Nº 2108 - 28 de Enero al 3 de Febrero de 2021
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEn Estados Unidos, a diferencia de lo que puede creer la mayoría, “solo el 17% de los consumidores de cannabis son usuarios recreativos pesados. El segmento de consumidores más grande lo conforman las mujeres de 35 a 50 años y el de más rápido crecimiento son las personas mayores de 55 años. No son propensos a fumar un porro, pero sí se comerán un caramelo, una galleta o un trozo de chocolate con cannabis”, según un artículo de The Drum.
Cada vez son más estados que se suman a la liberalización del consumo medicinal y recreativo del cannabis y esto lleva a que se esté avanzando en eliminar el consumo de marihuana como delito federal, así como facilitar las transacciones bancarias, hoy prácticamente prohibidas. Esto hará despegar —aún más— este rentable negocio y sus productos derivados. Tan es así que muchos fondos de inversión, grandes inversores particulares y muchos ejecutivos con grandes y prósperas carreras en compañías multinacionales se están pasando a esta industria naciente. Es el caso de Katie Bayne, exvicepresidente senior de Marketing en Coca-Cola, y de Peter Caldini, expresidente regional de Pfizer en América del Norte, quienes ocupan puestos directivos en Acreage Holdings, empresa recientemente fundada que “cree profundamente en el poder transformador que el cannabis puede tener para sanar. Nuestra misión es defender y proporcionar acceso a las propiedades beneficiosas del cannabis mediante la creación de productos de la mejor calidad y experiencias de consumo”. Y con ese equipo de profesionales, seguramente lo van a lograr.
Mientras tanto, en Uruguay se van destrabando los aspectos burocráticos para avanzar con el desarrollo de la industrial del cannabis medicinal. Dice Andrea Kruchik, fundadora de la empresa YVY y miembro de la cámara uruguaya de cannabis medicinal: “Antes sentíamos que el gobierno era un enemigo; ahora es un aliado”.
Pero si bien hay una clara voluntad desde Presidencia en que se desarrolle esta actividad, aún “precisamos que los mandos medios en (el Ministerio de) Salud Pública —que vienen del anterior gobierno— hagan el switch mental. Hay gente que tiene que entender que en el cannabis medicinal está la oportunidad del siglo para Uruguay”, declaró Kruchik en El Observador.
No creo que haya otro negocio en el mundo que tenga el potencial de crecimiento, de inversión (local y extranjera), de generación de empleo, nuevos productos, marcas, tratamientos médicos y servicios vinculados al cultivo, producción y comercialización de productos a partir de cannabis.
El citado artículo de The Drum agrega que con solo ciertas partes del país abiertas para la venta de “uso adulto”, se proyecta que el mercado minorista de Estados Unidos alcanzará los US$ 25.000 millones en 2021 y que aumente a US$ 37.000 millones para 2024, según Marijuana Business Daily. Esto es un crecimiento de casi 50% en tres años… ¿Qué otro negocio proyecta estas tasas?
La gran enseñanza que podemos sacar de todo esto es que el Estado no puede ser —jamás— visto como el “enemigo” del emprendedor. Segundo, que cuando los consumidores (ciudadanos) quieren acceder a un producto cualquiera, lo harán por los medios que sean; con o sin Estado, con o sin permisos, con o sin multas. Lo único que logran las restricciones es favorecer a los malos empresarios, aquellos dispuestos a obtener ganancias vendiendo productos de mala calidad y alto precio, justamente por culpa de las malas regulaciones que aprueban.
El coronavirus ha sido un gran problema para cualquier avance en cualquier proyecto, porque distrajo energía, recursos y decisiones. Pero no puede ser una eterna excusa para postergar proyectos que pueden tener un enorme potencial para el país, tal vez mayor al de las propias (y tan bien tratadas) empresas pasteras.
A no perder más tiempo. Sería algo muy malo que nos subamos al costoso tren de UPM y no lo hagamos al del cannabis medicinal. El momento es ahora.