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    El 52% de las niñas y el 29% de los niños tienen exceso de peso u obesidad; la malnutrición afecta las trayectorias educativas

    Los datos surgen de un estudio del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas

    La crisis global de malnutrición tiene sus causas tanto en la falta de alimentación —192 millones de niños y jóvenes presentan desnutrición moderada y aguda— como en el consumo de alimentos procesados nada saludables o con escaso valor nutritivo: 213 millones menores de edad tienen sobrepeso y otros 124 millones padecen obesidad, diez veces más que hace cuatro décadas, según un informe de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ambos problemas están vinculados a la desigualdad y la pobreza y se aceleran en los países con ingresos bajos y medios. Si estas tendencias continúan, en el año 2022 habrá más niños y jóvenes obesos que desnutridos, advierte la OMS.

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    A escala mundial, el 5,6% de las chicas y el 7,8% de los chicos tienen excesiva cantidad de grasa en el cuerpo (en 1975, las cifras eran del 0,7% y del 0,9%). La región con mayor obesidad infantil es Polinesia, donde más del 30% de los menores tienen peso excesivo. Le siguen otras zonas pobres, con tasas de obesidad próximas al 20%, en países de Asia y del norte de África.

    En América Latina es donde más crece la obesidad infantil —un 7,4%— y Uruguay no escapa a esta patología. Según la Organización Panamericana de la Salud, afiliada a la OMS, el 7,2% de los niños uruguayos son obesos y las tasas crecen sensiblemente al llegar a la adultez, con un 24% de población obesa.

    La transición entre la desnutrición y el sobrepeso y la obesidad suele acelerarse en países en desarrollo, que pasan de la escasez de comida a un masivo acceso de bebidas y alimentos procesados con alto contenido en grasas, sal y azúcares, y pocos nutrientes sanos como cereales integrales, frutas y verduras.

    Mientras los efectos de la desnutrición son más visibles y de corto plazo —unos tres millones de niños mueren cada año por esta causa o por enfermedades asociadas—, los de la obesidad son crónicos, por el riesgo potencial de sufrir enfermedades coronarias, diabetes o cáncer.

    El problema está asociado en ambos casos a la malnutrición, y repercute también en las trayectorias educativas, según estudios citados en un reciente trabajo del Instituto de Economía (Iecon) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República (Udelar).

    Según la Organización Panamericana de la Salud, afiliada a la OMS, el 7,2% de los niños uruguayos son obesos y las tasas crecen sensiblemente al llegar a la adultez, con un 24% de población obesa

    Los datos de esta investigación, titulada Un enfoque de modelos mixtos de clases latentes para analizar la trayectoria nutricional y el desempeño escolar de niños y niñas (febrero 2018), surgen del Estudio Longitudinal del Bienestar en Uruguay del Iecon, con el apoyo de la Comisión Sectorial de Investigación Científica, Unicef y el Fondo Clemente Estable.

    La encuesta abarcó una muestra de niños y niñas que cursaron primer año en escuelas públicas de capitales departamentales y el área metropolitana en 2004. La entrevista se repitió en 2006, en 2011-12 y en 2015-16.

    “Si bien los problemas de desnutrición existen en Uruguay, ninguno de los grupos analizados muestra déficit nutricional grave o decrecimiento —entre un 1% y un 3%— durante el período escolar, pero sí problemas de sobrepeso y obesidad”, precisó a Búsqueda la autora de esta pesquisa, Alejandra Marroig, licenciada en Economía por la Udelar.

    Nutrición y desempeño.

    Del análisis de la trayectoria nutricional se identificaron grupos de niños y niñas en edad escolar —entre seis y 12 años— con una evolución diferente del índice de masa muscular (IMC) según la edad. La diferencia en la evolución del IMC a lo largo del tiempo tiene variadas consecuencias, como enfermedades vinculadas a problemas nutricionales durante la infancia que afectan el desarrollo futuro.

    “Los problemas nutricionales durante la infancia pueden tener efectos adversos en otras dimensiones, como, por ejemplo, los logros cognitivos de los niños o la asistencia social”, afirmó Marroig, del Instituto de Economía.

    Marroig opina que la asociación entre el déficit nutricional y los menores logros educativos “resulta de interés a efectos del diseño de políticas y programas públicos” para mejorar la nutrición en el hogar y la escuela, y más ejercicio físico.

    Sobre la trayectoria nutricional y el desempeño escolar, la investigadora plantea tres períodos clave para el desarrollo educativo del niño: desde el nacimiento hasta los tres años; de allí al momento de ingresar a la escuela (cinco o seis años) y el resto del período de edad escolar.

    Entre los factores que afectan la nutrición de los niños también destaca el peso al nacer, la historia reproductiva de la madre y su talla, y el nivel educativo del hogar.

    Géneros.

    Los resultados de la investigación muestran que tanto niños como niñas pueden caracterizarse en términos de su trayectoria nutricional en tres grupos. Según el estudio, un 48% de las niñas muestran, en promedio, una trayectoria nutricional “normal” para la edad, un 43% transita “en algún rango por encima del umbral de sobrepeso” y un 9% presenta problemas de sobrepeso e incluso obesidad, siempre según los estándares de la OMS.

    Por su parte, el 71% de los niños varones muestra una trayectoria normal, un 21% presenta sobrepeso en ciertas edades y otro 8% está obeso.

    Otro dato significativo es que los menores varones en Uruguay tienden a abandonar el sistema educativo a edades más tempranas que las niñas

    El análisis de los datos se practicó por separado para niños y niñas dado que las tasas de crecimiento y desarrollo en el tramo de edad abarcado difieren según el género.

    “Las niñas muestran mayor sobrepeso sobre los 10 u 11 años”, puntualizó la autora. Además, hay mayor proporción de madres con nivel educativo terciario en el grupo de niños con obesidad.

    Respecto a la relación entre trayectoria nutricional y desempeño escolar, investigaciones citadas por Marroig muestran que en Uruguay “los niños que presentan déficit nutricional tienen, en promedio, mayor probabilidad de repetir algún año del ciclo educativo que aquellos que muestran un estado nutricional en el rango normal”.

    Repetición y abandono.

    “La malnutrición —sea por déficit o por excesos alimenticios con bajo valor nutritivo— afecta las trayectorias educativas”, dijo Marroig, con base en varios estudios citados en su obra.

    Otro dato significativo es que los menores varones en Uruguay tienden a abandonar el sistema educativo a edades más tempranas que las niñas.

    El problema del abandono del sistema formal es relevante sobre todo para la educación media, ya que allí es donde se ubican las tasas de desvinculación más elevadas, especialmente a partir de los 13 o 14 años.

    Según la Encuesta Continua de Hogares (2016), el porcentaje de jóvenes que no asisten al sistema educativo es de 2,79% a los 13 años, de 5,8% a los 14 y de 9,54% a los 15.

    Entre los factores que afectan la nutrición de los niños también destaca el peso al nacer, la historia reproductiva de la madre y su talla, y el nivel educativo del hogar

    Para Primaria lo más preocupante es la repetición, puesto que la cobertura en las escuelas es prácticamente universal y el abandono se vuelve un problema serio en educación media. Las franjas con las tasas más altas de deserción oscilan entre los 14-15 años, con la culminación del ciclo medio básico, y luego a los 18-19, al finalizar el ciclo medio superior.

    Identificar las características de los grupos con sobrepeso u obesidad resulta esencial para entender la población de niños y niñas que enfrentan problemas nutricionales asociados con sus desempeños escolares, cierra el informe.

    Información Nacional
    2018-04-05T00:00:00