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    El MPP enfrenta “su primer campeonato sin Pelé” y por eso necesita “renovar” sus ideas para mantener la “mística” con su electorado

    El sector tiene ejemplos de “gestión excelente” para mostrar, y un ejemplo es la del ex presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado, Mario Córdoba, opinó Luis Almagro

    Cada vez que alguien le preguntó por su futuro una vez que deje de ser canciller, Luis Almagro dejó en claro que aspira a intensificar su carrera política más que la funcional, que comenzó en 1987 cuando ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores.

    Como dirigente político, tras comenzar como militante del Partido Nacional, Almagro ingresó al Movimiento de Participación Popular (MPP) cautivado por las ideas del actual presidente José Mujica. En la actualidad, es miembro de los organismos de dirección del sector mayoritario del Frente Amplio, el Secretariado Ejecutivo y la Dirección Nacional, en representación de lo que llaman los “institucionales”. Y asegura que aunque se sentiría más cómodo en un cargo ejecutivo, su destino para los próximos años lo resolverá ese “colectivo”.

    Ya sin Mujica como líder natural y candidato, el próximo período electoral será “el primer campeonato en el que el MPP va a jugar sin Pelé”, reconoció Almagro en entrevista con Búsqueda, sin abandonar su porte de diplomático medido ni de futbolero.

    Aunque muchos en su sector piensen que son “el Brasil del 62” que salió campeón del mundo incluso luego de la grave lesión que sacó de las canchas a Pelé en el segundo partido, el jerarca afirmó que el MPP debe “renovar” las ideas de “socialismo y liberación nacional”. Según explicó, esa es la única forma de mantener la “mística” creada alrededor del presidente y de adaptarse a una nueva realidad, en la que la gente “cada vez aspira a más cosas”.

    El canciller afirmó además que “el progresismo” no puede “servir para posponer indefinidamente” soluciones para “todos”, y que aunque la izquierda ha instrumentado cambios al tiempo que permite “disfrutar de ventajas” al empresariado, es tiempo de “ir más allá”.

    Almagro también cuestionó a “los burócratas” como los principales responsables de “la parálisis de los cambios” y afirmó que pese a eso, el MPP puede mostrar casos de “excelente” gestión. Un ejemplo, añadió, es el ex presidente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), Mario Córdoba, destituido por Mujica tras ser fuertemente cuestionado.

    Lo que sigue es un resumen de la entrevista.

    —Hace un tiempo, usted afirmó en entrevista con “El País” que su compromiso político prima sobre su carrera diplomática “en una proporción de diez a uno” y agregó: “Hoy soy ministro pero mañana me pueden mandar a repartir listas en la esquina”. ¿En qué lugar le gustaría estar, en su carrera política, una vez que deje su cargo de ministro?

    —Donde me digan.

    —¿Le gustaría ser parlamentario?

    —No sé, nunca lo fui. Estar donde me digan quiere decir que pertenezco a un colectivo y por lo tanto las decisiones se toman en colectivo.

    —¿Pero dónde se siente más útil?

    —A partir del 2015, por formación y por cierta idoneidad para la gestión y por conocimiento sería algún lugar en la administración.

    —¿En el Poder Ejecutivo?

    —Sí.

    —Es un diplomático de carrera con un cargo de confianza política. Mañana, ¿se vería siendo el “número dos” de alguien más que ocupe su lugar actual?

    —No tengo ningún problema ni en volver a mi cargo presupuestal ni ser el dos de alguien, aquí o en otro planeta. No tengo un tema de mezcla de orgullo y ambición personal.

    —¿Está mal tener ambición personal?

    —El punto es que no deberíamos discutir dónde va a estar o no va a estar Luis Almagro sino cuáles son las ideas políticas que a Luis Almagro le interesa llevar adelante, conjuntamente con quién y cómo lo va a hacer en función de los colectivos que integra. No tengo desdén por el que tiene ambición política o el que entra a la política y quiere ser presidente. Está muy bien que lo haga. Pero no debe ser encarado de ese punto de vista.

    —Recién decía que las ideas políticas son lo importante. En un documento elaborado por su sector —publicado por “La Diaria”— se indica que “lo que sucedió en Chile (con la Concertación, la coalición de partidos que gobernó dos décadas) muestra lo que podría suceder si se rebajan los conceptos originales en aras de mantenerse indefinidamente en el gobierno”. ¿Cuáles son esos conceptos originarios que no deben “rebajarse” nunca?

    —No puedo contestar sobre lo que pasa o pasó en otros países, pero desde una visión general, uno aspira a condiciones de igualdad. Para que las haya, tiene que haber condiciones óptimas de libertad. Esas condiciones óptimas de libertad que implica definir cómo es el funcionamiento de la democracia, hace que todos tengan que tener igualdad de oportunidades en la participación de la decisión política. Implica de forma natural la alternancia en el poder. Yo quiero que gane el Frente Amplio muchas veces más, para que consolide su proyecto que es el verdaderamente democrático. Pero para eso tiene que poner su poder político en disputa en cada elección.

    Lo verdaderamente revolucionario es cambiar las condiciones de vida de aquellos que no tienen el pleno goce de los derechos. Eso es esencialmente socialismo, dimensión humana. Tenemos que resolver las cosas que les pasan a las personas.

    —¿Usted teme que el Frente Amplio no trascienda de una etapa de cambios moderados?

    —No digo que lo moderado sea un peligro. Una izquierda moderada es importante como también es importante avanzar más allá en los cambios. La gradualidad en las etapas del cambio es positiva si no anula los cambios definitivos que la sociedad necesita resolver. El progresismo no puede servir para posponer indefinidamente soluciones imprescindibles para la gente. Debemos decir, de todas formas, que la izquierda ha ido instrumentando paulatinamente los cambios mientras permite a los sectores del empresariado disfrutar de las ventajas de mayores tranquilidades, seguridades y garantías en su clima de negocios. Pero tenemos que ir más allá, dando certezas y garantías de que las soluciones alcanzarán a todos, especialmente a los más postergados. Se debe concretar y no quedarse en la discusión sin nunca bajar a tierra.

    —Justamente a este gobierno se le ha criticado desde sus propias filas que se lanzan muchas ideas, se debate y discute pero no concreta los proyectos…

    —Pero es una crítica injusta. Porque si se cuentan los dos años y medio de este gobierno, la pobreza bajó del 18 al prácticamente 12 y algo por ciento, eso significa que hay una acción que ha venido consolidándose. Esas cosas no pasan en automático. Cuanta más gente incluís y aguantás en el sistema de salud, o más viviendas entregás, o resolvés temas de política exterior —desde los proyectos para la interconexión eléctrica y ferroviaria, o el levantamiento del bloqueo del puente General San Martín— son cosas concretas con resultados concretos.

    Además, hoy este gobierno tiene una situación más difícil que cualquier otro, porque administramos aspiraciones más altas de la gente, que cada vez aspira a más cosas. Es distinto este país del 13% de la pobreza al país del 30% que agarró el Frente Amplio. Todas las aspiraciones están hoy en un nivel más alto y tenemos que dar respuestas mucho más afinadas.

    —Su sector, el MPP, ha sido el más votado en la interna del Frente Amplio, pero bajó sustantivamente su poder luego de las elecciones internas de este año y en comparación con anteriores instancias. Es la primera vez que no tiene a Mujica como estandarte y eso pareció reflejarse en esa elección. ¿Qué explicación le encuentra a eso y cómo puede seguir el MPP sin Mujica como su principal líder?

    —Lo fundamental va a ser la propuesta del MPP, que tiene que elaborar una idea política renovada que reafirme los conceptos fundamentales de liberación nacional y socialismo. Y que esa propuesta a su vez renueve el sentido de pertenencia y de mística que tuvo en la gente durante todo este crecimiento que tuvo el MPP con Mujica hasta que llega a presidente.

    Mujica fue un factor decisivo para la acumulación electoral del MPP y para ese tercio que siempre tuvo en todas las elecciones.

    El próximo período electoral va a ser el primer campeonato en que el MPP va a jugar sin Pelé en el cuadro, lo cual hace que el planteamiento estratégico y táctico pase a ser fundamental.

    —¿Qué significa eso en concreto?

    —Que al MPP le queda una discusión conceptual fuerte por delante para definir esa propuesta de renovación de los conceptos de socialismo y liberación nacional en función de las realidades actuales. No implica que lo otro haya perdido vigencia. Quiere decir que si administramos aspiraciones más altas de la gente tenemos que reconceptualizar cuáles son las soluciones que debemos dar para esas aspiraciones más altas en función de nuestras ideas. Entonces, este concepto de socialismo, igualdad, libertad, tiene que ser desarrollado. El concepto de las relaciones de trabajo entre trabajo/capital/recursos naturales, esa relación tiene que ser revisada.

    —Acaba de decir que van a jugar el próximo campeonato sin Pelé. Teniendo en cuenta la tendencia que en Uruguay la gente vota liderazgos, personas, más programas de gobierno, ¿considera que en el MPP todos tienen claro eso como para enfrentarse al desafío?

    —Hay mucha gente en el MPP que piensa que somos el Brasil del 62. Que sale Pelé y entra Amarildo y ganamos igual el campeonato. En ese campeonato a Pelé lo lesionaron en el segundo partido y Amarildo lo sustituyó. Igual salió campeón con él jugando de 10. Esa es una visión y se hizo fortaleciendo los temas de estrategia y táctica del equipo. Yo creo que se precisan las dos cosas.

    Hoy es más importante para el MPP consolidar la discusión política y conceptual interna que mirar quién es el candidato o quién no es el candidato dentro del MPP o quién va a asumir los liderazgos del MPP.

    —El presidente Mujica ha relevado a varios jerarcas y buena parte de ellos eran del MPP. Como integrante de ese sector, ¿qué reflexión le merece esto? ¿Plantea el problema de tener cuadros de gobierno capacitados para gestionar?

    —Los compañeros sustituidos son extremadamente valiosos. Hicieron un gran trabajo pero uno está en política y es prisionero de circunstancias políticas. El hecho de que uno tenga que dar un paso al costado, adelante o atrás depende de coyunturas políticas.

    —¿Le parece que los sacaron por hacer un “gran trabajo”?

    —Los sacaron por circunstancias y coyunturas políticas. Por ejemplo, la gestión de (el ex presidente del Directorio Mario) Córdoba en ASSE y en el interior fue muy buena, excelente. Acercó servicios a la gente en una dimensión que no existía. Pero hay otros problemas con los que lidiar. A veces esos problemas circunstanciales hacen que las ideas deban atrasarse un poco para reordenarse y avanzar. Muchas veces tienen que ver con la propia función de la burocracia.

    La burocracia juega un papel en todo eso. El burócrata se siente cómodo. Entonces si se lo introduce en una dinámica de cambio, se resiste a aplicarla. Eso es lo que ha pasado. La burocracia es la principal parálisis de los cambios. Simplemente porque la persona se consolida en una posición en la administración, después no la quiere cambiar.

    —Cuando empezó este gobierno la reforma del Estado y la lucha contra la burocracia fue uno de los grandes temas. ¿En qué etapa están de la pelea: la van ganando, empatando o perdiendo?

    —En el Ministerio de Relaciones Exteriores la vamos ganando. Ayer hicimos el lanzamiento de la Apostilla de la Haya (agiliza trámites consulares). Si quieren un ejemplo de simplificación de trámites en la administración, ese es un ejemplo patente. Menos costo, menos tiempo. Reducidos a la tercera o cuarta parte. Eso lo hemos hecho de una manera extraordinariamente eficiente, con el apoyo del ministerio de Economía. Otro de los puntos: uno cuando entra a una administración lo que le preocupa más son los que ni trabajan ni estudian, los ni-ni que se puede tener en la propia administración. Entonces también en la capacitación de los funcionarios hemos avanzado. Hemos tercerizado con la Universidad de la República cursos de posgrado para los funcionarios de acá, y con niveles de especialización en áreas que habíamos marcado desde el principio. Eso era imprescindible porque estábamos atendiendo con la misma cantidad de funcionarios del servicio exterior una agenda muchísimo más dinámica.