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Productores y empresas agrícolas reducirán el área de cultivo de invierno debido a la situación de “incertidumbre” que existe en el mercado. La sequía, los malos resultados del trigo, la cebada y la canola registrados en las zafras anteriores, más las exigencias del Plan de Uso y Manejo de Suelos, también influyeron a que se deje de plantar. No obstante, referentes del sector indicaron a Campo que, pese a la coyuntura desfavorable, los alimentos seguirán siendo demandados y que, por lo tanto, la agricultura seguirá siendo un negocio en el cual seguir invirtiendo.
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El gerente general de Agronegocios del Plata (ADP), José Santos, dijo a Campo que para esta zafra de invierno la empresa reducirá significativamente el área cultivada, y pasará a sembrar 10.000 hectáreas, la mitad con relación al 2014. “Con el trigo nos ha ido mal el año pasado, y si te agarra una primavera muy lluviosa te complica mucho la calidad de los rendimientos, pero principalmente no hay precios, no hay negocios”, explicó el empresario. “Eso le pasa en general a todos los productores”, agregó, y estimó que, en promedio, habrá una reducción del área plantada de este cereal de entre 100.000 y 150.000 hectáreas.
Santos dijo que este año ADP no sembrará cebada, aunque sí canola, ya que tienen un contrato con Alcoholes del Uruguay (Alur) y tienen un precio de venta fijo.
El ejecutivo señaló que la empresa se está “preparando” para dos años con los niveles de los precios actuales, tanto de soja como del resto de los granos. “Lo que estamos viendo es que los fundamentos del marcado indican que los precios se mantendrían en estos niveles”, estimó. Aunque dijo que las perspectivas podrían cambiar ante “un evento extraordinario” climático, como una seca en Estados Unidos, que repercutiría en una suba del precio de los granos, subrayó que la empresa actuará en función del escenario actual.
“Nos estamos reorganizando, tratando de buscar mayor eficiencia, de contener los costos, no dejar de usar toda la tecnología y asegurarnos de tener cada vez mejores rendimientos, de forma de intentar compensar la caída de los ingresos”, dijo el ejecutivo. “Indudablemente, la rentabilidad de la agricultura va a ser menor, pero rentable al fin”, y “no estamos viendo que haya que salirse del negocio”, aseguró Santos.
La agricultura es “muy dinámica”, y así como “pueden tocar años muy buenos, otros no lo son tanto”. “La demanda por los alimentos está y seguirá estando; entonces, en estos momentos, tenés que encontrar un modelo de negocios que te permita sustentabilidad”, concluyó el ejecutivo de ADP.
Puentes verdes
El presidente de la Cámara Uruguaya de Servicios Agropecuarios (Cusa), Juan Maisterra, indicó en conversación con Campo que el área de cultivos de invierno caerá por lo menos un 30%. En gran parte de los predios en los que no se cultivará ni trigo ni cebada ni canola, se harán puentes verdes. En algunos casos, los productores tomarán esta última opción porque así lo exige el Plan de Uso y Manejo de Suelos.
Pero aparte de este último factor, lo que incide en la decisión de los productores sobre si plantar cultivos de invierno o no es el clima. Si continúa la sequía que atraviesa el país se “resentirá un poco” el área plantada, señaló Maisterra.
Todas estas variables se suman al precio actual de los mercados, que afectaron los negocios de los productores en las últimas zafras, y algunos de ellos obtuvieron márgenes negativos, comentó el dirigente gremial. Además, recordó que en el invierno del año pasado la cosecha de trigo no fue buena, y los valores de ese cereal tampoco “acompañaron”.
Perspectivas inciertas
El productor Tomás Molina dijo a Campo que, en su caso personal, ya sembró los cultivos de invierno, y apostó tanto al trigo como a la cebada. “A priori el negocio de la cebada parece mejor que el del trigo, y de hecho el año pasado nos fue mejor, pero en 2012 nos fue mucho mejor con trigo que con cebada”, explicó el empresario respecto a su decisión. Y agregó: “Buscando uno estabilidad uno pone los huevos en distintos canastos”.
Molina reducirá en un 30% el área con relación al año pasado debido a las exigencias del Plan de Uso y Manejo de Suelos.
De todas maneras, señaló que las “perspectivas de negocios son totalmente inciertas” y que en el “contexto general no se ha sembrado prácticamente nada de trigo”. El caso de la cebada es similar, comentó. En estos días, Maltería Uruguay “promocionó algún nuevo negocio para ver si podía lograr que le hicieran área de cebada porque casi no hay sembrada”, describió el empresario.
“No va a haber casi área de invierno, y sí mucho puente verde. (…) Estamos todos golpeados por la situación que se ha dado últimamente. No solo por la del trigo, sino también por la de la soja que pasó, que no ha dado ganancias tampoco”, apuntó Molina. “Hay muchos campos entregándose”, pero “soy optimista de que el negocio va a funcionar de alguna forma”.
Para avanzar en ese sentido, Molina indicó que el costo que tiene que bajar es el de renta agrícola. “En mi caso personal he podido renegociarlo y básicamente bajó un 50%”, precisó.
Pero el empresario también señaló el precio de los herbicidas, los fertilizantes y los costos logísticos como elementos en los que se juega la rentabilidad del sector. Hay que realizar “ajustes” en estos aspectos para que exista un margen de ganancia, y eso implica ser “un poco más cuidadoso”, dijo.
De todas maneras, Molina se manifestó optimista respecto al negocio de la agricultura y dijo que este sigue teniendo un buen futuro. “El mundo necesita alimentos, y eso es lo que nosotros hacemos. Este ajuste de costos que estamos operando, después, si en un año o dos tenemos una leve suba de los precios, creo que ya nos entrega un negocio que empieza a dejar su margen nuevamente. Hay que poder capear estos momentos en los cuales la rentabilidad es cero o negativa”, insistió.