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Fernando Pereira, además de ser el principal representante del PIT-CNT y un militante del Frente Amplio (Vertiente Artiguista), es un reconocido católico. Si bien la fe cristiana choca con las ideas de buena parte de la izquierda —sobre todo la más vinculada al marxismo—, en los últimos años el dirigente volvió a encontrar en el Vaticano un apoyo para defender su pensamiento “sin vergüenza”.
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“Me siento muy afín a todo lo que ha dicho el papa Francisco, recontra afín. Yo podría en un discurso sindical decir las cosas que dice el papa Francisco y la tribuna me aplaudiría de pie”, aseguró Pereira en una entrevista concedida al programa Ser Feliz del canal de televisión web ICMtv, de la Iglesia católica de Montevideo.
En la nota publicada el 18 de agosto, el sindicalista cuenta que, aunque no abandonó el cristianismo, en determinado momento dejó de ver a la Iglesia como “el instrumento para transmitir esos valores”. En los últimos años, el discurso de Francisco y “muchas partes” del de Daniel Sturla, el cardenal y arzobispo de Montevideo, renovaron su fe en la institución. “Puedo defender lo que pienso sin vergüenza, porque hay alguien que en el Vaticano se para del lado de los pobres y de los débiles siempre, sin dudarlo”, dijo.
En el discurso del Papa, Pereira vio “una ayuda importantísima para las luchas sociales allí donde se están desarrollando”. Como ejemplo, sostuvo que es “la persona más centrada” que ha escuchado “hablando sobre el conflicto venezolano”.
Lo que le ocurre con Francisco y, en parte, con Sturla no es nuevo para el dirigente. En la entrevista se refirió al trabajo de Rubén Isidro Alonso —conocido como Padre Cacho—, al del sacerdote jesuita Luis Pérez Aguirre —apodado Perico— y al de “cientos de curas que tuvieron un compromiso imponente” con la sociedad.
“Me parece injusto con la historia no colocar a esos personajes como parte de nuestra historia, como parte de nuestro crecimiento como nación”, dijo.
En el mismo sentido, sostuvo que hay “un papel” de la Iglesia que a veces queda “muy escondido o muy subterráneo”. Recordó su adolescencia, cuando el régimen militar seguía de cerca la actividad de las iglesias y a los jóvenes que se reunían en ese entorno.
“Se consideraba que en las iglesias se estaban organizando grupos sociales de resistencia a la dictadura, y por suerte se consideraba bien. Es verdad que la Iglesia jugó un papel destacado en la resistencia a la dictadura”, reivindicó.
En particular, destacó el trabajo de las iglesias Tierra Santa (8 de octubre y Garibaldi) y Conventuales (Canelones y Héctor Gutiérrez Ruiz), y de la capilla de su barrio Jacinto Vera. “Se organizó buena parte de la resistencia social y política, y sin preguntarle a nadie qué iba a votar ni quién era”, contó.
Como otro hito del vínculo entre la religión y la lucha social, recordó que el Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT) se conformó en la Acción Sindical Uruguaya, que era una corriente sindical de origen cristiano. “El cristianismo en el Uruguay ha jugado un papel central”, resumió.
Para Pereira uno de los motivos principales por los que ese rol pasa desapercibido es la omisión de la propia Iglesia. “Creo que la Iglesia no se ha encargado de reconocer este papel”, opinó.