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“La preocupación por la alimentación saludable ha crecido” y “para la industria y el comercio es una oportunidad”, comentó a Búsqueda Pablo Anzalone, director de la División Salud de la Intendencia de Montevideo (IM). Pero la industria siente que está en aprietos ante las mayores exigencias de la IM y de políticas de alimentación saludable del Ministerio de Salud Pública (MSP), como las que piden reformular los productos con menor contenido de sal.
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Anzalone opina que es necesario seguir dando pasos en la regulación para lograr una oferta más saludable porque, por ejemplo, la “ley de la merienda es acotada” y restringe la promoción y marketing de los productos no saludables solamente dentro de los centros educativos. Además, hace falta “establecer reglas de juego sobre cómo y de qué manera incentivar la oferta y la promoción” de productos saludables, que hoy son insuficientes. La IMM evalúa exonerar hasta el 30% de la Tasa Bromatológica a aquellas empresas que se comprometan con una alimentación saludable y cumplan con los objetivos, un sistema que están comenzando a idear.
Luciana Lasus, nutricionista de la Cámara Industrial de Alimentos (Ciali), explicó durante el Seminario del compromiso por el derecho a una alimentación adecuada que la industria trabaja para disminuir los “nutrientes críticos”, grasas, sal y azúcar de sus productos pero “las cosas no se hacen de un día para el otro”. Estos ingredientes cumplen roles importantes en el alimento y no solo tienen la función de “dar sabor”, como ocurre con las galletas. De todos modos, la industria ha logrado resultados para alimentos disponibles en Uruguay.
“Es necesario que haya una política pública fuerte pero necesitamos muchas señales de distinto tipo. Que el sector industrial y comercial dé señales es muy significativo para el cambio”, opinó Anzalone.
Durante 2005 y 2012 la industria de alimentos uruguaya logró bajar 14.043 toneladas de sal en el rubro “cereales y culinarios” de las empresas nucleadas en Ciali. En el rubro galletas, entre 2010 y 2013 se logró reducir 82 toneladas de sal. En los panificados, para poder bajar la sal de la fórmula se sustituyó a los “emulsionantes de sodio” por unos de calcio. En 2012 había 646 productos panificados que lograron bajar la cantidad de sal.
La Junta Departamental de Montevideo a fines de febrero hizo su parte: exigió el retiro de los saleros y condimentos con alto contenido de sal de las mesas de restaurantes y locales de comidas. Las medidas incluyen colocar una leyenda en el menú y la cartelería que indique que “el consumo excesivo de sodio es perjudicial para la salud” y obligan al local a contar con condimentos sin sodio o con bajo contenido. Este lunes la IM y Cambadu —Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay— firmaron un convenio para promover el desarrollo de formas de condimentación de las comidas con menor uso de sal de sodio. Las medidas van alineadas con la “estrategia nacional en salud” del MSP, que llegó a un acuerdo con Ciali y con el Centro de Industriales Panaderos para la reducción progresiva de sal en el pan, entre otras medidas. En Uruguay el consumo de sal de sodio alcanza 9 gramos por día por persona, mientras que la recomendación es 5. La hipertensión afecta a más de 30% de la población pero muchos no lo saben y no se controlan adecuadamente, informó Anzalone.
Industria.
Las empresas del rubro alimentos están trabajando en el desarrollo de productos más saludables desde el 2008, antes de las recientes regulaciones uruguayas, dijo a Búsqueda el vicepresidente de Ciali, Juan Pablo Speranza. Ha sido una “preocupación de la industria generar alternativas para celíacos, diabéticos, etcétera”, aunque apuntó que “siempre se puede hacer más”. Hace tres años se conformó la Unidad de Innovación en Tecnología de Alimentos, integrada por la Ciali, Fundaquim (Fundación para el Progreso de la Química), el Latu y la Universidad Autónoma de Barcelona, un ámbito que articula esfuerzos para el desarrollo de nuevos productos. Igual Speranza reconoció que “falta tiempo para poder acompasar los cambios” que a nivel de regulación exigen las autoridades del MSP y la Intendencia, aunque el sector “está tratando de estar al día”.
Ciali redujo 9.000 toneladas de azúcar en los productos de cereales entre 2003 y 2011. “Un período largo”, según Lasus, pero que se debe al ajuste de sus fórmulas, “que llevan tiempo” para que el alimento sea “igualmente apetecible” y no modifique su costo de venta. En cuanto a las grasas en galletas y chocolates, 380 productos se reformularon para América Latina.
Speranza opinó que a menudo “se enfatiza la responsabilidad de la industria cuando no es el 100% del problema, es multicausal”. Anzalone coincidió en que la industria no es “única responsable” y que es necesario continuar educando sobre alimentación saludable y actividad física.
Sanos.
La Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) financió iniciativas de la industria para ofrecer productos más saludables. La cooperativa Copagran recibió un subsidio del 70% (U$S 52.757) para desarrollar productos con harinas compuestas a base de cereales, leguminosas y oleaginosas con “valor nutritivo elevado”. El Frigorífico Centenario recibió el apoyo de U$S 38.904 (50% del proyecto) para modificar el contenido nutricional de sus productos y elaborar “frankfurters con fibras y Omega 9”. Además recibió apoyo para crear un “sustituto de grasa visible para la elaboración de embutidos” porque las grasas tienen un alto contenido energético y de colesterol. ANII también aportó para el programa de estilo de vida saludable de la empresa Frutícola Libertad y en total U$S 50.000 para el desarrollo de los productos Cook, que ofrecen kits de comida fresca con productos sanos listos para cocinar a bajo precio.
