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Inglaterra ha reconfirmado su decisión de salirse de la Comunidad Económica Europea (CEE) por entender que limitaba su libertad de comercio global y, con ello, su propia prosperidad.
Uruguay debería seguir un camino similar para liberarse de las ataduras comerciales y burocráticas del Mercosur. Este tratado nunca nos permitió acceder sin trabas a un mercado de 250 millones de habitantes y sí nos encareció la venta de nuestros productos a los principales mercados del mundo. Uruguay no puede negociar acuerdos de libre comercio con China, Estados Unidos o Japón, sin el aval de sus proteccionistas socios Brasil y Argentina.
Uruguay vende carne, soja, lácteos o cereales, compitiendo con países como Nueva Zelanda o Australia, pero estos pueden vender sin aranceles a los países con quienes han suscrito tratados de libre comercio que Uruguay no puede suscribir. Esto implica vender menos, recibir menos ingresos, menos ganancias y menos empleo. Bastante simple de entender, pero no todos quieren hacerlo.
La vieja muletilla del “más y mejor Mercosur” o la apelación a la “patria grande” no han sido más que palabras huecas que nos han perjudicado sistemáticamente. Cuando George Bush visitó Uruguay durante la primera presidencia de Tabaré Vázquez, dijo sobre un posible TLC entre Estados Unidos y Uruguay: “Si ustedes quieren, yo quiero”. Pero el exministro de Relaciones Exteriores Reinaldo Gargano y toda su “fuerza política” no quisieron. Perdimos un tren con destino al futuro.
Varios economistas, empresarios, académicos y políticos, reconocen públicamente que el Mercosur se transformó para Uruguay en una “jaula” que lo acorrala y no lo deja volar.
Pero ahora soplan otros vientos. El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Talvi, hace años que viene recomendando desde el Ceres que Uruguay se salga del Mercosur en forma total o parcial.
Antes, Brasil era el gran freno al libre comercio global, pero ahora el presidente Jair Bolsonaro celebra un preacuerdo con la Unión Europea y además está dispuesto a firmar más TLC con las principales potencias mundiales, aun cuando la Argentina peronista y proteccionista no lo quiera. Otro tren se asoma por el oscuro túnel del Mercosur, ¡y este sí que no lo podemos perder!
En la genial charla que dio Jorge Batlle en TED Durazno el 19 de setiembre del 2016, hizo un racconto de la historia económica de América y del mundo, citando cuatro etapas: dos que fueron con economías cerradas y otras dos con economías abiertas, y a Uruguay siempre le fue mejor cuando el mundo comerciaba sin restricciones. Por eso concluyó: “Uruguay tiene que abrirse al mundo, no encerrarse entre parientes”; y para hacerlo con éxito, “nuestro país necesita de más filósofos, más científicos y más educadores”,para no vender solo commodities y materias primas.
Aprendamos la lección y lancémonos tras esta oportunidad al grito de: ¡Uruexit nomá!
