—No, lleva 11 meses. Y por lo que me dicen los entendidos de la Justicia, tiene hasta 12 meses para citar a la parte denunciada. Pero no puedo esperar más. Se anunció la llegada al país del actual presidente del Partido Popular de España, Alberto Núñez Feijoo. Y siendo muy posible que sea el próximo presidente de España, no puedo permitir que se quede acá con la versión oficial, la del gobierno sobre lo que pasó en Casa de Galicia. Además, quedará en una situación muy incómoda cuando se sepa la verdad.
—Usted dijo en aquella conferencia de prensa que Salinas había mentido. ¿En qué mintió?
—Hubo una clara intencionalidad por todo su comportamiento. Tenía una idea preconcebida con Casa de Galicia. Por algo nunca recibió a la Junta Directiva y nunca la quiso visitar. Tampoco fue nunca a los eventos ni a la inauguración de ninguna de las áreas nuevas, que los técnicos del MSP calificaron como las mejores del país.
—¿Y qué intencionalidad cree que tenía el ministro Salinas para Casa de Galicia?
—Tengo que ir al resultado: intervenirla, liquidarla y venderla. Eso fue lo que sucedió. Yo quiero ver cuando el Parlamento conozca, cuando ingresemos la demanda al Juzgado, y vean los elementos probatorios. Se van a dar cuenta de lo que votaron de una manera express, en el mismo día. Nunca había visto una ley de liquidación así, de la que no hay ni actas ni grabaciones porque el ministro pidió que fuera secreta. Montó todo sobre la parodia y la deformación de los hechos, haciendo notar como que había hechos gravísimos que había realizado la administración o el presidente, en este caso yo, que soy el único denunciado. Porque además no ocultó lo que quería, que era perjudicar a mi persona, porque me hicieron la vida imposible para que no pudiéramos honrar los compromisos. Pedíamos adelanto del Fonasa, había que rogarles, y el último dijo que no lo firmaba. Eso del Fonasa es común y corresponde que toda institución lo pueda pedir. Todo el sistema, desde que se creó en 2007, funciona dando cesiones de Fonasa a futuro para hacer inversiones, para compra de material.
—Usted también pidió un fideicomiso de US$ 12 millones.
—Sí, pero esto del Fonasa es una cosa de la rutina, y lo negó. Y no me dejó pagar las obligaciones. Esa noticia la recibo en Madrid, volviendo de Galicia. Yo estaba en Madrid para cerrar la compra de puertas inteligentes para los quirófanos nuevos, estábamos en inversiones. A 48 horas de tomar el avión recibo la comunicación del actual presidente de la Junasa, Alberto Yagoda, diciéndome que el ministro había negado el adelanto del Fonasa, que era para pagar el Banco de Previsión Social (BPS). Lo que hay que preguntarse es si el comportamiento del ministro y de ASSE ha sido el mismo con todas las instituciones. Si es una casualidad que desde que está la nueva administración, el único que de pronto aumentó los contratos de servicios haya sido la misma institución, que al final de camino se quedó, en un remate donde prácticamente se presentó sola, con el edificio de Casa de Galicia.
—No la nombra, pero es el Círculo Católico, que accedió a un préstamo del Banco República para eso.
—En días, luego del remate, lo que es incomprensible. A grado tal que no se conoce antecedentes que se haga un pedido, que se sepa que va a ser beneficiado, y por un monto que no era necesario, porque el remate iba a ser con financiación incluida. Pero también el Evangélico hizo un pedido de préstamos, porque le iban a tocar socios de Casa de Galicia, antes de que se hiciese el decreto con los socios que le tocaban. La nota estaba en el BROU antes de la asignación que le tocaba. Lo curioso es que salió por mayoría, y los representantes de Cabildo y Frente Amplio se abstuvieron. A mí me hubiera gustado saber por qué.
—¿Era codiciada la estructura de Casa de Galicia?
—Ah, yo creo que sí. Por el mejor IMAE cardiológico del país, el más calificado, el que estaba calificado como IMAE de ACV. Teníamos un enorme potencial que los demás no tienen.
—Había un enorme potencial, pero también un enorme pasivo. Salinas habló de una deuda de US$ 10 millones con el BPS.
—Eso no es cierto. La deuda con el BPS era de tres millones, estaba financiada a 36 cuotas y se estaba con las cuotas al día. Y hasta el 26 de octubre no teníamos atrasos de ningún mes con el BPS.
—Pero después tenían otra serie de pasivos, más todas las denuncias de irregularidades que terminó haciendo el Ministerio de Salud.
—A ver si nos entendemos. Vamos por la inversa. El BPS estaba al día, en los 36 meses que estuve yo, con el pasivo financiado. Después, en los 36 meses que nosotros administramos, logramos refinanciar las obligaciones con todos los laboratorios. Cuando yo llegué pagamos más de un millón de dólares, bajando de la deuda histórica, por lo que gané credibilidad para ganar tiempo. Y con todos los proveedores al día. Con cheques, sí, pero no tuve una sola acción en 36 meses para cobrar alguna obligación en la Justicia, ni levantar ningún cheque sin fondos. Eso en mi administración. Cada vez que hablaban de Casa de Galicia hablaban de los veinte años, ¡pero vos tenés que hablar de los tres años que llevé yo!
—¿Cuánto pudo amortizar de la deuda que tenía Casa de Galicia?
—Yo llegué y la institución perdía entre 700.000 y 800.000 dólares por mes, eso es lo que aumentaba de déficit; cuando me desplazan estábamos en 300.000, 350.000 dólares.
—Cuando usted asumió también pidió un fideicomiso por unos US$ 24 millones, que se aprobó en 2019.
—Fue de menos, de unos US$ 19 millones. Yo me encontré con ese pedido que se había hecho en 2015. Entré y estaba esperándome. En realidad, se habían pedido unos US$ 15 millones y hubo que aumentar el monto para poder normalizar las cuentas de lo que se debía. No tuvimos libre disponibilidad del dinero ni tampoco había mucho para utilizar en nuevas cosas. Tal es así que nosotros solo usamos 1,4 millones para compra de equipamiento, que fue lo que usamos para la compra de la Clínica Leborgne. Eso fue como si los hubiese degollado. No estaban preparados intelectualmente para eso, es una jugada que no podían imaginar. Casa de Galicia pegó un salto de visibilidad positiva, cambió el rumbo. Y en la Junasa, quienes asesoraban al expresidente Luis González Machado decían que yo estaba haciendo un mal uso de los dineros del fideicomiso. Decían que estaba usando la plata para otra cosa. ¡Es grave que se diga eso! Ahí yo me voy a la Presidencia de la República y solicito que se le haga una auditoría a Casa de Galicia por gente externa al ministerio.
—¿Esto cuándo fue?
—En setiembre de 2020, con el nuevo gobierno. Y el nuevo gobierno le da instrucciones al presidente del BPS, Hugo Odizzio, quien plantea la creación de veedores para los que tomamos fideicomiso en el país: Casmu, La Española y Casa de Galicia. Eso porque había denuncias subterráneas en contra de que podríamos haber hecho cualquier cosa. No sé cómo los eligieron. Pero a Casa de Galicia le tocó el doctor Luis Fraschini y el contador Jorge Pereira, dos personas de trayectoria e intachable proceder. Eso me dio tranquilidad. Entonces, dije: “que saquen la foto”. Bueno, cuatro meses estuvieron para sacar la foto. Estudiaron peso por peso, ocho horas por día dentro de la institución.
—¿Y qué foto sacaron?
—Un informe completo de cómo fue el manejo del fideicomiso. Eso chequeado con la fiduciaria Afisa. Esa es la prueba objetiva, técnica y legal de que hubo un proceder cristalino y transparente. Al decir de ellos en el final, tampoco era pensable que pudiera hacerse muchas cosas. Entonces ahí, en ese mismo momento, cuando termina el informe, y después de casi un año de conversaciones con el Banco Santander, logré que me diese por nota que me respaldaban en un crédito de US$ 12 millones en el plazo que precisaba para lograr la modernización. Además, me sacaba las deudas privadas. Yo me presento en junio al Ministerio de Economía para hacer ingresar el expediente de pedido de fideicomiso, con todos los detalles, todo auditado. Me presento en el ministerio porque González Machado me pide que se lo mande a él y yo le dije que a toda la Junasa sí, pero él solo no. Él insistió que se lo mandara a él y le dije que no. Me dijo, y lo tengo escrito, que no lo recibía y que si quería lo presentara en el Ministerio de Economía.
—Y lo hizo.
—Sí. Y después le mandé una copia a González Machado. ¿Por qué no se lo mandé a él en mano antes? Porque podía desaparecer una hoja, un capítulo, ya no había confianza de nada... Si habían dicho y hecho un informe en diciembre de 2020 negando que yo había hecho una asamblea representativa como marca el estatuto para comprar la Clínica Leborgne. Habían dicho que era un negocio raro, personal, para mí. Y el que me adelanta que había un informe así, en el Senado, fue un señor llamado Guido Manini. Y yo tenía en mi cartera actas de la Asamblea, que fueron presentadas en la Junasa.
—Usted hace el pedido de fideicomiso de US$ 12 millones, el proceso formal.
—Lo presento en Economía, se lo da a la Junasa, y esta, para sacarse el tema de arriba, se lo da a los mismos técnicos, a los veedores, para que lo analicen. Y como ya conocían el tema, el informe les duró menos de 30 días. Ese informe de los veedores, y el otro, con el financiamiento del Santander, fueron declarados automáticamente confidenciales por el MSP.
—¿Y qué decían esos dos informes?
—Esos informes los consigo más adelante. Y ahora viene el tema. Los informes de los veedores terminaron en los últimos días de julio y los primeros de agosto. Cuando pido tener acceso a ellos me los niegan. Entonces pido acceso a la información pública y exijo los dos informes. Me convoca el doctor González Machado para supuestamente entregarme los informes de los veedores. Cuando me presento, con escribana, me retiro creyéndome que me llevo los dos informes. Cuando los leo, veo que corresponde a los informes sobre el fideicomiso y no sobre el proyecto de inversión y el nuevo fideicomiso. Hago que la escribana vaya de nuevo a la Junasa y labre un acta exigiendo el otro informe. No me lo entregaron. Después renuncia González Machado a la Junasa. Pero antes hizo un informe desconociendo la existencia del contenido del informe de los veedores, recomendando la intervención de Casa de Galicia, junto con Fernando Blanco, director de Finanzas de Economía. Ahí quedé más convencido de que había hecho eso con mala intención, mandatado, porque no creo que sea iniciativa propia. El mismo día que me entregaba los informes de los veedores indicando que hice todo brillante. Pero en el informe por el cual justifica que se me mate, no hay una palabra sobre esto. En setiembre le reclamo a Yagoda, sin saber la existencia de ese informe condenatorio que González Machado había hecho, que venga a la institución. “Le prometo que voy a ir”. Nunca fue.
—¿Nunca fue?
—Nunca. Pasan esos días y tengo que viajar a Galicia. Es por varias cosas. Una de ellas es que iba toda la gente del puerto por el tema de la pesca y me había pedido el Poder Ejecutivo que ayudase.
—¿Cómo es eso?
—El Poder Ejecutivo me pide a mí a ver qué podía hacer por una licitación pública para el muelle Capurro, que se precisaban unos US$ 20, US$ 30 millones para terminar las instalaciones y que alguien operase con barcos de pesca. Aspiraban que fueran los barcos gallegos que pescaban en el Atlántico Sur. Me pidieron si podía preocuparme de lograr que se plantearan los intereses a los gallegos.
—¿Quién se lo pide?
—El secretario de Presidencia, Álvaro Delgado.
—Entonces, desde el gobierno, el mismo que decreta su intervención, le piden una “gauchada” para que los empresarios pesqueros gallegos se instalen en el país. ¿Eso es lo que hay que entender?
—Sí. Como consecuencia de esas gestiones, iba en setiembre la gente del puerto. Iba a ir el presidente Juan Curbelo, pero no pudo ir porque le metieron una denuncia, fue el vicepresidente, la gerente general, y yo los llevé allá y los contacté. Por eso es muy posible que los gallegos se instalen en Uruguay. ¡Lo hice yo! No falta nada para que inviertan.
—¿Y usted pensó que esto implicaba que el gobierno vería con buenos ojos un crédito para Casa de Galicia? ¿Se sintió traicionado de alguna manera?
—Entiendo que hubo un comportamiento desleal y con mala intención desde el gobierno. Ahora, tengo que pensar que el presidente tiene que haber sido sorprendido en su buena fe y engañado, como ahora pasó con Astesiano… Tengo que pensar que eso también le pasó con Casa de Galicia. Ahora voy a demostrar que le mentían.
—¿Y cómo lo va a demostrar, qué instancia sigue ahora?
—Tengo que esperar a que me citen para llevar las carpetas al fiscal. Eso para que pueda comprobar que los movimientos se hicieron por banco y por manera legal. Lo curioso es que quienes se precipitaron para crear una denuncia penal, nunca me preguntaron a mí sobre esos movimientos, pero tampoco le preguntaron a la Clínica Leborgne, del que Casa de Galicia era propietario del 51%. ¿No me preguntan a mí ni a ellos? ¿Nunca se interesaron por saber qué movimientos de dinero fueron ahí?
—¿Cuáles son los cargos en su contra?
—Que me pude haber quedado con dinero, que no está, que me los llevé. ¡Una cosa demencial! ¡Que tomé decisiones de compra sin consultar! ¡Si los movimientos son bancarios! Pero eso lo tiene que ver el fiscal y yo no puedo dar detalles.
—Mientras Presidencia le pedía un favor, el MSP decretaba una intervención con desplazamiento de autoridades, ¿a qué lo atribuye?
—El tema es así: se hacía lo posible y lo imposible para que incumpliese las obligaciones de Casa de Galicia. Si tenía que pagar el día 23, el ministro firmaba la cesión del Fonasa el 23 o 24 para que se me cayera el convenio. Si no pagaba, el convenio caía el mismo día. Eso lo hacía el ministro.
—¿Con qué intereses?
—Eso lo tiene que decir el ministro, yo digo las consecuencias. Si él benefició a alguien, y si ese alguien siempre fue el mismo, estará la respuesta al nivel que tenga que darse. El sistema político fue sorprendido en su buena fe, porque cuando votaron no tenían estos detalles. Si todo esto pasó mientras yo estaba lesionado, con una operación de corazón, y todo se desarrollaba a velocidad de vértigo. Los médicos no permitían ni que hablase.
—¿Qué opinión le merece la renuncia de Salinas el próximo marzo?
—Él sabrá que iba a salir públicamente. No digo que esté preocupado porque lo que hizo ya lo hizo. Lo que sí voy a demostrar es que él no es inocente.
—¿Pero usted ata la renuncia de Salinas a lo que pasó con Casa de Galicia?
—No sé, que lo conteste él. Pero se tiene que ir muy lejos.
—Más allá del ministro, ¿está decepcionado con alguna otra figura del gobierno?
—Las razones personales que yo pueda tener o sentir, con los actores al más alto nivel, preferiría reservarlas para la intimidad, y capaz para el libro que voy a escribir. Y en ese libro van a estar todos los detalles de Casa de Galicia. Yo no pedí nada. Yo tenía un apartamento en Galicia, vivía seis meses acá y seis allá. Yo estaba dedicado a mis hijos y nietos, por primera vez no saqué lista, no fui suplente o titular en nada, para dedicarme a Casa de Galicia. Y no contaminar un objetivo espiritual. ¿Y me hacen un daño a este nivel? ¿A la institución? ¿La quieren adornar con qué? ¿Con irregularidades mías? ¿A los 70 años me convierto en un tarado? ¿Quiero tener un auto más? ¿Un apartamento más? ¿Qué me quieren asignar? ¡Encuentren una mancha mía, en 70 años! ¿Voy a hacer pavadas? Se metieron con el jugador equivocado… y quedé vivo. Si la apuesta era que la quedara en el quirófano…
Información Nacional
2022-11-03T00:51:00
2022-11-03T00:51:00