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    El PIT-CNT confió diseño de millonario proyecto de casas para trabajadores a promotor vetado por el Ministerio de Vivienda

    Haciendo oídos sordos a fuertes cuestionamientos desde el Ministerio de Vivienda, profesionales, el sector cooperativo y el propio movimiento sindical, el PIT-CNT mantuvo al principal operador del Programa de Vivienda Sindical (PVS), que maneja millones de dólares de más de 300 cooperativas.

    El PVS fue creado en noviembre de 2010 como una forma de resolver de manera rápida y barata el acceso a una vivienda para miles de trabajadores de todo el país, con el requisito de ser afiliados a un sindicato. Para llegar a este proyecto, que logró nuclear a más de 15.000 familias, se dieron cita tres actores privados y el Estado: el sindicato metalúrgico (Untmra), encabezado por el ahora coordinador del PIT-CNT Marcelo Abdala, el empresario argentino Alejandro Lagrenade, director de la fábrica de casas prefabricadas Umissa (Unión Metalúrgica Industrial del Sur SA.) y el promotor Sergio Lindner.

    El nombre de Lagrenade había saltado a la primera plana de los diarios durante el gobierno de Tabaré Vázquez en relación al caso de la exportación de casas a Venezuela. Lagrenade reconoció en la Justicia penal que envió fondos millonarios en dólares a cuentas bancarias del empresario venezolano Guido Antonini Wilson, conocido como “el hombre de la valija” luego de que intentó ingresar U$S 800.000 sin declarar a territorio argentino.

    Un documento judicial a estudio del Banco Central del Uruguay (BCU) sostiene que durante 15 meses Lagrenade y el empresario venezolano compartieron una misma cuenta en un banco en Uruguay, desde la cual realizaron 13 operaciones financieras por varios millones de dólares, aunque en declaraciones que formuló a medios, Lagrenade siempre aseguró que apenas conocía a Antonini.

    Sin embargo, la jueza Fanny Canessa le atribuyó haber “vaciado” Umissa.

    Lindner, menos conocido, tiene sin embargo una trayectoria como militante sindical y asesor de cooperativas.

    Al impulsar con fuerza el Programa PVS, el sindicato metalúrgico ató dos puntas: por un lado ayuda al desarrollo de la industria metalúrgica, sobre todo el aluminio, y por el otro ganó protagonismo en el movimiento sindical en la tarea de que más trabajadores tuvieran una vivienda digna.

    El programa recibió apoyo y asesoramiento de la senadora Lucía Topolansky y de la entonces directora de la Agencia Nacional de Vivienda, Graciela Muslera, pero también fuertes cuestionamientos desde las cooperativas de vivienda nucleadas en Fucvam y de técnicos reconocidos como el ingeniero Benjamín Nahum y el arquitecto y ex subsecretario de Vivienda Jack Couriel, quienes expresaron sus opiniones en sendos artículos publicados en el semanario “Brecha”, entre otros.

    Una de las críticas más frecuentes fue el manejo poco democrático del programa sindical. “Una cooperativa es una persona jurídica y autónoma que toma sus decisiones de forma democrática y este no es el caso. Se trata de un problema ético más que político”, dijo a Búsqueda un jerarca que pidió mantener el anonimato.

    El Programa también recibió críticas debido al empleo de casas prefabricadas, la calidad de propietarios en lugar de cooperativistas y el uso de una modalidad dispuesta por el Ministerio de Vivienda en 2011, que si bien habilita préstamos más baratos, condena de hecho a construir viviendas en zonas periféricas con pocos servicios, saneamiento e infraestructura, porque son las cooperativas las que deben conseguir los terrenos y estos no abundan.

    La Vieja y el Turco.

    A comienzos de la década de 1990, el Asistente Social y entonces militante del Partido Comunista Sergio Daniel Lindner, que integraba la dirección del sindicato de funcionarios de Ancap, estudió la posibilidad de formar una cooperativa de viviendas de trabajadores de la empresa y concluyó que el proyecto no era viable. La presidencia del gremio de la petrolera estatal estaba entonces en manos del dirigente comunista Daniel Baldasari. Por diversos motivos —entre ellos la forma de conducción de Baldasari y la caída de la Unión Soviética— Lindner dejó la militancia, renunció a su cargo en oficinas centrales de Ancap como jefe de área de asistencia social y se dedicó a la actividad privada, en calidad de asesor de cooperativas de vivienda.

    Los negocios de Lindner funcionaron muy bien, al menos para él. A diferencia de la mayoría de sus colegas, pasó a tener un elevado nivel de vida y con el tiempo logró mudarse de una cooperativa a una casa en Punta Gorda y luego a otra en Malvín, adquirió una propiedad en Portezuelo y realizó múltiples viajes al exterior.

    La envidia de quienes no lograron ese elevado estatus —explicaron a Búsqueda fuentes de Ancap— se transformó en bronca cuando comprobaron la forma de hacer negocios de su ex compañero, que empleaba las normas del cooperativismo pero en realidad actuaba como promotor privado usando el sistema de ayuda mutua y haciendo fraude al BPS, tal como consta en un expediente abierto en el Ministerio de Vivienda.

    “Lindner empleó todos los conocimientos y experiencia que da una vida de militancia sindical en defensa de los trabajadores para lucrar de forma indebida con las necesidades de vivienda de los propios trabajadores” resumió un ex dirigente de la Federación Ancap, algo que fue confirmado a Búsqueda por altas fuentes del Ministerio.

    “Ojo Turco”, le advirtieron varios veteranos militantes de Ancap a Abdala, cuando se enteraron, en 2010, que Lindner sería puesto al frente del Instituto de Asesoramiento Técnico (IAT) del Programa de Viviendas de la central sindical, en cumplimiento de la ley de viviendas.

    Sin embargo, ninguna comunicación formal de Fancap explicitando su preocupación por el nombramiento llegó al Secretariado o a la Mesa Representativa.

    El aviso informal se basó en los muchos encontronazos con el asesor durante su actuación en los IAT Génesis y Ciasa. Este último, con el protagonismo de Lindner, estuvo a cargo de la gestión de la cooperativa Covicos II Solymar Norte, que tiene una historia de irregularidades, incluyendo la quiebra de la empresa constructora y un fraude con los títulos del terreno que obligaron a la cooperativa a pagar dos veces por una parte del mismo.

    La activa participación de Lindner en este proceso que afectó a 120 familias y al menos a otras cuatro cooperativas, tres de las cuales nunca lograron levantar ni una casa, fueron confirmadas a Búsqueda por Mauricio Arcauz, integrante de la comisión directiva de Covicos II.

    El modus operandi de Lindner de crear “cooperativas ficticias” resultó muy similar al empleado por el promotor Julián Rodriguez Negreira en relación al Banco Hipotecario, tal como está documentado en la comisión de Vivienda de la Cámara de Diputados.

    “Son cosas que se dicen, la Vieja es el que sabe”, respondió Abdala, llamando a Lindner por su apodo, cuando los dirigentes de Fancap le preguntaron si sabía con quién se estaba metiendo.

    Durante 2011, el empresario recorrió el país como coordinador nacional del PVS. Así consta en Internet en Covi Esperenza 5, que lo recibió en agosto en Santa Lucía (Canelones).

    Lejos de preocuparse, cuando algunos trabajadores empleados de forma irregular por el Instituto reclamaron a este y al PIT-CNT por sus derechos de un contrato de trabajo y por transparencia en el manejo de los fondos, debido a que estaban dando la cara sin garantías delante de los trabajadores, y un funcionamiento estatutario de la Cooperativa de Estudios y Trabajo CET-PVS, Abdala pareció subir la apuesta y presentó al empresario en un acto público, como para que quedara claro que contaba con su respaldo.

    Aunque el empresario ya no integra el PCU, el equipo que impulsa el PVS sí está conformado en su mayoría por militantes de ese partido, especialmente del sindicato metalúrgico, ya que el Sunca no tiene participación activa.

    El viernes 4, Abdala, el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arocena, el ministro de Vivienda, Francisco Beltrame, y el profesor del Instituto de Construcción de la Facultad de Arquitectura Duilio Amándola fueron los encargados de inaugurar el seminario “Tecnologías adecuadas para nuevas formas de gestión”, organizado por el PVS en el Paraninfo de la Universidad.

    Durante la jornada, en la que se presentaron siete empresas proveedoras de casas prefabricadas, seis de ellas potenciales competidoras de Umissa, y se recibieron aportes técnicos de UTE y OSE, también hablaron el responsable del Departamento de Vivienda del PIT-CNT, Eduardo Burgos, y el presidente del CET-PVS, arquitecto Pablo Antonaz, igual que Abdala, militantes del PCU.

    Al menos hasta comienzos de este año, las cuentas 201 132616 y 179 564/6 del CET-PVS en el Banco de la República, donde las cooperativas depositaron las 500 UR en 24 cuotas mensuales de $ 10.000, estaba a nombre de Lindner y Antonaz.

    Aunque es habitual que las cooperativas deban pagar los gastos de timbres y otros, el CET-PVS es el único Instituto que cobra un depósito previo, además de contar con el monopolio de las viviendas patrocinadas por la central.

    Si las 338 cooperativas hubieran realizado el total de los depósitos exigidos, se habría recaudado 5,26 millones de dólares, aun antes de levantar una sola casa. Aunque hasta ahora no existe una rendición de cuentas pública, no todas las cooperativas lograron pagar con regularidad y algunas se desintegraron por diversas razones antes de completar el aporte exigido por el CET-PVS.

    Por otra parte, como máximo, el 40% de estos depósitos fue destinado a pagar a los profesionales que asesoran a las cooperativas, aunque no siempre las mismas cuentan con técnicos.

    Hasta la fecha, el Ministerio aprobó 19 cooperativas. “¡Felicitaciones a las primeras 807 familias!” decía la tapa de “El Barrio” de mayo pasado, la publicación bimestral del PVS. Las obras comenzarán en breve para estos proyectos aprobados. El resto sería a razón de un máximo de 1.000 viviendas por año.

    En la página web, por su parte, el Instituto amenaza con acciones legales a los ex trabajadores que pusieron en cuestión el proyecto.

    Cuando Búsqueda consultó ayer miércoles a Abdala, este restó importancia al papel de Lindner y dijo que “ya no está”.

    Sin embargo, en la página oficial del PCU en Internet, Abdala aparece en una foto junto a Lindner, mientras este habla en un acto realizado en mayo pasado con motivo de un sorteo de 9 terrenos.

    Burgos, por su parte, precisó que el empresario “tiene la confianza” pero “hace ocho o nueve meses” se decidió que diera un paso al costado “para evitar problemas”, hasta que el Ministerio se expida.

    En realidad, aunque no firma expedientes, cuando está en Montevideo, Lindner atiende en Río Negro 1495 apartamento 202, donde tiene su oficina el CET-PVS.

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    2013-10-10T00:00:00