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La guerra de aranceles entre las dos mayores economías mundiales entró esta semana en una nueva etapa con la devaluación del yuan chino, que Estados Unidos (EE.UU.) interpretó como una manipulación cambiaria con el propósito de ganar competitividad. Esto repercutió en el dólar, que se valorizó frente a las principales divisas globales y también ante el peso uruguayo.
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En la plaza local, la suba más marcada se dio el lunes 5, cuando las compraventas entre instituciones financieras se hicieron a un precio medio de $ 35,141, según informó el Banco Central (BCU). El alza fue de $ 0,40 respecto a la jornada anterior (1,2%).
El martes 6 el tipo de cambio apenas subió, pero ayer miércoles 7 trepó otro 0,4%; se operó a $ 35,295, el máximo desde el 18 de junio. Encadenó así 10 jornadas seguidas de aumento, que acumuladas significan casi $ 1,5 (o 4,3%).
Se debió a factores internacionales y, en particular, a las nuevas tensiones entre los gobiernos de Donald Trump y Xi Jinping. Fue el presidente estadounidense el que subió la apuesta al anunciar a fines de la semana su intención de establecer desde el 1º de setiembre un impuesto de importación de 10% a mercaderías chinas —desde ropa hasta productos electrónicos— valoradas en US$ 300.000 millones que lleguen a su mercado. China contraatacó permitiendo el lunes que el yuan cayera por debajo de la barrera de los siete frente al dólar y su mínimo en 11 años; esa medida encarece los productos estadounidenses en el mercado chino.
El Departamento del Tesoro de EE.UU. categorizó a China como un “manipulador de divisas”, una declaración sin mayores consecuencias concretas, según varios analistas.