo las acciones. Estos números colocan a la Ryder Cup como uno de los mayores eventos deportivos.
Temprano en la mañana del viernes 29 comenzó la edición 44ª de la Ryder Cup con la disputa de cuatro foursomes (tiros alternados de la pareja). En forma sorpresiva, Europa se quedó con los cuatro partidos. Esa ventaja de cuatro puntos sería crucial en la definición del certamen.
Por la tarde de ese día se jugaban cuatro fourballs (mejor pelota de la dupla en cada hoyo). En busca de una rápida reacción, el capitán estadounidense, Zach Johnson, cambió por completo la integración de las parejas. Sus decisiones no surtieron el efecto deseado. Los resultados en esa jornada inicial se cerraron con dos victorias y un empate para los locales con un score final de 6,5 para Europa contra 1,5 de los rivales.
En la mañana del sábado, los foursomes volvieron a ser favorables para los europeos con tres partidos ganados. Entre ellos se destacó la paliza que le dieron Viktor Hovland y Ludvig Aberg a Scottie Scheffler y Brooks Koepka, con un categórico 9 a 7.
Por la tarde, en los fourballs, llegó el repunte de los norteamericanos. Ganaron tres partidos y llevaron el score a un 10,5 para Europa contra 5,5 de Estados Unidos al cerrar la segunda jornada de juego.
A pesar del repunte, la ventaja de los europeos parecía difícil de descontar y el historial de la Ryder Cup lo reflejaba: ningún equipo que llegó a la instancia final con 10 puntos había perdido el título.
Momento de gloria.
Los 12 partidos individuales disputados en la cancha del Marco Simone Golf Club para cerrar la competencia tuvieron un muy alto nivel de juego de los protagonistas. La estrategia del capitán europeo, Luke Donald, fue colocar sus jugadores más fuertes en los primeros partidos para ganar puntos rápidamente y darles tranquilidad a los cuatro debutantes que tenía su equipo. Jon Rahm, Rory McIlroy y Viktor Hovland cumplieron con las expectativas de Donald y del público presente. Los tres golfistas fueron decisivos para la conquista del título al aportar nueve puntos entre los tres para los locales.
Fue entonces el momento de Fleetwood, otro de los que tuvo rendimiento destacado entre los locales, para sellar su match contra Rickie Fowler ganando el punto decisivo con un categórico 3 y 2.
Un capitán de lujo.
“Nunca gané un Major en mi carrera, pero esta Ryder Cup la siento como mi Major”, afirmó un emocionado Donald en la conferencia de prensa luego del formidable triunfo alcanzado por sus dirigidos. El capitán recordó que formar un equipo competitivo para esta edición requirió mucho “esfuerzo y trabajo”.
“Un año atrás, nadie daba nada por nosotros. Esa es la realidad”, subrayó.
Donald elogió a la Ryder Cup y su valor para el golf. También agradeció el aliento del público. Destacó que, con su apoyo en los momentos complicados, fueron “un palo más en la bolsa de los golfistas”.
“Sabíamos junto con los jugadores que no iba a ser fácil pero lo logramos entre todos. Son verdaderos gladiadores, han hecho historia en la Ryder Cup y es momento de festejar”, concluyó.
Detrás suyo, los 12 jugadores le pedían a gritos que se mantuviera en el cargo como capitán para llegar en dos años juntos a la próxima Ryder en el Bethpage Golf Club, en Nueva York.
