Sr. Director:
Sr. Director:
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo tolerar lo intolerable. Hace más de dos meses escribí una carta en la que le sugería al vicepresidente de la República que renunciara. Creía que esa propuesta era viable.
Me equivoqué porque partí de una premisa falsa: que Raúl F. Sendic, en última instancia, se guiaría por la ética y la lealtad al Frente Amplio (FA). Los hechos y las actitudes conocidos desde aquella nota, evidencian que R.F. Sendic se guía por la conveniencia en su acepción más espuria. La de él y la de su entorno.
Su posición de no renunciar al cargo aunque el FA se lo exija (expresada el 25/8, contraria a muchas otras formuladas con anterioridad), es una advertencia tendiente a maniatar al Plenario Nacional del FA (PNFA) que el sábado 9 deberá resolver sobre su uso de la tarjeta corporativa de Ancap después de considerar el informe del Tribunal de Conducta Política (TCP).
Suponiendo que el PNFA considerara justo pedirle la renuncia, la decisión de Sendic lo pondría en la difícil situación de votar una resolución que sabe, porque se le advierte (¿amenaza?), no se efectivizará. Basándose en esto, el Vice y compañía se lanzan a una ferviente “negociación”. Ofrecen una “solución”: aceptar una sanción “en consonancia”, que en buen romance significa “livianita”, como corresponde a “errorcitos”, aunque todo se transforme en una farsa pour la galerie. El FA se ahorraría el mal trago del desacato (que él considera un fracaso) y él mantendría su cargo (el 25/8 dijo: “Responsabilidades que el pueblo, la Constitución y la ley le dieron”).
Así juntos, sin hacer ola, esperaríamos el fallo de la Justicia, los que no queremos la judicialización de la política.
Esta maniobra coactiva refleja la mentalidad del Vice y su grupo; los valores que rigen su forma de hacer política. Pero refleja también la laxitud de algunos dirigentes a lo largo de este proceso.
¿Qué debe hacer el PNFA ante esta situación? Creo que ser firme, no perder su libertad de resolver lo que considera correcto. Guiarse por la convicción primigenia del FA: “Los principios no se negocian”. Si considera que el Vice debe renunciar, debe expresarlo claramente independiente de las bravuconadas. Debe pensar a largo plazo, no debe frenarse por la inaplicabilidad inmediata de su resolución.
El deber del FA no es preservar, con moñas y argumentos leguleyos, a un dirigente (¿?) en un alto cargo; es preservar su probidad.
Si el Vice no acata, es otro problema; otra cuenta en su rosario de desaciertos que no empieza ni termina con el mal uso de las tarjetas corporativas institucionales y del cual, más tarde o más temprano, con fueros o sin ellos, deberá rendir (y pagar) cuentas.
El PNFA debe estar a la altura de las circunstancias. También debe recordar que el custodio último de los principios, de la libertad y de sus designios es el pueblo frenteamplista. Este, aunque no conoce el fallo del TCP (que permanece invisible/visible en una caja fuerte y/o en sobres lacrados), tiene confianza en el buen proceder de los que lo elaboraron. Este espera alerta, pacientemente, tratando de no agrandar el daño, las posiciones del PNFA mientras observa las opacidades y las negociaciones tras bambalinas en el tratamiento del problema. Este, si el PNFA no honra la dignidad en política, respetando y obrando acorde al informe del TCP, seguramente va a rectificar la resolución, tal vez mediante la solicitud del tratamiento abierto del tema y la votación directa, como ya lo planteó un grupo.
Es bueno recordar que el pueblo frenteamplista no es una entelequia sino un sujeto político activo. Es el que, sin tanta estructura y burocracia, combatió la dictadura de comienzo a fin y garantizó la continuidad del FA. El que impidió la privatización de las empresas públicas. El que siempre salió a defender los derechos humanos y a expresar solidaridad con las víctimas de la injusticia o la opresión en cualquier lugar. El que sabe juntar firmas y adhesiones y manifestar una y mil veces. El que es paciente, sí, pero también rebelde.
El que llevó al FA al gobierno para cambiar privilegios por justicia; redistribuir mejor la riqueza; participar y ganar en derechos; exigirnos a todos cumplir estrictamente con el deber; cambiar la forma de hacer política; transformar la administración pública.
Ese pueblo le corcovea al más pintado si lo prepotea, si le quiere poner bozal o si no expresa en acciones sus convicciones.
Y a todo esto, si el PNFA le pide la renuncia y él no la presenta, ¿qué pasará con el Vice?
Se quedará en el cargo pero no en nuestro nombre. Quedará varado en las orillas del poder con la misma autonomía de navegación que un barco encallado porque se retiró el agua que lo sustentaba.
Será el autocastigo impuesto por sus errores y actitudes, por su obcecación, mendacidad y soberbia.
Es difícil imaginar sanción mayor.
Emilia M. Carlevaro