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    Educación

    Sr. Director:

    , regenerado3

    Un “memo mártir” para la educación pública. “La materia prima más valiosa de un país es la materia gris de sus habitantes, y la misma se vuelve valiosa sólo a través de su educación”. Marcos Moshinsky  

    Nacemos ávidos de aprender. Y sin saber nada de las teorías ni planes educativos, nos entregamos con alborozo al juego e investigación. Guiados e impulsados por los programas de desarrollo internos, respondemos a la perfección a todo estímulo que nuestros cerebros consideren relevantes. ¡Cuánto lo disfrutamos!

    La conciencia interna que gobierna a un niño es distinta a la de un adulto y es así porque las tareas de un niño y las de un adulto son diferentes. Los niños tienen un programa propio: aprender todo lo posible del mundo y, además, con rapidez, pues el aprendizaje debe ser lo más eficaz posible. Así que dedican sus vidas al juego, la observación, repetición y búsquedas constantes, a comprender y descartar: lo que nosotros simple y llanamente llamamos “perder el tiempo”.

    Entretanto, los adultos nos hemos convertido en expertos en interrumpir, dirigir y estorbar el proceso educativo autorregulado y autogestionado de los niños. Y todo eso a pesar de que ellos desde que nacen nos están mostrando sus grandes capacidades de desarrollo autónomo.

    Pero seamos serios: no podemos pretender que un niño se olvide de que es un ser humano. Pedir que pare de moverse cuando su cuerpo le pide moverse es como pedir que pare de respirar o digerir. Pedir que no sienta la necesidad de curiosear y hablar es como pedir que deje de sentir sed o ganas de orinar. A menudo el niño se debate entre respetarse a sí mismo y su proceso de vida autorregulado y atender los caprichos improcedentes de los padres, maestros y demás adultos empeñados en saber más sobre los procesos internos ajenos. Gestionar aprendizajes de los niños se ha convertido en su deber, desconfiando de que el niño sea capaz y competente para autoconstruirse y así alcanzar su realización personal y única.

    Si no viene del deseo y de la voluntad propia, seguir al adulto y obedecer solo lleva a la pérdida de esa conexión con su guía interna y bloquea su capacidad innata de buscar, pensar, razonar y disfrutar.

    Cuando uno empieza a ser dirigido o guiado en lo que “debería” o “le conviene” aprender, pospone su programa interno de aprendizaje, se desentiende y delega en los adultos el desarrollo de su potencial. Los adultos se convierten entonces en quienes “saben” y tienen la responsabilidad sobre su aprendizaje. Y como si fuera poco renunciar a ser dueños de la propia vida, les hacemos creer que esa fuerza interna que los lleva a desafiar los mandatos del adulto es algo inadecuado o malo.

    Pero romper la autorregulación pasa factura: las emociones que hasta entonces servían de guía andan erráticas, sin ser comprendidas ni acogidas, y empiezan los problemas de aprendizaje, de comportamiento, de salud.

    Hemos convertido la educación en un trabajo agotador, mientras que lo único que necesitaban los niños eran acompañantes confiados, capaces de cuidar el entorno y proteger sus vidas de cualquier intervencionismo.

    Un niño cuya libertad ha sido respetada es sencillamente capaz de escucharse y hacer caso a su intuición. Un niño así duerme cuando está cansado, se activa con un estímulo cualquiera que lo hace investigar, buscar, aprender y disfrutar al mismo tiempo sin cansarse. Es paciente, atento y tiene ganas de saber. Un niño no anulado, no intervenido, no saturado, sabe elegir entre muchas actividades la que mejor se adapta al momento y se vincula mejor a su puzzle interno en la red de sinapsis de su cerebro. En cambio, cuando ha sido continuamente motivado desde el exterior, dirigido desde fuera tiende a esperar indicaciones y desconfiar de sus capacidades y su inteligencia.

    Mientras todo cambia, el mundo de la educación permanece igual. Millones de puestos de trabajo van a desaparecer en el año 2030. También sabemos que aquellos países que inviertan en el capital mental de sus ciudadanos contarán con una ventaja competitiva porque podrán preparar a sus jóvenes en las habilidades necesarias para crecer y responder a las demandas laborales del siglo XXI.

    El desafío debe ser ubicar a la educación como la prioridad máxima de la sociedad civil para anticipar estos cambios y garantizar que los niños de hoy, adultos del futuro, tengan las capacidades para vivir y desarrollarse plenamente.

    En resumen, el mundo se va a “UBERifar” cada vez más, y si el Uruguay desea seguir integrado a él, dejemos de analizar dicho fenómeno con paradigmas del siglo XIX y adaptémonos al siglo XXI.

    Por tanto, si no preparamos a nuestros jóvenes desde ahora para que tengan más habilidades técnicas y para ser más emprendedores e innovadores, van a estar más amenazados por la ola tecnológica que se vive.

    Se trata de formar individuos creativos, emprendedores, críticos, aptos para ser competentes en las TIC, autónomos, con altas dotes sociales, que se adapten fácilmente a los ambientes laborales, capaces de trabajar con cualquier persona, en cualquier lugar y momento, lo que incluye el dominio de más de un idioma. Para ello, los profesores deben:

    + Empoderar a los estudiantes como aprendices.

    + Contextualizar el conocimiento haciéndolo coherente.

    + Conectar el aprendizaje con experiencias del mundo real.

    + Extender el aprendizaje más allá del aula y la escuela.

    + Inspirar a los estudiantes personalizando sus experiencias de aprendizaje.

    + Incorporar la tecnología decididamente para enriquecer, más que automatizar el aprendizaje.

    “Nosotros hacemos las estructuras y luego las estructuras nos hacen a nosotros”. Winston Churchill

    Descripto hoy el propósito de la educación, desde ya eso no se produce con estructuras burocráticas centralizadas, parecidas al “centralismo democrático” que condujo a la desaparición de la Unión Soviética.

    Desde el año 1964, por Alfred Chandler, se sabe que la estructura sigue a la estrategia. Por tanto, debemos crear alternativas al modelo actual de enseñanza para lograr otros resultados.

    “Si para el individuo, en todas las zonas, y para todas las sociedades humanas, la educación es cuestión de vital importancia, lo es más, aún, para aquellos pueblos que, como el nuestro, han adoptado la forma de gobierno democrático-republicana”. José Pedro Varela

    Es rol del Estado realizar todas las acciones necesarias para que todos los integrantes de la sociedad se eduquen con altos niveles de calidad.

    El “memo mártir”. Tiempo atrás me tocó trabajar con un profesional con quien discutíamos, nos escuchábamos, intercambiábamos puntos de vista e ideas, y luego para avanzar y no quedar en eso, me decía: “en base a lo conversado preparo un memo mártir para ‘pegarle’ y hacemos todos los aportes y correcciones”.

    En este momento que vive el país, el cual asertivamente se piensa nos encontramos en un “estado de parálisis por reflexión” y mientras se define el ADN de la educación, acá va un “memo mártir” cuyo objetivo es permitir que los estudiantes de secundaria alcancen el aprendizaje significativo que se desea.

    Se sustenta en creencias:

    + “El que participa se compromete”. Kurt Levin

    + “Nada se aprende a menos que aquello que ha de ser aprendido nos emocione y nos motive”. Francisco Teruel

    + “Actúa como la persona que deseas ser y pronto serás como actúas”. George Crane

    + “Sin incentivos no hay paraíso”.

    Se propone que de futuro sea una práctica habitual en todos los liceos. Para comenzar el año próximo, seleccionemos 2-3 liceos de capital e interior y se llama a licitación pública para su gestión y administración en base a los términos de referencia que las autoridades de la educación deben desarrollar. Por tanto, ya se deben formular los términos de referencia y convocar la licitación para finales de este año.

    Dichos términos de referencia para la licitación deben pautar la dirección y administración del centro de estudios, el cuerpo docente, las actividades curriculares y extracurriculares (teatro, música, canto, deportes, competencias sociales y empresariales, meditación, otros idiomas, etc., etc.), la seguridad de los centros de estudio, el mantenimiento de los edificios, actividades de inserción ciudadana, con los padres, en el barrio, formación de comunidades de aprendizaje, otras fuentes de financiamiento, etc., etc.

    Las propuestas que se presenten serán evaluadas y se otorgarán por X años a aquella mejor posicionada según un ranking previamente elaborado en el cual se priorizarán todos los ítems que la educación desee reforzar.

    En lo que tiene que ver con lo económico-financiero, todas las propuestas deben presentar el monto total por año de todas las actividades a desarrollar y por alumno (estimación según el número de alumnos que se espera concurran al centro).

    La evaluación de cada centro será externa (¿PISA?) en cuanto a la “calidad de los aprendizajes” y también se premiarán aspectos tales como más horas y días de clase, más alumnos beneficiados y otros resultados alineados a los objetivos de la educación.

    Las evaluaciones serán permanentes y año a año, acumularán puntos para rectificar o ratificar rumbos, extender los plazos de permanencia en los centros educativos, según un indicador previamente establecido, etc., etc.

    Los integrantes de los equipos se verán recompensados por las evaluaciones, según criterios establecidos de antemano, la conformidad de los alumnos y padres, por el número de estudiantes que concurran al centro.

    Un premio que otorgará “objetivamente” la sociedad vendrá dado cuando se perciba que a ese centro de estudios concurran alumnos que viven en zonas alejadas a éste y los padres aceptan el mayor traslado de hoy por un futuro mejor. Las autoridades de la educación remunerarán el mayor número de alumnos sobre lo proyectado.

    Para que esto sea realmente un “memo mártir”, más allá de todas las cosas que se han pensado, se deja por acá con la esperanza de que todos los que estamos preocupados por la educación formulemos los aportes necesarios para que esta propuesta esté en condiciones de ejecutarse.

    Sin creernos el José Pedro Varela del siglo XXI y recordando a P. Drucker: “en toda organización de éxito siempre existió alguien que tomó decisiones impopulares”, ¿qué cosas se deben tener en cuenta e incluir para que esta propuesta se torne viable?

    Rafael Rubio

    CI 1.267.677-8