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    Delta: “La forma de romper las dificultades de ser un país chico es no quedarse, empujar y romper barreras”

    A punto de cumplir 40 años, la compañía se proyecta al futuro con decisión y apoyándose en su equipo de colaboradores. “La empresa tiene que trascender a las personas”, afirma uno de sus fundadores

    A Eduardo Siragusa lo distingue el amor por los ascensores. “Esto es divino”. “Trabajar con ascensores es muy interesante, muy lindo”. Son frases recurrentes durante la conversación que mantiene con Trayectorias, que incluye un recorrido por el taller fábrica de la compañía. Siragusa es uno de los socios fundadores de Delta, que se encuentra próxima a cumplir 40 años, el próximo 1º de enero. Tal como él relata, la empresa es fruto de la idea de dos amigos que durante algunos años trabajaron juntos en una de las firmas multinacionales de ascensores instaladas en Uruguay. “Quisimos empezar nuestro propio camino, arrancamos con el mantenimiento de un ascensor y unas ganas fantásticas de trabajar”, recuerda. Su socio y amigo era Miguel Ángel San Martín, que falleció hace unos años. Juntos lograron un equipo de trabajo sólido y la compañía comenzó a crecer.

    “Nos fuimos posicionando en determinadas cosas, primero, en mantenimiento, luego introducimos las reparaciones y comenzamos a importar ascensores e insumos”, comenta. El tercer paso fue incursionar en la instalación de ascensores y, por último, en su fabricación. Así fue que en 2010 compraron una fábrica de muebles metálicos y la convirtieron en su fábrica de ascensores. “Hoy el 70% del ascensor lo hacemos en Uruguay”, señala. En la fábrica trabajan nueve personas, que en los momentos de mayor demanda han llegado a armar 50 cabinas de ascensores por año. Luego el equipo de instalaciones y electricidad se encarga de su colocación. En estos 40 años, Delta ha llegado a instalar 400 ascensores y en la actualidad lleva el mantenimiento de 1.800.

    El mercado del ascensor en Uruguay es “muy importante”, afirma Yenny del Pino, gerenta financiera y esposa de Siragusa. En total hay alrededor de 30 empresas, que se dedican a las diversas tareas relacionadas, entre ellas, varias extranjeras y multinacionales. Sin embargo, eso no es impedimento para que Delta se prepare para seguir creciendo. “Es muy fácil quedarse, pero ese no es el camino que elegimos nosotros”, afirma Siragusa, que con 50 años de experiencia en ascensores tiene varios proyectos entre manos como, por ejemplo, ampliar la fábrica y empezar a exportar. Aquí, parte de la conversación que Trayectorias mantuvo con el matrimonio Siragusa-Del Pino, quienes hoy están al frente de Delta.

    Los socios fundadores: Miguel Ángel San Martín y Eduardo Siragusa

    ¿Qué servicios brindan a sus clientes?

    Eduardo: Hoy el 70% del ascensor lo hacemos en Uruguay. Hay cosas que no se pueden hacer acá, como el motor del ascensor, las guías por donde se mueve y los operadores de puertas, pero todo lo demás lo hacemos nosotros. El diseño también es nuestro. En el año 2015 hicimos un concurso de diseño de cabinas y algunas de esas propuestas se llevaron a la práctica. Tenemos tres o cuatro modelos de cabinas, que son el estándar. Hoy manejamos un buen parque de máquinas: hemos colocado unos 400 ascensores y tenemos 1.800 en mantenimiento.

    La empresa hace el mantenimiento integral de ascensores, eso es como un seguro. El edificio paga un abono y todo lo que se rompa lo arreglamos sin costo. Esa es la mayor cantidad de contratos que tenemos. La otra parte es un contrato básico donde, si algo se rompe, se cobra. La empresa hace tareas de mantenimiento 24 horas al día, siete días de la semana, 365 días al año. El mantenimiento del ascensor no para nunca. También es parte de las exigencias de las intendencias. Hay un digesto municipal que regula los ascensores.

    ¿Cómo es el mercado de ascensores en Uruguay?

    Yenny: Hay un mercado muy importante para el ascensor. El ascensor estándar es de 10 paradas, para ocho pasajeros y tiene una velocidad de un metro por segundo. Ese mercado lo cubrimos todas las empresas nacionales, lo podemos cubrir perfectamente. También competimos con las empresas multinacionales.

    Eduardo: En total debe haber unas 30 empresas de ascensores en Uruguay que hacen mantenimiento. No todas instalan. Allí la intendencia tiene categorizadas las empresas en A, B y C. Las C son las que no pueden instalar y solo hacen mantenimiento a un tipo de ascensores, las B tienen un poco más de margen y las A tienen el margen total, es decir, instalan, reparan todo tipo de ascensores, tienen todas las posibilidades. Nosotros somos A.

    Ascensor en el shopping de Paysandú, uno de los primeros que instaló Delta

    En Montevideo cada vez hay más edificios. ¿Ha aumentado la venta y la instalación de ascensores en los últimos años?

    Eduardo: Uruguay entero es una plaza chica. El registro que nosotros tenemos de la Intendencia de Montevideo y de Maldonado es que más o menos hay unos 15.000 ascensores instalados entre estos dos departamentos. En el resto del país habrá 2.000 o 2.500 ascensores más. La empresa tiene alcance nacional, nosotros hacemos mantenimiento en todo el país, aunque el fuerte son Montevideo y Maldonado. Cuando arrancamos habría unos 5.000 o 6.000 ascensores en todo el país. En 40 años hubo varios booms de la construcción y hoy en día está bastante movido. La crisis en Argentina hizo que varios protagonistas de la construcción argentina vinieran a Uruguay, que es una plaza más segura, y contribuyeran a la construcción de edificios en Montevideo y Punta del Este, y no solo de alta gama, de todo tipo.

    ¿Qué sería un edificio de alta gama y qué tipo de ascensor lleva?

    Eduardo: Los edificios del World Trade Center, por ejemplo, son calificados de alta gama. Necesitan ascensores muy particulares, con una velocidad muy alta. Tienen mucho tráfico además. Por eso, la exigencia del equipo es muy superior a un edificio de 10 pisos. En Punta del Este se da más, todas esas torres nuevas en la rambla son edificios de alta gama. Allí compiten las empresas multinacionales, ya que los contratos se negocian en Argentina o Brasil.

    ¿De qué países importan las piezas que no fabrican?

    Eduardo: China, Europa, Turquía, antes Argentina. Se ha traído algo de Brasil también, aunque el Mercosur es un campo árido. No solo árido, sino lleno de espinas.

    A principios de octubre estuvimos en una feria en Alemania. Hay que estar en esas ferias, y cuando uno compra tecnología nueva tiene que traer el técnico de afuera para aprender. Nosotros traemos tecnología china y hemos contado con la visita de sus técnicos para capacitar a nuestro personal. No te podés quedar en ese sentido. La forma de romper las dificultades que Uruguay pueda tener por ser un país chico es no quedarse, empujar y romper barreras. Es muy fácil quedarse, es difícil seguir avanzando. Pero ese es el camino que nosotros elegimos. La empresa tiene que trascender a las personas.

    Yenny: El Mercosur es lo más difícil para importar. Es mucho más fácil traer algo de China que de Argentina. Probablemente, si yo hago una importación de productos de China, me llegue antes que si hago una de Brasil, que además lo más seguro es que me llegue mal embalada y con problemas. Siempre fue complicado, nunca fue fácil y siempre fue caro. Desde que China se metió en el mundo del ascensor, lo democratizó. Europa también era un mercado bastante árido en ese momento, muy caro y solo trabajaba con las tecnologías que ellos pretendían trabajar. Cuando aparece China, todo se hace más fácil. Adoptaron todo lo que es tecnología de una forma sumamente eficaz y eso permitió que el ascensor hoy no sea tan caro para empresas como la nuestra, que podamos competir con empresas multinacionales. No solo competimos con un precio similar, sino también en tecnología. Por eso, al final China le marcó un camino a Europa.

    ¿Cuáles son los valores de la empresa?

    Eduardo: Desde el punto de vista técnico, tenemos un personal profesional, que hace muchos años que trabaja con nosotros. Yo creo que ese es el valor fundamental de la empresa: la estabilidad que hemos podido darle al personal. Eso hace que el grupo sea más unido, más compacto. Todo lo demás que hemos ido agregando, la capacitación, las nuevas tecnologías, trabajar con seguridad, se va agregando a ese núcleo. Esa es nuestra mayor fortaleza.

    ¿Cuál es la clave del éxito?

    Eduardo: Trabajar y la familiaridad. Yo soy el dueño, pero cualquiera de los muchachos puede venir a hablar conmigo, llamarme por teléfono. Es habitual verme a mí ir al taller, acarrear con algún fierro, prender una máquina, ayudar a alguien. Lo hago desde siempre, me encanta hacerlo. Y eso también une al grupo. Tengo 50 años de experiencia en ascensores. Empecé a trabajar a los 18 y tengo 68. Toda esa experiencia la vuelco permanentemente. Soy de los que cree que, cuanto más sepan los demás, menos trabaja uno. Esa comunión que tenemos es el valor fundamental de esta empresa. Con esa base no me pueden ganar.

    ¿Cómo proyectan la empresa en los próximos cinco años?

    Eduardo: Tenemos varios proyectos. El primero es agregar más tecnología en las máquinas, en la fábrica. Acabamos de comprar un par de máquinas, una cortadora láser para chapa de acero y de hierro y una soldadora láser, que ni siquiera tenemos quien nos enseñe a trabajar con ella. Estamos buscando capacitaciones tanto en Uruguay como en el exterior para aprender más sobre esta maquinaria.

    El proyecto abarca también ampliar la fábrica. La idea es comprar un terreno y mudarnos. Actualmente, el taller tiene 800 metros cuadrados. Queremos ir a un lugar donde podamos tener 2.000 metros de planta, implementar nuevas tecnologías e introducirnos más en el mercado de ascensores nuevos.

    Otro proyecto tiene que ver con un producto que nosotros hacemos para personas con movilidad reducida: la plataforma salvaescalera. Funciona muy bien y el salto sería exportar, que eso sea el buque insignia para ganar nuevos mercados, sobre todo, en el Mercosur. Y de ahí ver si se puede exportar ascensores. Es un gran desafío porque tenés que salir a vender afuera, tenés que ganarte la confianza y tener toda una red de venta. Es un proyecto ambicioso a largo plazo.

    Su hijo trabaja en la empresa. ¿Tiene que ver con la trascendencia de la que me hablaba recién?

    Eduardo: Yo siempre he sido muy cuidadoso con mi hijo. Si él quiere seguir, que siga, y si no quiere, no está obligado. También trabaja aquí un hijo de mi socio. Si ellos no quieren agarrar esa posta, yo estoy preparando la empresa para que no dependa de su decisión. Muchas veces la empresa manda, adquiere vida propia, no depende tanto de lo que decide el dueño. Y eso hay que entenderlo. Si tiene vida propia, entonces no depende de si es invierno o verano. Hay otra decisión que es dotarla de vida.