escribe Mauro Florentín
escribe Mauro Florentín
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCon casi 850.000 toneladas de trigo, que en su mayoría están acumuladas en plantas de acopio por dificultades para su comercialización, los agricultores sembrarán “bastante menos” área de ese cultivo de invierno, en comparación con años anteriores, debido a las abundantes lluvias del otoño, señalaron a Campo técnicos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y empresarios del sector agrícola. En ese contexto y en el tramo final del período de siembra de ese cereal, la Dirección de Recursos Naturales Renovables (Renare) prevé flexibilizar el cumplimiento del plan de uso y manejo de suelos por una cuestión vinculada al clima, dijo la titular de esa repartición del MGAP, Mariana Hill.A modo de argumentación señaló que “este año el problema más grande es el climático, porque se ha pasado lloviendo y con pocos días de sol”.En la zafra anterior la superficie sembrada de trigo superó las 500.000 hectáreas y un área similar está prevista en los planes de uso de suelos presentados por los agricultores en la Renare. Pero, según esa jerarca, por el impacto negativo de las lluvias “se sembrará bastante menos” área de ese grano.“Ha sido un otoño muy llovedor y no se ha podido sembrar casi nada”, indicó esa jerarca basándose en casos concretos de productores afectados por ese factor.
Respecto a la posición de Ganadería en el cumplimiento de los planes de suelos explicó que “la flexibilización, que siempre estuvo en la conversación con las empresas agrícolas y productores, está enfocada en la situación climática”.“Evidentemente, en las cuentas ningún cultivo se comporta como la soja. Si el tema económico es el que rinde, entonces diríamos (a los productores que planten) soja, nada, soja, nada”, graficó.Y aclaró:“Asumiendo que los cultivos alternativos a la soja colaboran en la rentabilidad del sistema en el mediano plazo, la idea es que esto se ponga en el papel y luego se cumpla”.Pero “si llueve mucho no se puede hacer nada contra eso y los otros temas habrá que ver”, señaló Hill con relación a que los agricultores arrastran dificultades para vender el trigo de la zafra pasada.Sin embargo, la titular de la Renare consideró válido el impacto del clima más que la dificultad comercial. El problema de comercialización de ese cereal “no está dentro de la generalidad”, sostuvo.Afirmó: “Entendemos que el negocio tiene que ser rentable y los problemas climáticos afectan al productor más que a nadie y no lo podemos desconocer”.“El hecho de que un año no se pudo sembrar por lluvias no va a afectar la rotación; lo que sí afectará es el tema de las prácticas inadecuadas”, opinó. Enfatizó que eso la Renare “lo fiscaliza siempre”.“Una cosa es una chacra sin cobertura y otra es un desagüe sin cobertura” del suelo, advirtió.El área de trigo y cebada prevista en los planes presentados al MGAP por los productores comprende unas 700.000 hectáreas y cerca de 300.000 hectáreas de coberturas con gramíneas forrajeras, como avena y raigrás, según Hill. “Pero con el objetivo de cubrir el suelo y no de forraje (para alimentar al ganado)”, aclaró.La jerarca dijo que el tiempo de siembra de los cultivos de invierno está casi terminando, y “una vez que se llegue al 15 de julio, como fecha tope, los productores pasarán raya y verán qué comunicación hacer al Ministerio”. Consideró que el plan de suelos es “clave” para tener la agricultura planificada con la preservación del recurso. “De arranque sabemos que flexibilidad tiene que haber”, reafirmó.
Algunas firmas graneleras ya dan por seguro que este año habrá menos trigo que en los anteriores. “Sabemos que los productores reducirán entre 20% y 30% de la superficie prevista para ese cereal, por el tema de las lluvias”, comentó a Campo el gerente de la firma Cereoil, Sergio Gasagoite. Esa es una de las principales empresas exportadoras de trigo y otros granos, que opera en varios departamentos.Desde la óptica de los productores la disminución del área de siembra de ese cereal no solo se debe a las abundantes precipitaciones, sino también a medidas adoptadas en los países de la región que impiden la venta de ese grano y así reducir el stock acumulado de la zafra anterior. Al 1° de junio, las existencias de trigo en el país eran de 850.000 toneladas, de las cuales unas 500.000 estaban en plantas de acopio, según registros de la Dirección de Servicios Agrícolas del MGAP.“En momentos en que los agricultores deben sembrar trigo existen problemas por el clima lluvioso, que no ayuda, y porque Brasil decide comprar ese grano a Estados Unidos, habiendo un gran stock en Uruguay y mismo en Rio Grande do Sul”, se lamentó el presidente de la Asociación Rural, Rubén Echeverría.Aseguró a Campo que “hay productores que tienen decidido no plantar el área que tenían previsto y van a sembrar otros cultivos”.“Los problemas de comercialización del trigo uruguayo se deben a la calidad, que es media o baja, en comparación con la de Estados Unidos, que es una muy buena”, reconoció.La Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM), en un comunicado emitido el 20 de junio, advirtió la “preocupación” de los agricultores de la región por la situación de la producción y comercialización de trigo en el bloque, a causa de las “fuertes distorsiones” generadas por la prohibición a las exportaciones en Argentina y a la importación de trigo que hace Brasil de extrazona “sin el debido resguardo del arancel externo común”.Echeverría aclaró que los productores nucleados en esa gremial regional pretenden “que Brasil compre parte del trigo que precisa de la región y no solo busque importar el cereal estadounidense”.