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“Estoy convencido de que realmente esa parte del mundo es una oportunidad enorme. Son 600 millones de personas, tiene un crecimiento anual del 5% con fundamentos permanentes, por lo cual hacer proyecciones de futuro es muy exacto en esos países”, comentó el vicepresidente de la Cámara de Comercio Mercosur–Asean, Pablo Carrasco al retornar de su reciente viaje a Tailandia, Malasia y Filipinas.
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“Fui a vender carne”, pero “ninguno de los tres países está habilitado” para Uruguay dijo en Agronegocios Sarandí (de radio Sarandí). Detalló que “Malasia, que es un país básicamente islámico, ha aprobado lo sanitario pero no lo religioso, lo cual no es fácil para Uruguay”, en referencia al rito halal.
Carrasco señaló que el gobierno, a partir de la Cancillería, debería evaluar tener representación diplomática en Filipinas, que “debería ser la base para después comercializar en Asean”. Agregó que “para estos tres países, tanto el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), como el Instituto Nacional de Carnes (INAC) han hecho todos los deberes y en este caso la pelota está en la cancha de ellos”.
El empresario enfatizó que “todos nos recibieron porque necesitan comerciar con el mundo y tienen planes ambiciosos de crecimiento. Es la combinación que necesitamos (…) para el Uruguay es una posibilidad gigantesca de negociar. Pero además, tienen un sueño de ser cada vez más occidentales y todo eso está a favor nuestro. Nos falta todavía lo formal, que no está en el terreno del MGAP ni del INAC, que han hecho todo lo posible”.
Consideró que “tenemos que pasar a un segundo nivel, y a eso fuimos”. Planteó que “si estuvieran abiertos esos mercados tendríamos negocios enormes para hacer”.
Comentó que “quizás la Cancillería tendría que pensar si las embajadas en Europa están rindiendo lo que podrían rendir en estos países. Solo tenemos en Malasia una excelente embajadora (Valeria Csukasi) y se nota cuando tenés una embajada”.
El vicepresidente de la Cámara de Comercio Mercosur–Asean señaló que además de Argentina, Brasil, Australia y Nueva Zelanda venden sus carnes en esos mercados. Sobre los dos últimos, dijo que “están cerca y con una actividad enorme”.
Señaló que Tailandia “tiene el problema de un arancel del 50%, entonces no lo podríamos como prioridad. Pero Filipinas sí tiene un arancel del 10% y Malasia tiene un arancel del 12%, que son absolutamente razonables. Me parece que, con nuestra carne premium, los hoteles y los restaurantes son los clientes naturales”.
Agregó que “hay un porcentaje de gente de estos países que tiene gustos occidentales, por lo que tenemos grandes chances. El tema es cuál es el canal de venta por el cual llegamos. Pero ningún país es descartable para el tipo de producción del Uruguay, que es realmente premium”.
Carrasco también planteó que “tenemos que ser conscientes de que somos un país chiquito, pero que tenemos comida increíble para estas personas cuya gastronomía no es del gusto nuestro. Me parece que el modelo pasa por instalarse en esos países con un socio local y vender. Va a requerir un sacrificio un poco mayor, pero es la forma”.
Comentó que “una de las invitaciones fue a una empresa enorme, que tiene shopping, donde había carne australiana. El Wagyu allí es muy admirado. Vi bifes anchos de Wagyu a U$S 100 el kilo, y público para todo”.
“Tenemos este desierto verde que, si lo podemos contar en el envase, tal cual nos hemos propuesto, que el código te lleve a este paisaje que no existe en el mundo. Eso es fácil ponerlo en el envase y la batalla es por el packaging, por la forma de presentar el producto y eso es bastante democrático: todos tenemos acceso, podemos mejorar muchísimo lo que estamos haciendo y salir del commodity”, consideró.