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    El derrumbe de Jordan Spieth en los últimos nueve hoyos permitió al inglés Danny Willett conquistar el 80º Masters de Augusta

    El Masters de Augusta, el primer Major del año, generalmente deja en cada edición, una marca en la mejor historia del golf mundial. La edición 80ª que finalizó el domingo 10 no fue la excepción, competencia en que se recordará más al que perdió que al que ganó. El inglés Da­nny Willett ganó su primer Major ante el colapso que sufrió el líder de la competencia y defensor del título, el estadounidense Jordan Spieth en los segundos nueve hoyos, instancia a la que llegó como claro dominador de la competencia y todo hacía presumir que retendría el título que ganara el año pasado.

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    Willett empleó 283 golpes, cinco bajo el par de la impresionante cancha, para superar por tres a sus escoltas, Spieth y su compatriota Lee Westwood. En tanto, entre los aficionados, en otra de las tradiciones que marcan al Masters y en recuerdo a uno de sus fundadores Bobby Jones, el estadounidense Bryson Dechambeau fue el mejor amateur recibiendo así la tradicional medalla de plata.

    Fue una competencia con un espectacular desarrollo y en la que el clima jugó un rol preponderante principalmente en las tres primeras vueltas, en las que el magistral diseño de Alister Mackenzie fue el gran ganador. El score ganador de cinco golpes bajo el par demuestra claramente lo difícil que estuvieron las condiciones de juego para los protagonistas.

    Este campeonato tiene un significado muy especial para el mundo del golf debido a las características de la majestuosa cancha, a sus tradiciones que luego de ocho décadas constituyen verdaderos ritos, el estricto régimen de invitaciones para participar, y por la televisación en directo a más de 200 países. Todos estos factores dan al Torneo de Maestros una “magia” especial que se renueva cada año desde su edición inaugural en 1934.

    Palmer, Nicklaus,

    Player

    Una verdadera multitud rodeaba desde muy temprano el jueves 7 el tee del hoyo uno para ver a Arnold Palmer, Jack Nicklaus y Gary Player cumplir con una tradición que comenzó en 1963 al dar con un golpe simbólico el inicio formal de la competencia. Al final de esa primera jornada, Jordan Spieth, el defensor del título, comenzaba de la mejor manera al presentar una tarjeta de 68 golpes, que incluyó seis birdies y ningún bogey.

    Las condiciones climáticas fueron adversas con fuertes ráfagas de viento pero sin las lluvias pronosticadas. Ello se reflejó en los altos registros de la jornada. Pero además del desempeño de los líderes, el Masters se nutre de situaciones insólitas a ese nivel, como por ejemplo los seis putts que hizo el sudafricano Ernie Els, ganador de cuatro Majors, desde una distancia de un metro y medio en el primer hoyo para iniciar la competencia con un terrible 9.

    El retiro de otra leyenda

    Al día siguiente, tras dispu­tar la segunda ronda, el legendario Tom Watson se despedía del Masters de Augusta así como en julio del año pasado lo había hecho del British Open. Fue de los momentos más emotivos de una jornada que siguió marcada por las difíciles condiciones del tiempo que llevaron a que muy pocos jugadores bajaran el par de la cancha. En ese contexto el líder de la competencia Jordan Spieth hizo 74, dos sobre el par, con lo que igual pudo mantener la punta. El corte clasificatorio finalmente quedó establecido en 148 golpes quedando 57 jugadores en competencia. Los argentinos Emiliano Grillo y Ángel Cabrera pasaban a jugar el fin de semana mientras que Fabián Gómez y el costarricense Paul Chaplet se marchaban rápidamente de Augusta.

    En la tercera ronda, las condiciones continuaban siendo difíciles para los protagonistas con un final terrible de Spieth con bogey en el 17 y doble bogey en el 18, abrió las posibilidades de un grupo de jugadores quedando al final del día doce golfistas separados por tan solo cinco golpes.

    La definición

    La ronda final disputada el domingo 10 fue una de las mejores de los últimos tiempos en el Masters durante la cual, para satisfacción de los socios y dirigentes del Augusta National y especialmente para el gran número de espectadores, volvieron a escucharse las grandes ovaciones que premiaron los scores bajo el par, hoyos en uno y la dramática definición.

    En este panorama, vale destacar los números de Jordan Spieth quien en tres participaciones en el Masters tenía un top ten, un triunfo y por segundo año consecutivo volvía a jugar en el grupo final la ronda definitoria. Números que de por sí marcan la carrera de esta nueva figura del golf mundial con apenas 22 años.

    Tras los primeros nueve hoyos y luego de una seguidilla impresionante de cuatro birdies entre los hoyos 6 y 9, Spieth completó el recorrido con 32 golpes, logrando cinco golpes de ventaja sobre el resto de sus perseguidores. En cualquier otra cancha y tratándose del hasta hace muy poco número uno del mundo se diría torneo cerrado. Pero Augusta es Augusta y bien se dice que el torneo recién comienza en los últimos nueve hoyos de la ronda final. Dos bogeys consecutivos del líder en el 10 y en el 11 abrieron la puerta a sus perseguidores, entre ellos Willett, quien jugando tres grupos adelante, seguía haciendo birdies, sin cometer bogeys y sin recibir mucha atención del público y de la televisión incluida.

    Así se llegó al hoyo 12, un corto par tres de 153 yardas, en el que Spieth, con un hierro nueve, desvió su pelota a la derecha que tras picar en una loma terminó en el hazard de agua. Un dropeo desde 80 yardas un nuevo mal golpe y de nuevo al agua. El tercer tiro al bunker ubicado detrás del green para terminar el hoyo con un terrible cuádruple bogey. Cuando los enormes tableros colocados en lugares estratégicos del trazado fueron actualizados pocos presentes podían acreditar lo que estaban viendo. Tras hacer siete golpes en ese hoyo Spieth pasaba a ocupar el cuarto lugar. Al igual que en el 2014 cuando venía definiendo el torneo contra Bubba Watson, Spieth volvía a tirar la pelota al agua en el hoyo 12 (la parte mental en el golf sigue siendo decisiva).

    A esa altura, Willett ya había terminado una ronda espectacular de 67 golpes, cinco bajo el par y esperaba en una de las salas del clubhouse el desenlace final. Vino una reacción de Spieth haciendo birdie en los hoyos 13 y 15 pero un nuevo bogey en el 17 le alejaba de todas las posibilidades.

    Willett pasaba a ser el nuevo campeón del Masters, convirtiéndose en el segundo inglés luego de Nick Faldo en lograr el preciado saco verde.

    Fiel a su larga y rica tradición, el Masters volvía a definirse en los segundos nueve hoyos de la vuelta final.