“El pozo artesiano —dice Wikipedia— es aquel tipo de manantial o pozo que comunica con un acuífero cautivo de agua, estando el nivel piezométrico del líquido por encima del nivel freático”.
“El pozo artesiano —dice Wikipedia— es aquel tipo de manantial o pozo que comunica con un acuífero cautivo de agua, estando el nivel piezométrico del líquido por encima del nivel freático”.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl pozo astesiano es otra cosa. Y, aunque todavía no está en Wikipedia, ya lo estará. Pero en estos días, nadie precisa que se lo expliquen, ni se lo definan.
Fortunato, como cualquier oriental, del pelo que sea, se pasó los últimos días hablando con su familia y sus amigos del pozo de aguas turbias y fangosas con el que hemos titulado esta columna.
A cada rato los informativos agregaban más y más datos de este personaje que tuvo la guardia personal y familiar del presidente bajo su custodia, salvo las horas que destinaba a las rentables actividades que lo han llevado a la sombra, que parece que eran unas cuantas. Uno se preguntaría si “trabajaba” full time en el negocio de los pasaportes rusos, y después hacía horas extras en la custodia presidencial. En fin.
Sentado en su sillón tras la cena, con la copa de vino por la mitad (pero no era la primera, era la segunda), Fortunato esperaba el informativo de cierre para saber cuántos enjuagues más le habían descubierto al siniestro personaje.
—Además de una caja llena de partidas falsificadas —dijo el informativista—, la policía encontró sellos de la Dirección de Migraciones, actas notariales en las que se decía, por ejemplo, que el señor Sergei Truchovich era nieto de don Braulio Pérez, y el señor Ruslan Mentirovsky era nieto de don Juan Fernández, así como doscientos cincuenta mensajes de WhatsApp en los que el hombre aseguraba que ya había hablado con tal y cual en la oficina que te dije, y que ya estaba todo arreglado para que fueran a hacer la gestión, y la semana siguiente cobrar las cincuenta lucas por el documento nuevo —concluyó el notero.
Fortunato, a quien el sueño lo iba invadiendo, no podía sin embargo creer lo que estaba viendo y escuchando, en uno de los episodios más bizarros de la vida institucional del país en los últimos tiempos. —Ni el escándalo de Sendic me impresionó tanto —barruntó para sus adentros.
—A último momento se informa —dijo la tele— que hay nuevas evidencias que se agregan al cúmulo de macabros hallazgos en esta causa.
Pero Fortunato ya tenía los ojos casi cerrados.
—Se sabe ahora —dijo el locutor— que el hombre tenía en el piso 4 de la Torre una oficina que funcionaba las 24 horas del día. Él ya había arreglado para que, durante la noche, uno de sus socios ingresara a la oficina para atender a los clientes que venían a gestionar sus documentos entre medianoche y las seis de la mañana, cuando el titular llegaba a hacerse cargo de su trabajo. Se desconoce cómo se las había ingeniado para mantener esa oficina abierta en ese horario, pero se presume que contaba con una cadena de contactos que le facilitaban la tarea. Las cámaras de seguridad registraron la entrada nocturna de no menos de doscientas personas en las últimas semanas, que ingresaban a la Torre, y salían minutos más tarde, sin que a nadie le sorprendiera. También se descubrió —prosiguió el informativo— que el hombre tenía instalada una sucursal frente al Aeropuerto de Carrasco, que funcionaba asimismo las 24 horas del día. Allí trabajaban varios expolicías en retiro, alojando a los viajeros que llegaban en aviones privados a la pista auxiliar del aeropuerto, pasaban por la sala VIP, y cruzaban caminando hasta este centro de atención a los postulantes a pasaportes falsos, que funcionaba bajo la fachada de Oficina de Acogida a Viajeros Rusos sin Documentación. Allí se alojaba a los viajeros en confortables suites, se les atendía con un servicio de catering de primera, se les permitía el uso de un spa de lujo, y se les conducía luego a la Torre de plaza Independencia en camionetas 4 X 4 sin matrícula identificatoria, para la continuación de sus trámites —afirmó el locutor.
Fortunato creía estar soñando o, mejor dicho, viviendo una pesadilla. Pero el rollo no se detenía.
—Se informa asimismo —dijo la tele— que hubo dos viajeros que fueron filmados por las cámaras de seguridad externas del aeropuerto al entrar en la supuesta oficina, pero no se los volvió a ver salir. Se están realizando movimientos de tierra en los fondos de la curiosa instalación, en procura de ver si los mismos se negaron a pagar la factura de la nueva documentación, y fueron ultimados y enterrados por no haber cumplido con las exigencias de los gestores. Se encontraron asimismo, en las instalaciones del curioso local, copias de ochocientos treinta y dos pasaportes falsos expedidos por esta banda criminal, pertenecientes a otros tantos ciudadanos ruso-uruguayos, los que se desplazan por toda América Latina de un lugar a otro, en actividades que se procura averiguar, pero las que se descarta que se trate de turistas ávidos de conocer el continente americano. Todos sus movimientos están registrados en las computadoras de la “oficina”, con fechas de entrada y salida de los respectivos destinos. Interpol está siguiendo las respectivas pistas, para desentrañar este complejo misterio.
Fortunato se dio por vencido. Se despertó, y comprobó que se había dormido buena parte del informativo. Pero se desveló, y no tenía sueño.
Decidió cambiar de canal, y poner una serie de dibujitos animados que está haciendo furor en estos días. Se llama Desprolix en el país de los charrúas.