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    El alma del mundo

    Obras maestras: OK Computer, de Radiohead

    El año: 1985. El lugar: Oxford, Inglaterra. Los protagonistas: cinco adolescentes blancos de clase media que se juntan a tocar los viernes, cuando se han liberado de las obligaciones de sus colegios privados. Thomas Yorke, los hermanos Colin y Jonathan Greenwood, Edward O’Brien y Philip Selway. Edad promedio: 16 años. Se hacen llamar On A Friday. Pasan horas ensayando, buscando un sonido.

    Cinco años después, la década de 1990. La caída de la URSS y el muro de Berlín. Son los años de Dolly, la oveja clonada y la Guerra del Golfo. De CNN y Windows 95. Una red intercomunica computadoras y las redes neuronales del planeta se encienden las 24 horas. En la tele están Beavis y Butt-Head, Mulder y Scully. Y en el Cannel 4, de Inglaterra, está Robin, una surrealista animación para adultos sobre un veinteañero desnorteado. El hip hop alcanza nuevos grados de legitimación y el grunge, el sonido de Seattle, es el sabor del mes.

    Y ahí está On A Friday, britpop en la cola del cometa grunge que firma con Parlophone, discográfica de The Beatles, Queen y Pink Floyd. El sello sugiere cambiar de nombre. En honor a la Radio Head, de Talking Heads, la banda de los viernes pasa a llamarse Radiohead. Y su primer disco se titula Pablo Honey (1992). El nombre sale de la frase “Pablo, honey? Please come to Florida!”, extraída de una rutina de los Jerky Boys, dúo cómico dedicado a las bromas telefónicas. Fragmentos de ese diálogo palpitan al fondo de How do you?, tercer tema del álbum. Aunque, se sabe, el hit de Pablo Honey es Creep, que en poco más de un año se esparce como una peste por el mundo. Creep es su pasaporte a la eternidad, el cielo y el infierno dentro de Radiohead. Los lleva de gira por primera vez a Estados Unidos. Aunque después van a odiarla tras tocarla en vivo por años.

    Parlaphone vio que eran buenos y les dio dinero y equipos y horas de estudio para su siguiente disco. La discográfica estaba pendiente de cada paso, aguardando el próximo hit. Las primeras sesiones de grabación fueron sofocantes. El título, The Bends, alude a una expresión usada en buceo para describir la descompensación que se experimenta al subir demasiado rápido hacia la superficie. Cuando el productor John Leckie debió ausentarse por unos días para asistir a una boda, un joven ingeniero de sonido que trabajaba como asistente se encargó de producir Black Star. Su nombre: Nigel Godrich, figura decisiva en la creación de OK Computer. Por esa época se sumó a la dinámica de la banda el artista plástico Stanley Donwood, que se encargó del arte de este y de los siguientes discos.

    The Bends salió en 1995. Ese año fueron teloneros de R.E.M., durante el tour de Monster. En 1996, cuando estaban grabando nuevas canciones en Canned Applause, la compañía les propuso acompañar a Alanis Morissette en la gira de Jagged Little Pill. En muchos escenarios donde tocaban, la mayoría de la gente solo conocía Creep, cualquier tema de The Bends era algo nuevo. Entonces aprovecharon para presentar material verdaderamente nuevo: Let Down, Climbing Up The Walls, Lift y No Surprises. Todas fueron a parar al OKC, con excepción de Lift, rescatada 20 años después en la edición aniversario.

    Radiohead hizo los deberes. La discográfica le concedió total libertad para hacer lo que quisieran. Compraron equipos y alquilaron St. Catherine’s Court, gigantesca mansión isabelina en Bath, Inglaterra, propiedad de Jane Seymour, de la serie Doctora Queen. Se decía que la residencia estaba embrujada, que el fantasma de la madre de Seymour andaba por ahí. Yorke, propenso a la sugestión, durmió poco y mal.

    Donwood vivía cerca y se trasladaba en bici hasta la casa para trabajar en el diseño. Usó imágenes de autopistas, recortes de diarios, logos corporativos, guías de productos, prospectos, manuales de seguridad de aviones y material encontrado en el camino. Tachó y le pasó el borrador de Photoshop en diferentes graduaciones, lo que le confirió ese aspecto neblinoso al conjunto. El borroneado paisaje urbano de la portada fue identificado años más tarde por un grupo de fans de la banda. Se trata de un cruce de la carretera I-84 con la I-91 en Hartford, Connecticut. Radiohead había tocado allí con Morissette el 20 de agosto de 1996.

    OKC no fue concebido como un álbum conceptual. Tampoco como una autopsia de la vida moderna ni un diagnóstico del alma del mundo. Pueden hacerse docenas de interpretaciones de los contenidos manifiestos y latentes de Airbag, Paranoid Android, Karma Police o The Tourist en cuanto a lo que dicen sobre la complejidad y la fragilidad de la vida en el final del siglo XX, pero lo cierto es que estas canciones —y otras más— gravitan en torno a las inquietudes, los temores y las paranoias de Yorke. Elegante y furiosa, Airbag, por ejemplo, se inspira en uno de los mayores temores del cantante: los accidentes automovilísticos. Y una de las líneas de la canción, “An airbag saved my life”, fue extraída de una publicidad gráfica de Chrysler.

    Paranoid Android, que Yorke define como “un 50% de Bohemian Rhapsody y otro 50% Happiness Is A Warm Gun”, es un ensamble de tres canciones de tres miembros distintos de la banda. Para O’Brien es una especie de “Queen meets The Pixies”. Nació del impacto que a Yorke le produjo un hecho violento en un bar de Los Angeles. La primera versión duraba 14 minutos e incluía un interludio de órgano; en la web pueden hallarse versiones tempranas de esta joya. El título saluda a Marvin, el robot depresivo de Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams. Para ilustrar la canción,convocaron a Carlsson, creador de Robin, que armó la trama del clip como un capítulo más de la serie, basado solamente en la melodía.

    Nada nace de la nada. En el ADN de OKC están los beats de Endtroducing..... (sic), de DJ Shadow, la atmósfera inquietante de Threnody for the Victims of Hiroshima, de Krzysztof Penderecki, y las nociones de contingencia e impermanencia de la filosofía budista. Karma Police, inspirada en la facilidad con la que algunas personas hablan de más por no tener nada que decir, surgió de un chiste interno durante la gira con Morissette: la posibilidad de que el karma deje de ser parte del orden cósmico (el Dharma presente en el hinduismo y el budismo, el jainismo y el sijismo) a ser controlado por las autoridades. Yorke reconoce la influencia de Bambole, de Ennio Morricone, en Exit Music (for a film), un encargo de Baz Luhrmann para Romeo + Julieta. Subterranean Homesick Alien fue escrita mientras grababan The Bends y escuchaban con atención la fusión de jazz, funk y psicodelia de Pharaoh’s Dance, de Miles Davies.

    El fantasmal, ballardiano y brumoso arte gráfico de OKC fue haciéndose al tiempo que OKC fue grabándose. Las pinturas y los collages de Donwood dialogan con la grabación por capas,especialidad de Godrich, las amplias líneas melódicas y los peculiares samplers y chirridos electrónicos, la trama musical de los miedos, las preocupaciones, las ilusiones y las aversiones de Yorke. Sensaciones y estados muy personales que sintonizaron el alma del mundo.