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Desde hace dos años el comercio de Uruguay con el exterior empezó a resentirse, pero los déficits hasta 2013 se explicaron básicamente por el comercio de bienes. El año pasado se dio algo que no pasaba desde la década de 1980: los servicios mostraron un intercambio desfavorable para el país, lo que estuvo explicado principalmente por la merma de la actividad turística.
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El año pasado ingresaron menos dólares a través de los visitantes del exterior a la vez que los uruguayos viajaron y gastaron más dinero fuera de fronteras. Por ello el rubro “viajes” dio un saldo positivo de U$S 608 millones, prácticamente la mitad del que se había registrado en 2012 según las cifras del Banco Central.
El comercio de servicios de transporte y los demás —software y actividades empresariales, entre otros— arrojaron balances deficitarios cercanos a los U$S 350 millones.
De la combinación de todos estos rubros surge un saldo negativo de U$S 87 millones entre las exportaciones e importaciones de servicios en 2013.
Si a esa cifra se le suma el déficit en el intercambio de mercaderías (U$S 1.273,6 millones), el balance comercial global fue deficitario en U$S 1.360,9 millones.
La cuenta corriente —que a la balanza comercial le adiciona las rentas del capital que ingresan y son enviadas desde Uruguay— cerró en 2013 con resultado negativo de U$S 3.120 millones (U$S 410 millones más que el año previo). Ese monto equivale a 5,6% del Producto Bruto Interno (PBI).
Sin embargo, el país siguió percibiendo una fuerte entrada de inversiones desde fuera de fronteras, por lo que la cuenta capital y financiera alcanzó los U$S 5.109 millones (9,2% del PBI).
De esa forma, el saldo global de la balanza de pagos fue un superávit de U$S 2.944,6 millones, unos U$S 342 millones menos que en 2012.
Servicios.
La última vez que Uruguay registró un saldo negativo en el comercio de servicios fue en 1989 (U$S 600.000). Antes se habían visto déficits en 1983 y 1982.
Recientemente, si bien los servicios de transporte y los demás arrojaban un saldo negativo (a pesar de su crecimiento en los últimos años), el turismo compensaba el resultado.
En 2013 el ingreso de turistas y su gasto en Uruguay decayó, en parte por la menor afluencia de argentinos en la pasada temporada estival y la reducción del gasto.
Financiamiento.
Un déficit de cuenta corriente cercano a 6% del PBI como el registrado en 2013 puede considerarse relativamente abultado. Los analistas suelen decir que el país gasta más de lo que genera.
Pero ese enfoque queda relativizado si se tiene en cuenta que el ingreso de Inversión Extranjera Directa —IED— ha sido históricamente alto en los últimos años (U$S 2.796 millones en 2013). Esas inversiones se traducen generalmente en elevadas importaciones, por ejemplo de maquinaria y equipos para instalar empresas (como la fábrica de pasta de celulosa de Montes del Plata), que hacen más deficitaria la cuenta corriente sin que ello implique que la economía requiera más financiamiento desde el exterior.
El concepto de necesidades de financiamiento externo descuenta de la cuenta corriente la IED para evitar esa distorsión en el análisis. En 2013 dichas necesidades alcanzaron un valor negativo de U$S 323,9 millones, lo que muestra de todas formas un empeoramiento frente a años anteriores (cuando estas estaban en terreno positivo).